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Hastío y estío

Votar con 16 y el Gobierno adolescente

Si el ciudadano no conoce la mitad de los ministerios ni les pone cara a los responsables de ellos es porque los ve innecesarios

Votar con 16 y el Gobierno adolescente

La ministra de Juventud e Infancia, Sira Rego.

Un servidor cree que la mayoría de los españoles desconocían la existencia de un Ministerio llamado de Juventud e Infancia. Con lo que le gusta a este Ejecutivo vociferar las muchas cosas que hace y que pasen desapercibidas porque o son mentira o son insustanciales. Muy poca gente podría decir el nombre de todos los ministerios y menos aún el nombre de quien lleva cada una de esas carteras ministeriales. Y no es por desinterés por parte de la sociedad hacia la política. Ocurre todo lo contrario, el ciudadano quiere estar informado y aprovecharse de las muchas opciones que ahora tiene a su alcance. De los medios tradicionales con su prensa de papel, radio o televisión, pero también de los periódicos digitales, canales de youtube o podcast, donde hay gente muy formada haciendo las cosas muy bien. También hay quien las hace mal, pero eso ha ocurrido siempre, y es el lector, oyente o televidente el que debe hacer un análisis preciso para saber separar la paja del trigo. 

Si el ciudadano no conoce la mitad de los ministerios ni les pone cara a los responsables de ellos es porque los ve innecesarios. Algo que también piensan en el Gobierno, pues les dan pocos minutos para jugar en el campo. Ministros y Ministras suplentes cansados de chupar banquillo. Por lo menos su intrascendencia hace que no se tengan que sentar en uno delante de un juez. Eso se lo dejan a los titulares, que son los que cortan el bacalao y los que se lo comen. El que quiera peces que se moje el culo. Ministerios «estrella» para los más iluminados de la organización. Ministerios «invisibles» para quienes caminan por la calle y nadie les reconoce o les tratan como si no existieran. 

Uno de esos casos es el de Sira Rego, al mando de ese Ministerio de Juventud e Infancia. Un invento de este Gobierno megalómano para dotar de sentido a un partido político del que necesitaba su apoyo para tener la mayoría necesaria para gobernar. Otorgarle a «Sumar» un premio en forma de «Ministerio María». Igual que había asignaturas menores en el colegio a las que se asignaba de esta manera. Dibujo, Música, Religión, Ética o Educación Física se convierten en Ministerio de Juventud, Consumo y Agenda 2030, Igualdad recuperado por la parte sanchista, Transición Ecológica o Reto Demográfico. No dudo de la importancia de estas cuestiones para una sociedad mejor, pero para el poder político son sólo una justificación de los temas que de verdad les importa

Sira Rego es ministra y no le importa a casi nadie. Va por la calle y la gente se le queda mirando. Se parece mucho a la vecina de enfrente que hace unos meses dejó esa casa y que hacía mucho tiempo que no veías. Te acercas un poco más y ves que no es ella. Tampoco es la camarera que te pone el café en tu descanso de la mañana cuando sales de la oficina. Tiene el mismo peinado y la misma expresión de hacer algo que no le llena, pero que hace de manera tan instintiva como automática. Cualquier cosa antes de pensar que te estás cruzando con una ministra del Gobierno de España. No ponerle una cara concreta a quien lleva tan insigne ministerio. Una sociedad que sufre de prosopagnosia, como Brad Pitt, que le impide reconocer los rostros. Un Ministerio que debería estar dentro del de Educación para ahorrarse un dinero público que podría destinarse a cosas verdaderamente importantes. Hacer política del derroche y apología del «me da igual ocho que ochenta».

Pues señores y señoras, ese Ministerio que no le importa a nadie, se ha puesto a hacer algo que parezca relevante para intentar justificar la necesidad de su existencia. Algo que fuera noticioso. Y lo han conseguido. Una gilipollez propia de este Gobierno adolescente. Ha comenzado los trabajos de elaboración de un borrador con el que pretende reducir la edad mínima de voto legal a los 16 años. La ministra lo ve como «una manera de ampliar la democracia en España». Y en esto no se le puede quitar la razón. Pero sí realmente quiere extender la democracia lo máximo posible lo que tiene que hacer es quitar todo límite de edad que impida ejercer ese derecho. Que los bebés dejen de chupar de la teta para llenar de babas la papeleta que depositaran en la urna. Que nuestra democracia está más en pañales que nunca es una cosa más que evidente. 

Es lógico pensar que un Gobierno adolescente quiera que voten los de su misma condición. Un ejecutivo que se comporta de manera irascible de manera injustificada. Que se victimiza cuando se siente atacado. Como muestra los cinco días de retiro espiritual del amado líder ante las noticias que dejaban a su mujer como alguien que también podría estar casada con diferentes causas ilícitas. Cinco días para restablecerse de un dolor que sólo nos afecta a los demás. O el paripé reciente de Pilar Alegría sufriendo un machismo de red social y palillo en la boca, que le ha afectado menos que cuando defendió las políticas de Irene Montero que conllevaron la salida de muchos violadores de las cárceles. En definitiva, un Gobierno de ideas granulientas.     

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