Pedro Sánchez, la marca blanca de Steven Seagal
«En esa sonrisa sarcástica se basa el sanchismo. Una legislatura basada en humillar los valores que nos hemos dado»

Pedro Sánchez y Steven Seagal. | Europa Press
Steven Seagal en el año 1988 protagonizó una película titulada Por encima de la ley. Una cinta donde también actuaba una primeriza Sharon Stone y Pam Grier, musa de Tarantino y que protagonizó su película, Jackie Brown. Seagal es un actor bastante malo, pero efectivo como nuestro presidente del Gobierno. Además, si ven fotos de ese año del actor se parece mucho a Sánchez. Este último solo tendría que dejarse el pelo un poco más largo en homenaje a su primer vicepresidente, ahora convertido en tabernero de poco éxito, y tomar un poco el sol para coger el color del actor norteamericano. Pero él prefiere mantenerse en la sombra, maquinando su siguiente paso tenebroso. Salir al exterior se convierte en una retahíla de insultos y reproches por parte del pueblo, y la valentía, al contrario que cualquiera de los personajes interpretados por Seagal, no se encuentra entre las virtudes del que se siente también “por encima de la ley”.
El pasado miércoles, el periodista Fernando Garea osó preguntarle al “amado líder” textualmente lo siguiente: “Usted ha explicado que la reasignación de presupuestos no tiene que pasar por el Parlamento. Lo que sí tendría que pasar por el Parlamento son los Presupuestos donde podría estar oficializado todo esto. Ya se ha incumplido la Constitución al no presentarlos en el Congreso. Usted se comprometió a presentarlos en el primer trimestre que acaba de pasar y no lo ha hecho. Aún no han oficializado que ya no va a haber Presupuestos en el 2025, y quería saber si se puede comprometer a que cumplirá la Constitución y que habrá proyecto de Presupuestos antes de final de año para el 2026».
Esa era la pregunta que había que hacer. La que dicta la coherencia en un régimen que se llama democrático, como es el nuestro, y cuyos pasos a seguir hace tiempo que se desandan en un retroceso de nuestro Estado de derecho más que evidente. Era el turno de respuesta por parte del “Terminator guapo”, pues tiene más de un frío androide paranoico que lo destruye todo al ritmo de una banda sonora de canciones de Radiohead, que de un tipo moreno con coleta que lo resuelve todo a puñetazos, con lo que tendría que mancharse las manos, cosa que no le gusta. Sánchez no quiere dejar huella ni cuando se hace el DNI. Tragó saliva y dijo lo siguiente: “Bueno, en fin, la lectura sobre la Constitución y su aplicación puede tener algunos matices, pero en todo caso el Gobierno de España está comprometido en la presentación de los Presupuestos, estamos trabajando discretamente con los grupos parlamentarios para poder presentarlos”.
No se puso ni medio colorado al decir esas palabras. Como ya he dicho en este artículo, a este señor tan de interior, es difícil que el sol le enrojezca como a un cangrejo que dedica su jornada diurna a caminar sobre la arenosa orilla del mar. Aunque de caminar hacia atrás en cuanto a respetar la separación de poderes y quienes los ostentan, sí que es todo un experto. No pudo evitar poner una sonrisa burlona mientras decía lo de los matices a la hora de interpretar la Constitución. Nos quiso dar a entender de manera clara que por encima de la Carta Magna estaban sus “santos bemoles”, y lo que estos decidieran que pone en la ley de leyes. Descojonarse, perdón por la expresión, pero nunca mejor dicho, de nuestro ordenamiento legislativo y judicial.
En esa sonrisa sarcástica se basa el sanchismo. Una legislatura basada en humillar los valores que nos hemos dado entre todos. Hacer y deshacer a su antojo ciscándose en las reglas. Hasta el personaje de Steven Seagal en esa película sabe que hay ciertos códigos que hay que respetar, aunque se muestre demasiado impulsivo la mayor parte del tiempo. Si no se pone límites, alguien tendrá que ponérselos. La prensa libre, como THE OBJECTIVE e y algunos otros, investigando y mostrando todas sus corruptelas. La Justicia, ahora más tuerta que ciega, mirando para otro lado cuando sienta la amenaza mafiosa por parte de este ejecutivo. Y nosotros, el pueblo, haciendo presión de una manera activa y constante. El 10 de mayo se ha organizado una manifestación en la Plaza de Colón en Madrid contra este tenebroso sanchismo, y a favor de convocar unas elecciones generales lo antes posible. Pero esto no debe quedarse en ese día. Solo respetarán a los ciudadanos si nos hacemos respetar. Y esto no es solo una cosa de un par de horas de un domingo soleado donde después tomarse el aperitivo con un par de vinos. Un servidor anima a asistir a estas concentraciones, y a las que puede que se convoquen en otras ciudades de España. Pero para hacernos respetar no puede quedarse en flor de un día. Que cada ciudadano corte cada día una con la que formar una corona que llevarle al acto de defunción de su desempeño político.