Julio Borges (opositor venezolano): «España es hoy en día una Disneylandia para el chavismo»
El político analiza para TO la situación del régimen de Nicolás Maduro y la complicidad de Pedro Sánchez y Zapatero

Julio Borges denuncia que en España no ha habido una política clara para vigilar el lavado de dinero del chavismo | THE OBJECTIVE
El político opositor venezolano Julio Borges (Caracas, 1969) analiza para THE OBJECTIVE la nueva ofensiva internacional contra Nicolás Maduro tras el despliegue de buques de guerra de Estados Unidos en el Caribe frente las costas venezolanas y la respuesta de movilización de millones de milicianos ordenada por el dictador. Borges sostiene que el cambio en Venezuela es «absolutamente irreversible», advierte que el chavismo «puede implosionar en cualquier momento» y acusa al presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, y al expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, de querer maniobrar con unas supuestas y «falsas negociaciones para distraer». Con contundencia, denuncia que el Gobierno español ha convertido al país en una «Disneylandia para los jerarcas chavistas».
PREGUNTA.- ¿Está justificada una intervención militar en Venezuela?
RESPUESTA.- Si le preguntas a cualquier venezolano después de 25 años de tragedia, te diría que está dispuesto a cualquier tipo de solución que implique la salida de Maduro del poder. Antes, un golpe de Estado o una invasión eran opciones marginales en las encuestas; hoy son mayoritarias y aplaudidas. Eso refleja la magnitud de la tragedia. No significa que sea necesariamente el desenlace, pero sí forma parte de una presión que hace irreversible el cambio en Venezuela.
P.- Entonces, como parte de esa opinión mayoritaria dispuesta a aceptar cualquier solución para acabar con el régimen de Nicolás Maduro, ¿respaldaría una operación puntual internacional por parte de Estados Unidos, incluso una entrada terrestre?
R.- Lo que pienso es lo siguiente: Maduro debería haber salido del poder hace mucho tiempo. De hecho, lo que vive hoy es un ‘tiempo de descuento’ porque su permanencia no responde ya a una legitimidad real, sino a múltiples factores de fuerza y a fraudes como el más reciente, el robo de las elecciones del pasado año. Su descomposición política e institucional debería haber provocado su salida hace tiempo.
Por ello, estamos ahora ante una reconstrucción de la presión internacional que coincide con un Maduro mucho más debilitado que en momentos anteriores. Ese escenario puede generar una sinergia fundamental entre la presión externa y la presión interna. El motor internacional actúa como un taladro que presiona desde fuera, mientras que el motor interno —la movilización popular, la victoria del 28 de julio y la descomposición creciente de su propia coalición de poder— socava al régimen desde dentro.
Por eso, más que hablar de una única salida militar desde afuera, hay que entender que son dos fuerzas que deben trabajar coordinadas. Y con Maduro ya señalado como jefe de un cartel del crimen organizado, el desenlace político es absolutamente irreversible: tarde o temprano, la coalición de poder chavista terminará fracturándose, traicionándose o buscando una salida, y allí se producirá el cambio político en Venezuela.
P.- ¿Con qué base legal se sostendría una intervención?
R.- En el pasado podía enmarcarse en la doctrina humanitaria de la ONU, la «responsabilidad de proteger». Hoy se suma algo mucho más grave: el crimen organizado y la geopolítica. El crimen organizado no es solo drogas: también lavado de dinero y oro. Este es el primer año en que el oro genera más ingresos que la droga en América Latina, y Maduro está implicado. Además, ha entregado territorio a Irán, Rusia, Cuba y China. Todo esto convierte a Venezuela en una amenaza real no solo para los venezolanos, sino para Occidente.
«La opción militar para sacar a Maduro del poder es apoyada y aplaudida por la mayoría de los venezolanos»
P.- ¿Qué horizonte temporal le da al régimen de Maduro?
R.- Cuando hablo de irreversible quiero cuidarme de decir que sea algo inmediato, como si fuera un tema de horas o de días. Ahora bien, tampoco descarto que pueda implosionar en este mismo momento que estamos conversando. Lo importante es que se trata de un proceso ya abierto, con una debilidad que ha ido aumentando. Maduro entró en un túnel en el cual no va a poder mantenerse en el poder durante los próximos meses y mucho menos años. Allí es donde actuará finalmente el factor interno: la fractura, la traición y la destrucción de la coalición de poder que lo sostiene como dictador.
