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Celaá coloca a un subordinado de su embajada en Roma al frente de la Obra Pía

Inquietud en la Iglesia ante la posibilidad de que se lleve a cabo una desamortización del patrimonio inmobiliario en Italia

Celaá coloca a un subordinado de su embajada en Roma al frente de la Obra Pía

Isabel Celaá en un acto oficial en Roma. | Emb. ante Santa Sede

La delicada plaza de director para la gestión del patrimonio inmobiliario de la Obra Pía en Italia ya tiene dueño: el cargo lo ocupará Ignacio Marqués, actual canciller en la embajada ante la Santa Sede que dirige Isabel Celaá, según desvelan fuentes diplomáticas a THE OBJECTIVE. La Iglesia católica ha transmitido en los últimos años su temor de que el Ejecutivo de Pedro Sánchez ponga a la venta parte del patrimonio inmobiliario que esta institución tiene en el país transalpino.

Celaá abrió hace un año el melón más espinoso desde su llegada a Roma a principios de 2022 con la elección de un nuevo director para la Obra Pía en Italia. La legación diplomática anunció una convocatoria pública para recabar candidatos al puesto, que dejó vacante el abogado Raúl Sandoval tras ocho años en la Ciudad Eterna. La incorporación de Marqués es reciente, pues su nombre aún figura en el directorio de la embajada española ante la Santa Sede.

Los llamados establecimientos españoles en Italia son, en realidad, una persona jurídica sin ánimo de lucro, vinculada históricamente a la legación española ante el Vaticano. El órgano de gobierno de la Obra Pía es la Junta, integrada por siete españoles residentes en Roma -miembros solo a título honorífico y gratuito- y presidida en la actualidad por Celaá en calidad de Governatore. Dicho órgano es el que recopiló las candidaturas y eligió finalmente al nuevo director, el mencionado canciller, que ha trabajado a las órdenes de la embajadora en los últimos años.

THE OBJECTIVE preguntó hace unos meses a la Oficina de Información Diplomática (OID) por la persona elegida para dirigir la Obra Pía en Italia, ya que en la base de la convocatoria se indicaba que su incorporación sería efectiva a partir del 1 de agosto del pasado año. Desde el departamento de José Manuel Albares se respondió a este diario que el director de dicha institución «no es un cargo publicitario» y que «su designación corresponde a la propia Obra Pía y no a la Embajada». En todo caso, Celaá presidió la Junta que eligió a su subordinado.

La Obra Pía gestiona un importante patrimonio inmobiliario en Italia que en la actualidad permite a la Iglesia española cubrir sus necesidades eclesiales y caritativas en dicho país, sobre todo en la capital. Creada en 1840, coincidiendo con el declive de los Estados Pontificios y ante la posibilidad de una desamortización de bienes de la Iglesia por la aplicación de las nuevas leyes italianas, se nombró por primera vez un gobernador de las posesiones españolas en Roma y otras ciudades para custodiarlos. Desde el inicio, se eligió para ello la figura del embajador ante la Santa Sede.

De esta forma surgió la Obra Pía, una entidad sin ánimo de lucro y que se gestiona por sus propios medios, aunque está sometida a la tutela del Estado español. Su patrimonio es fruto de donaciones y fundaciones a lo largo de los siglos –fundamentalmente en el siglo XV- para la asistencia de los sacerdotes y peregrinos españoles en Roma. Dispuso de bienes también en diversas ciudades de Italia, como Nápoles, Turín, Asís y Loreto, pero en la actualidad solo administra posesiones en la capital y Palermo.

En 2008, cuando se fiscalizó su situación, era propietaria de 24 edificios en el centro histórico de Roma, con un total de 273 inmuebles (191 viviendas, diez oficinas, 66 locales comerciales y seis estudios). En la actualidad, la página web de Exteriores eleva a 25 el número de edificios y destaca la propiedad del panteón de los españoles en el cementerio de Campo Verano y de las iglesias de San Pietro in Montorio y de Santiago y Montserrat. En Palermo, gestiona dos edificios junto a la sede del Instituto Cervantes y las capillas de la Soledad y de la Virgen de Guadalupe en la Iglesia de Santa Maria degli Angeli.

Hace 20 años, por los alquileres en Roma se conseguían unos ingresos cercanos a los cinco millones de euros. La gestión de este patrimonio es la principal actividad de la Obra Pía y la renta obtenida por su alquiler es, en la práctica, «su única fuente de ingresos», según la web especializada Religión Confidencial.

Preocupación en la Iglesia

La figura del director de la Obra Pía es importante porque la Iglesia católica teme que el Ejecutivo quiera poner en venta parte de este patrimonio inmobiliario en la Ciudad Eterna. Precisamente, el desembarco de Celaá en Roma se vio en círculos eclesiásticos como un intento de llevar a cabo la «desamortización encubierta» de dichos bienes, que no se hizo hace casi dos siglos, según las fuentes consultadas por el citado portal.

La exministra de Educación llevó a cabo un proceso exprés de captación de currículos, de apenas 14 días, desde el 17 de abril del año pasado que se publicó la convocatoria de la plaza en la página web de la embajada española ante la Santa Sede hasta el 30 de abril, cuando concluyó el plazo de recepción de las solicitudes. ¿Qué se necesitaba para optar a dicho cargo? Tener una licenciatura, «conocimiento de italiano adecuado a sus funciones» y experiencia y competencia «probadas» en administración y gestión patrimonial, fiscal y tributaria, «en especial de patrimonio inmobiliario», así como de mantenimiento y rehabilitación del mismo. También se exigía «dirección y examen de contabilidad» y la «elaboración de inventarios de bienes», lo que sugiere que Celaá quería poner al día la situación interna de la Obra Pía en Italia.

Pedro Sánchez e Isabel Celaá en su última visita al papa Francisco en octubre de 2024. | EP

Además, se valoraría «especialmente la experiencia en el Sector Público», así como los conocimientos y competencia «en la gestión de temas jurídicos y regulatorios», en especial de temas contenciosos, derechos reales, obligaciones y contratos, así como en asuntos de «transparencia, cumplimiento normativo y rendimiento de cuentas». La permanencia en el puesto tiene una duración de cuatro años, prorrogables «únicamente por una sola vez», por lo que se puede extender hasta un máximo de ocho. En cuanto al sueldo, la retribución era incierta ya que se fijaría «en función de la trayectoria profesional, experiencia y circunstancias personales», según constaba en el anexo de la convocatoria.

Sandoval fue elegido en 2016 por el Gobierno de Mariano Rajoy gracias a su cercanía al entonces ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, quien le había colocado de asesor en la Comisión Asesora de Libertad Religiosa en 2014. Su elección estuvo envuelta en polémica, ya que el embajador español en aquel momento, Eduardo Gutiérrez Sáenz de Buruaga, intentó aprobar el nombramiento tres días antes de las elecciones generales del 20 de diciembre de 2015 pese a la oposición de varios consejeros, según publicó El País. A raíz de aquel suceso, se modificó el reglamento interno de esta entidad para dar publicidad al proceso de designación del nuevo director. El mencionado abogado logró a principios de 2020 que se le renovase en el cargo, con el Gobierno de coalición de PSOE y Podemos ya en el poder, gracias al estallido de la crisis sanitaria del coronavirus.

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