Quién es quién en el «grupo acelerador» que pedía comisiones del 20% en nombre del PSOE
Este colectivo se encargaba de agilizar la adjudicación de contratos públicos a empresarios a cambio de una comisión

Miembros del «grupo acelerador» | Alejandra Svriz
Un empresario, entrevistado en exclusiva por THE OBJECTIVE, ha destapado la existencia de un «grupo acelerador» formado por miembros de la trama Koldo. Este grupo se encargaba de agilizar la adjudicación de contratos públicos a empresarios específicos a cambio de una comisión. Según su testimonio, el objetivo de las reuniones era «básicamente acelerar proyectos con la Administración y luego, recibir una comisión por ello». Esta comisión, que oscilaba entre el 15% y el 20%, siempre según la versión de los implicados, era supuestamente para el PSOE, aunque el entrevistado señala que podría haberse dirigido a otros actores. En cualquier caso, se afirmaba que una parte del dinero recaía sobre la persona que actuaba como intermediario, quien se quedaba con una porción del proyecto.
Los miembros del grupo jugaban papeles bien definidos dentro de la operación: el constructor Pepe Ruz, «el recaudador»; Israel Pilar, el enlace entre los empresarios y el grupo; Víctor de Aldama, «el comisionista»; José Luis Ábalos, «el personaje»; y Koldo García, la puerta de entrada hacia Ábalos. Fuera del círculo principal, sobresalían personajes como Santos Cerdán, actual secretario de Organización del PSOE, y Víctor Ábalos, hijo del exministro de Transportes.
Pepe Ruz, «el recaudador»
Pepe Ruz, dueño de Levantina, Ingeniería y Construcción (LIC), lideraba la trama. Con una estrecha relación de amistad con el exministro Ábalos, Ruz gozaba de plena confianza por parte de este. Según el testigo, Ruz y Ábalos eran amigos de la infancia, pese a que Ruz es originario de Granada. «Eran muy amigos, ambos de Valencia, y se conocían desde pequeños», explica. Ruz era la figura encargada de reunirse con los empresarios interesados en adjudicaciones públicas y de pedir las comisiones a aquellos que buscaban agilizar sus trámites con la Administración. Era el acceso directo al ministro de Transportes del Gobierno.
Israel Pilar, «la llave»
Antes de llegar a Ruz, existía una fase previa, la de «conseguidor» o facilitador de contactos. En este papel desempeñaba una función crucial Israel Pilar, presidente de Sortis SL, quien, según fuentes del entorno, tenía estrechos vínculos con los servicios secretos israelíes. Pilar, que disfrutaba de una gran confianza por parte de Víctor de Aldama, era conocido dentro de la organización por ser «la llave» para acceder a los fondos públicos.
La UCO interceptó varias conversaciones que mencionaban a Pilar como el «primer eslabón» de la trama en los negocios relacionados con las mascarillas. No obstante, no fue hasta el distanciamiento entre los principales miembros del grupo cuando se empezaron a señalar las implicaciones de Pilar en otros negocios del entramado. Las reuniones del grupo se celebraban en dos lugares clave: la sede de Sortis, en la madrileña calle de Goya, y un restaurante cercano, La Tragantía, en el barrio de Chamartín, donde los involucrados se encontraban con regularidad.
Víctor de Aldama, «el comisionista»
Víctor de Aldama, conocido como el «comisionista», tenía un papel similar al de Israel Pilar, pero con un enfoque distinto. Se encargaba de introducir a los empresarios interesados en las adjudicaciones públicas, ejerciendo de «comercial» de la red. Según el testigo, Aldama y Ruz mantenían una relación tensa, ya que ambos competían por el mismo puesto dentro de la organización. A diferencia de Ruz, Aldama no solía asistir a las reuniones del restaurante, pero su nombre se mencionaba frecuentemente debido a su condición de consejero en Globalia tras el rescate de Air Europa. Su rol como enlace entre la administración y los empresarios le generaba una comisión adicional, que variaba en función de los proyectos que se «aceleraban».
José Luis Ábalos, «el personaje»
José Luis Ábalos, exministro de Transporte, era la figura que daba credibilidad al negocio. Se le conocía como «el personaje», ya que su rostro y nombre daban fiabilidad a las negociaciones del grupo. Según el testigo, la presencia del exministro era esencial para los empresarios que acudían a la trama, ya que su condición de miembro del Gobierno proporcionaba una sensación de seguridad y legitimidad a los negocios que se gestaban. «Él desempeñaba el papel de darle credibilidad al grupo», asegura el empresario, que lo conoció personalmente.
Koldo García, la antesala de Ábalos
Koldo García, asesor de Ábalos, tenía la función de ser el enlace directo entre los empresarios y el exministro. Era el que se reunía con los empresarios, escuchaba sus demandas y les planteaba soluciones previamente acordadas con Ábalos. García se encargaba de coordinar los encuentros y llevar a los empresarios al ministerio adecuado, actuando como un intermediario clave dentro de la trama.
Santos Cerdán
Fuera del círculo inmediato, Santos Cerdán, actual secretario de Organización del PSOE, jugaba un papel importante al recibir los informes sobre las actividades del grupo acelerador. Koldo García, mano derecha de Ábalos, le reportaba diariamente sobre las operaciones y solicitaba su autorización para avanzar en nuevos negocios. Según el testigo, siempre que surgía una nueva oportunidad, García se refería a Cerdán como la persona con quien debía consultarlo.
Víctor Ábalos, el hijo
Víctor Ábalos, hijo del exministro, tenía una presencia menos destacada en las reuniones del grupo acelerador. Sin embargo, según las fuentes, José Luis Ábalos le había asignado un papel de «representación», lo que generaba algunas tensiones dentro del grupo. Las disputas entre Víctor de Aldama y Ábalos surgieron en parte porque Aldama en ocasiones se hacía pasar por el hijo del exministro para llevar a cabo ciertos negocios, lo que provocó enfrentamientos por la confusión en torno a los papeles de cada uno dentro de la organización.
Este complejo entramado, que operaba bajo la apariencia de una estructura empresarial, revela la trama de intereses y negociaciones ocultas entre políticos, empresarios y otros actores clave con el objetivo de obtener beneficios a través de la adjudicación acelerada de contratos públicos.