P.- Estados Unidos ha señalado al ‘Cártel de los Soles’, sin embargo la dictadura venezolana lo niega…
R.- Venezuela se ha convertido en el paraíso de la corrupción en cualquiera de sus formas, y eso está desatado desde hace más de veinte años. El narcotráfico se suma a esa corrupción, con origen en la alianza con guerrillas como el ELN y las FARC. Hoy esas guerrillas financian sus operaciones con el oro del Arco Minero, de explotación ilegal en un 80%. Informes de Insight Crime identifican a 113 altos cargos del gobierno venezolano y más de 40 organismos vinculados al narcotráfico. Hugo Carvajal reveló cómo Chávez y Maduro se lucraron directamente de la droga. Una cuarta parte de la cocaína del Catatumbo colombiano —unas 500 toneladas al año— pasa por Venezuela. Esa droga compra voluntades y corrompe policías y militares. Además, hay cárteles mexicanos como el de Sinaloa operando en estados fronterizos, y rutas de salida hacia Europa donde se han interceptado cargamentos. Aquí en España ha habido varios casos de decomiso de droga en los últimos meses de droga proveniente de Venezuela. Todo el régimen está atravesado por la corrupción y el crimen organizado.
P.- ¿Qué conexión existe entre Maduro y Gustavo Petro?
R.- Petro está chantajeado por Maduro. Mucha gente pensaba que eran grandes aliados, pero mi impresión siempre fue la contraria. Petro reconoció hace poco que las guerrillas colombianas trafican droga en Venezuela, pero omitió decir que lo hacen bajo auspicio del gobierno de Nicolás Maduro. Luego, contradiciéndose, afirma que el Cartel de los Soles es un invento. Petro es contradictorio, pero además está sometido a un chantaje enorme de esa estructura criminal que maneja su homólogo venezolano y que afecta directamente a Colombia. A todo ello, hay que añadir que Petro ahora promueve una «zona especial binacional» que sería, en realidad, oficializar un tercer Estado en la frontera entre Venezuela y Colombia, dominado por el crimen organizado. Eso es extremadamente grave. Maduro ya creó en Venezuela cinco territorios especiales para chinos e iraníes, fuera de cualquier control legal.
P.- La recompensa por Maduro pasó de 25 a 50 millones. ¿Es un gesto simbólico?
R.- Es una muestra clara de que Washington va en serio. No es solo un símbolo: los símbolos también hablan. Estoy seguro de que desde ese día Maduro no duerme igual. Es un mensaje inequívoco de que debe salir y que Venezuela necesita una transición democrática, que será positiva para el país, la región y Occidente.
«La dictadura venezolana puede implosionar en cualquier momento»
P.- Maduro reaccionó con el anuncio de movilización de 4,5 millones de milicianos por el envío de buques de guerra de Estados Unidos al Caribe. ¿Es una fuerza real o propaganda?
R.- Ellos han hecho muchos anuncios que no cumplen. Hace apenas unos días dijeron que iban a trasladar 10.000 soldados a la frontera con Colombia, y los medios de comunicación comprobaron que no hubo tal movilización. Es otra mentira de la dictadura para aparentar fuerza. En el caso de los milicianos, se trata de adultos mayores que son usados como propaganda política a cambio de algo de comida. Es una forma prácticamente esclavista, un desprecio por la dignidad de la gente, igual que en Cuba o la Unión Soviética. En definitiva, pura propaganda política.
P.- ¿Existen bases para una negociación real o todo apunta a una ruptura violenta?
R.- Nosotros tememos que la presión acumulada se desvíe con un anticlímax promovido por personajes como José Luis Rodríguez Zapatero, planteando otra negociación ilusoria. Eso nos preocupa enormemente, porque Venezuela lleva 25 años de tragedia. Tras el fraude electoral, lo que corresponde es aprovechar la debilidad del régimen para lograr su fractura interna y un cambio político real, no volver a falsas mesas de diálogo.
P.- Países como Ecuador, Argentina o Francia han respaldado la estrategia de EEUU. ¿Qué otros apoyos faltan?
R.- Se está reconstruyendo una coalición internacional sólida. Falta que se deje de ver el caso venezolano como un problema ideológico. España y México siguen atrapados en esa visión. Lo que está en juego no es una disputa entre izquierda y derecha, sino un tema mucho más profundo: democracia, derechos humanos y crimen organizado. El propio Petro habla constantemente de «los países progresistas», como si Venezuela perteneciera a ese bloque, como si el drama venezolano fuera un asunto de identidad política y no de colapso institucional y criminalidad. Ese es el gran error. Lo que hace falta, y lo digo con claridad, es una ofensiva internacional basada en decisiones firmes y objetivas: que nos dejemos de la mentira y la hipocresía ideológica y asumamos lo que realmente está en juego en Venezuela.
