María Dolores de Cospedal: «Dan miedo y tristeza los ataques a la Justicia y a la libertad»
La exministra de Defensa analiza la situación política de España y su papel en el difícil contexto internacional actual
María Dolores de Cospedal (Madrid, 1965) no se prodiga en los medios de comunicación desde que decidió dejar la política en noviembre de 2018 y volver a la abogacía. En esta ocasión, ha aceptado analizar en THE OBJECTIVE el momento político actual en España y su posición en el contexto internacional. La compleja situación de la Defensa y la Seguridad en Europa es el motivo que explica su reaparición pública junto al presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, en una reunión junto a otros exministros de Defensa y Asuntos Exteriores de esta formación política.
PREGUNTA.- Tras ocupar cargos de mucha relevancia –consejera de Transportes de la Comunidad de Madrid, subsecretaria de Interior y de Administraciones Públicas, senadora, presidenta de Castilla-La Mancha, secretaria general del PP, diputada y ministra de Defensa, regresó a la actividad privada–, ¿cómo ha cambiado la política que dejó y la que hay ahora?
RESPUESTA.- Noto una gran diferencia en algo que es sustancial. Que los temas importantes parece que no son los que importan hoy en la política y que lo que le importa de verdad al ciudadano es de lo que no se habla. Estamos en un mundo donde la superficialidad yo creo que impera completamente. En eso ha cambiado y ha cambiado mucho, lamentablemente.
P.- ¿Quizás ha cambiado el tono, la relación entre los partidos, la polarización que lo ha distorsionado todo?
R.- Cuando uno está en política y pretende sacar rédito político a costa de provocar siempre el enfrentamiento con el contrario, al final, acaba pasando que la política se convierte en un cruce de insultos. Y eso es, parece, lo que pretenden algunos. Ahora algunos hacen política, no para ganar el afecto de los electores para que te voten a ti, sino para ganar el odio de los electores para que no voten al otro y, en consecuencia, te den a ti. Pero generar odio, puede ser fácil, y también generar rencor, pero no llega a nada. Eso es muy peligroso y se está fomentando muchísimo desde hace unos años.
P.- Vivió el nacimiento de la nueva política: Ciudadanos, Podemos. Al cabo de los años, uno ha desaparecido y el otro cada vez tiene menos apoyos. ¿Alguna vez pensó que quedarían en nada?
R.- Lo que se observaba al principio es que eran partidos que nacían, no con una intención de permanencia, sino al socaire de unas necesidades muy concretas, en un momento muy concreto y sin ninguna base ideológica. Había personas que eran muy populares y creían que la popularidad lo cubría todo. Y eso no es un partido político. Pero al final, cuando las personas dejan de ser tan populares o cuando desaparecen de la escena por múltiples motivos, no saben aguantar momentos desagradables.
«La división de poderes y la libertad de expresión están siendo atacados»
P- Cuando dejó la política volvió a la abogacía y montó un despacho. ¿Cuál ha sido su actividad en estos años?
R.- Cuando dejé la política, volví a la abogacía porque es mi profesión. Tras el paso por un despacho internacional, monté mi propio despacho, que es mi trabajo. Yo soy abogada del Estado en excedencia, trabajo como abogada y estoy muy contenta de poder haber vuelto a mi profesión. Y ese es un signo importante también en la política. Es necesario poder tener una profesión a la que volver. Siempre pensé que en política hay que estar, pero que también tienes que ser capaz de no estar y de ofrecer otras cosas a la sociedad, desde otros puestos y desde otros lugares que no tienen por qué ser necesariamente públicos.
P.- La Justicia está viviendo un momento muy convulso, con ataques muy duros del Gobierno y sus socios. Supongo que, como abogada, le provocará una cierta tristeza.
R.- Es una tristeza ver cómo pretenden degradar las instituciones en tu país. Cuando uno cree, y ese es mi caso, en la democracia y en la división de poderes y estás observando que hay constantes ataques al Poder Judicial, no solo da tristeza, sino que da miedo. Da miedo porque la división de poderes es fundamental en una democracia, tan fundamental como la libertad de expresión. Y creo que ambos principios están claramente siendo atacados.

P.- En el año 2023, fundó el Instituto de Liderazgo Político. ¿Qué cree que puede aportar, desde su experiencia, a aquellos que quieren entrar en política?
R.- Lo lancé después de mi experiencia en política y observar cómo había muchas personas que, teniendo mucha capacidad, necesitaban una formación más allá de una carrera universitaria. No pretendemos ser una Facultad de Ciencias Políticas, ni una Facultad de Derecho, ni de Economía, ni nada por el estilo. Está enfocado a la gente que se acerca a la política o que ya está y quiere formarse más. También para aquellos que desde el mundo privado quieren tener relaciones con la administración, saber cómo funciona España y tener una visión completa de la actividad pública. Ese es el interés, ayudar a que los que están en política puedan hacerlo cada vez mejor. Esa era una especie de deuda con la sociedad que yo pensé que podía tener.
