Los votantes de Vox aprueban el plan de Trump para Ucrania pero temen su política arancelaria
Santiago Abascal trata de convencer a sus simpatizantes de que los aranceles a España son culpa de Pedro Sánchez

El líder de Vox, Santiago Abascal, posa junto al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en la CPAC de 2024.
Vox se encuentra en una encrucijada a la hora de justificar su adhesión al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, cuyas decisiones están sacudiendo al mundo en general y a Europa en particular. Los votantes del partido que preside Santiago Abascal se encuentran preocupados por cómo la vuelta del magnate norteamericano a la Casa Blanca va a afectar a la economía española, pero, por otro lado, aprueban su plan de paz en Ucrania, que consiste en negociar con Rusia para acabar con la guerra sin contar con la Unión Europea.
Así se extrae del último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), relativo al mes de febrero, que señala que el 62,7% de los votantes de Vox cree que la presidencia de Trump afectará «de forma negativa» a la economía por su política arancelaria, frente a un 33,6% que cree que será «positiva». Un temor que es aún más acentuado entre los simpatizantes de otros partidos.

Fuentes cercanas a la dirección nacional de Vox consideran que el «clima de preocupación» se debe a que «los medios han bombardeado a los españoles con la idea de los posibles aranceles que podría ser que pusiera Trump a determinados países», pero enfatizan que si estos llegan a España es por la «abierta hostilidad del Gobierno, sus socios e incluso el principal partido de la oposición hacia la nueva administración estadounidense». «Con Vox sería otra cosa», abundan, en alusión a cómo su buena relación diplomática ayudaría a negociar con la Casa Blanca.
Sí al Trump para Ucrania
En cuanto a la propuesta del presidente de Estados Unidos para la resolución del conflicto bélico en Ucrania, consistente en la negociación directa con Vladímir Putin y Volodímir Zelenski excluyendo a la Unión Europea, el 27,4% de quienes votaron a Santiago Abascal el 23 de julio de 2023 dice estar «muy de acuerdo», y un 35,6% «bastante de acuerdo». En total, un 63,1% de simpatizantes de Vox la aprueba, frente a un 31,2% que la desaprueba.

Fuentes de Vox enfatizan: «Donald Trump tiene una idea a la que nos adherimos, que es la de acabar con el totalitarismo de las ideologías woke»: «Y no solo nos adherimos, sino que lucharemos codo a codo con él por esta revolución del sentido común». Pero también tiene otra idea que comparten, que es la de que «Europa se ocupe de proteger lo suyo o perezca en la irrelevancia».
Pese a las críticas recibidas por su adhesión a Trump, desde Vox se despachan resaltando que es «un magnífico aliado», pero aclaran: «No es nuestro jefe». «Los estadounidenses defenderán sus intereses, igual que los españoles deberíamos defender los nuestros», añaden. En este sentido, los grupos que componen Patriotas, el tercer grupo del Parlamento Europeo que está presidido por Santiago Abascal, han encontrado en el mandatario norteamericano un referente «soberanista».
Más Trump
En la cumbre patriótica celebrada el pasado 8 de febrero en Madrid, Abascal respondió a las críticas de la Unión Europea a su política arancelaria sosteniendo que «el gran arancel es el Pacto Verde y los impuestos confiscatorios de Bruselas». «Los aranceles que nos preocupan son los de aquí», aseveró hace días el portavoz nacional de Vox, José Antonio Fúster, que ironizó: «¿Los pescadores tienen problemas para faenar por culpa de Trump? ¡Ah, no! Que es por Bruselas…».
En definitiva, la apuesta de Vox por Trump es total. Una apuesta que, a priori, no les pasará factura por el plan de paz del presidente de Estados Unidos, pero que podría perjudicarles si finalmente impone aranceles a España y los conservadores no hacen suficiente «pedagogía» sobre por qué la culpa es de Pedro Sánchez. Es previsible que Santiago Abascal utilice su intervención este jueves en la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), el cónclave republicano que se celebra todos los años en Washington, para insistir en un mensaje que necesita que cale.