P.- Alexander Granko, también conocido como «el carnicero de Maduro», ha estado este mes de agosto en España haciendo el Camino de Santiago pese a estar en la lista de sanciones. ¿Qué revela esto?
R.- Es la impunidad más absoluta. Funcionarios vinculados a asesinatos se pasean por Europa como si nada y lo muestran en redes sociales. Es de una crueldad impresionante y casi de realismo mágico: un tipo que se ha dedicado a matar, como en el caso de Óscar Pérez —un muchacho rebelde que había ganado muchísima popularidad y que fue ejecutado en una operación en la que Granko estuvo directamente implicado—, aparece luego ascendiendo militarmente sin ningún mérito y, al mismo tiempo, caminando plácidamente por el Camino de Santiago, dándose incluso una dimensión espiritual y sensible frente a los ojos del Gobierno español.
Eso, para nosotros, es muy doloroso. Es lo mismo que sucedió con el episodio de Delcy Rodríguez en el aeropuerto de Barajas, un caso que causó enorme indignación en Venezuela. Y si a estos ejemplos sumamos la cantidad de personas enriquecidas con la corrupción y el crimen organizado que hoy se pasean por Madrid, viven en los mejores barrios y viajan por Europa como si fueran jeques, la sensación es la misma. Es repugnante y una gran hipocresía frente al pueblo venezolano.
«El Gobierno de Sánchez es cómplice del régimen de Maduro»
P.- ¿Considera que el Gobierno de Pedro Sánchez es cómplice de la dictadura de Nicolás Maduro?
R.- Totalmente, porque ha tenido muchas oportunidades para deslindarse y no lo ha hecho. Casos como los escándalos que han hecho mucho ruido aquí, como el de Víctor de Aldama —que hacía negocios petroleros en Venezuela en representación de factores políticos que hoy están en el poder en España— son solo un ejemplo. A eso se suma el rescate de Plus Ultra y toda una serie de operaciones vinculadas al lavado de dinero en territorio español.
En lugar de una posición de solidaridad con el pueblo venezolano, lo que ha habido es una gran hipocresía y una connivencia con el régimen. Aquí mismo, en España, los hijos de altos jerarcas como ‘el Padrino’ López viven y viajan como auténticos jeques, comprando apartamentos en las zonas más caras del país con dinero de dudoso origen. Y nadie los llama aquí para rendir cuentas ni les pone condiciones. El Gobierno español podría controlar esos capitales y eso generaría un auténtico terremoto interno en Venezuela, pero ha preferido permitir que se construya una Disneylandia para el chavismo en España.
P.- ¿Una Disneylandia para el régimen de Maduro?
R.- Sí, claro. Porque no ha habido una política clara para vigilar el lavado de dinero ni para frenar la llegada de esos capitales manchados. Y también porque se ha permitido que empresarios españoles hicieran negocios a la sombra del régimen chavista, tanto política como económicamente. Esa permisividad es la que convierte a España en un refugio cómodo para los jerarcas del chavismo y sus familias.
P.- ¿Hay fracturas internas en el régimen?
R.- Sí, y cada vez mayores. El pánico es enorme. Los enchufados buscan un plan B fuera de Venezuela. La diferencia con otros momentos es que ahora hay conciencia de lo irreversible: la coalición chavista se fracturará y Maduro no podrá sostenerse como heredero de Fidel Castro en Venezuela.
P.- ¿La oposición mantiene contacto con el gobierno de Estados Unidos?
R.- Sí. Hay una comunicación permanente, que se ha intensificado en las últimas semanas. Edmundo González, María Corina Machado y otros líderes mantienen un diálogo constante no solo con EEUU, sino con muchos países que antes estaban distantes y que ahora muestran interés en ayudar y presionar, lo cual es muy buena noticia.
P.- ¿Y con el Gobierno de España?
R.- No. No hay contacto ni presencia activa. Como decía antes, nos preocupa que Zapatero vuelva a aparecer sugiriendo una negociación que desactive la presión internacional. El chavismo ha usado la negociación siempre para ganar tiempo, distraer y seguir en el poder.