P.- En su vida política, por las circunstancias que le tocó vivir, tuvo mucha exposición ante los medios de comunicación y siempre dio la cara. Ahora, que se cuestiona tanto a los medios y a los periodistas, ¿qué piensa de los ataques a la libertad de expresión?
R.- Yo creo que, junto con la división de poderes, la libertad de prensa es uno de los pilares de la democracia. Para que haya libertad de prensa tiene que haber libertad de información. Y para que haya libertad de información tiene que haber acceso a la información. Si desde los poderes públicos se veta el acceso a la información, si los políticos y los responsables públicos no contestan a las preguntas de los periodistas, si se veta a medios de comunicación, si se habla de medios de comunicación buenos y malos, se está poniendo en grave riesgo la democracia. Cuando uno está en una responsabilidad pública, es muy difícil contestar a todo. Muchas veces se expone uno completamente abierta a las preguntas de los periodistas, y sabe que puede salir bien o mal parado del intento. Yo creo que es pura sensibilidad política y el abecedario de un cargo público: ser transparente y contestar.
«Vetar a los medios, decir que quien habla mal de ti es fango, es una demostración de que no se quiere la libertad de expresión»
P.- ¿Y dar la cara ante los ciudadanos?
R.- Yo creo que va en la política dar la cara y esta es la responsabilidad de un cargo público, enfrentarse a las cosas y contestar a la ciudadanía, que no está para asentir a todo lo que se le diga, sin preguntar y sin hacer ninguna contestación ni mostrar ninguna discrepancia. Los ciudadanos quieren saber, queremos saber, y hay que contestarles, porque para eso nos han votado y a los que no nos han votado, también hay que contestarles. Yo creo que el no contestar a la prensa, vetar a determinados medios de comunicación, decir que cuando la prensa habla mal de ti, es fruto del fango; es una demostración de que no se quiere libertad de prensa y que hay muchas cosas que no se quieren contar.
P.- Una de las etapas más satisfactoria de su carrera política fue su responsabilidad como ministra de Defensa, que le permitió conocer la política internacional. ¿Piensa que la OTAN y la Unión Europea no han estado preparadas para hacer frente a los cambios derivados de la llegada de Trump a la Casa Blanca?
R.- Ya en el año 2014, la OTAN nos dijo a todos los estados miembros que teníamos que alcanzar un porcentaje de inversión en Defensa. Sin embargo, no es hasta mucho después cuando se ve esta necesidad. En la Unión Europea hemos tenido muchos años de bienestar, queríamos hacer muchas cosas, ser los campeones en energías verdes, evitar el cambio climático, tener una agricultura y una industria sostenible. Y nos hemos olvidado que todo eso lo hemos hecho sin ocuparnos de nuestra seguridad, porque había otros que velaban por ella. Por mucho que en todas las cumbres europeas de la OTAN se insistía sobre la obligación de cumplir con los compromisos económicos, muchos europeos no hemos cumplido y, entre ellos, España.
P.- ¿Qué hizo el Gobierno de Mariano Rajoy?
R.- España venía de una recesión económica muy grande, pero en el año 2018 el entonces Gobierno envió una propuesta de crecimiento del presupuesto en Defensa, que se hubiera cumplido en el año 2025. Luego llegó la moción de censura y esa propuesta no fue hacia adelante. Después llega la invasión de Ucrania por Rusia, que antes había invadido Crimea y todos miramos para otro lado. Todo el mundo se dio cuenta de que aquellos deberes no se habían hecho. La Unión Europea se da cuenta que tiene que saber defenderse. Y últimamente, con la llegada de Trump, la necesidad de esas inversiones son mucho mayores. Llevamos muchos años sin cumplir con nuestra obligación.

P.- ¿Es partidaria de crear un ejército europeo o de reforzar la OTAN con más inversión de los países miembros?
R.- Europa no tiene la capacidad económica ni tampoco la preparación para crear un ejército europeo, al menos en mucho tiempo. Creo que es muy importante mantener el vínculo atlántico y diferenciar lo que es un país de lo que es su presidente. La relación bilateral con Estados Unidos hay que mantenerla, no solo para España, también para Europa. ¿Qué tiene que hacer Europa? Incrementar nuestro gasto en Defensa, ser una fuerza potente como Europa dentro de la OTAN. Pero montar un ejército independiente, en estos momentos, ni es posible ni es realista.
P.- En el caso concreto de España, ¿cree que Sánchez será capaz de liberarse de esas ataduras de sus socios, Sumar y Podemos, que le maniatan para destinar más presupuesto a la Defensa?
R.- El Gobierno actual presentó una propuesta tras la última cumbre de la OTAN en Madrid, manifestando su compromiso de llegar a una inversión del 2% en el año 29. Y cierto es que esa inversión empezaba a crecer realmente a partir del año 27, el fin de la legislatura. El Gobierno lo tiene que cumplir y quizás en un porcentaje mayor porque es absolutamente necesario. Por otra parte, nunca hemos tenido un volumen de ingresos en España como el que estamos teniendo ahora. Nunca se han producido subidas de impuestos como las que se están produciendo ahora y nunca ha habido un gasto como el que está habiendo ahora. Quizás este es el momento de abordar esta necesidad.
«España ha seguido en los últimos años una política errática y eso hace que no te miren como un socio fiable»
P.- ¿Qué opina de la intención del presidente del Gobierno de aumentar el presupuesto en Defensa sin someterlo a la aprobación del Parlamento?
R.- El Parlamento es el representante de la soberanía nacional y tanto para aprobar un incremento en el presupuesto como, desde luego, y sin disculpa alguna para el envío de tropas, ha de dar su conformidad. De otra manera, no pueden enviarse tropas para nuevas misiones del tipo que sean ni para renovar las actuales cuando termine su plazo sin pasar por el Parlamento. Así se ha hecho siempre en la España democratica. Eso solo puede hoy hacerse en los regímenes políticos no sujetos a control alguno.
P.- ¿Cómo ve a España en el contexto internacional, cree que tiene un papel predominante o que ha perdido mucha fuerza respecto a lo que era hace años?
R.- Lamentablemente ha seguido en los últimos años una política exterior bastante errática y a veces de muy difícil comprensión para el que lo ve desde fuera y para los propios españoles. Eso hace que no te miren como un socio muy fiable en algunos ámbitos, y es un handicap para un país y para un Gobierno. Creo que esa fiabilidad la tenemos que recuperar.
P.- ¿Qué tiene qué hacer la Unión Europea y la OTAN para tener una posición de fuerza respecto a Donald Trump?
R.- En primer lugar, demostrar que es capaz de hacer esfuerzos para continuar con el proyecto de la Alianza Atlántica, que es una fuerza de defensa colectiva. Demostrar que es capaz de aportar todo lo que puede aportar. Es muy difícil que te den un sitio en la mesa cuando tú aportas muy poco. De esa manera se tendrán más posibilidad de influir en las políticas de la Alianza Atlántica y mundiales. Europa no puede renunciar a tener un papel importante en el ámbito internacional. El mundo y los intereses actuales de Estados Unidos se mueven desde hace ya tiempo hacia la zona de Asia-Pacífico, pero también es verdad que nosotros podemos demostrar que somos unos socios fiables. Somos un paso importante para Oriente Medio y para África. Con independencia de la relación actual y de lo que estamos viendo entre Trump y Putin, que en algún momento pasará, lo que ha sido la invasión de Ucrania, no pueden quedar sin respuesta.
«Feijóo está muy bien preparado para ser presidente del Gobierno, tiene muy claro cómo tiene que trabajar»
P.- En Alemania ha ganado la CDU y posiblemente haya un pacto con los socialistas. ¿La moderación es la fórmula que da estabilidad a los países de la Unión Europea frente a otras posiciones más extremas?
R.- La moderación siempre es buena para gobernar y recurrir a la polarización es algo muy malo. En nuestro país tenemos ejemplos lamentables de esa polarización. El mensaje de moderación, de que las cosas se pueden hacer sin enfrentarnos constantemente de una manera brusca y abrupta con el de enfrente, creo que es fundamental, y en algunos países como Alemania, dio muy buenos frutos. Pero claro, para que dos bailen hace falta que los dos quieran, y si uno no quiere, es muy complicado. Cuando esta situación se ha planteado en nuestro país, a pesar de las propuestas que se hicieron desde uno de los dos grandes partidos al otro para poder llegar a acuerdos juntos y gobernar conjuntamente, no se pensó en el país, se pensó en los intereses partidistas.
P.- En esta situación tan compleja, ¿dónde tiene que situarse Feijóo y el Partido Popular?
R.- Alberto Núñez Feijóo está muy bien preparado para ser presidente del Gobierno. Tiene muy claro cómo tiene que trabajar por su país. La situación en la oposición es muy difícil, porque cuando un Gobierno no quiere tener relación alguna con la oposición, es muy difícil que pueda tener alguna intervención, por muy propositiva que sea, como lo está siendo. Hay cuestiones que son de Estado, como la Defensa, la política internacional, la inmigración, donde los dos grandes partidos podrían llegar a acuerdos. Pero el Gobierno y el Partido Socialista prefieren solo hablar con sus socios de Gobierno, más que con la otra fuerza política que representa a la mayoría de los españoles.