Los históricos del PSOE se dividen sobre el futuro de Sánchez: esperar o acelerar su caída
Un sector habla ya de postsanchismo, pero otro avisa de que aunque Sánchez pierda no dejará la dirección del partido

El presidente del Gobierno Pedro Sánchez | EP
Los históricos del PSOE se dividen ante el planteamiento sobre el futuro más próximo de Pedro Sánchez. Hace una semana se reunieron en un restaurante de la capital para compartir opiniones y enfoques. Durante esa comida se detectaron puntos de encuentro, pero también divergencias. Un grupo de comensales anunció, tal y como estaba previsto, el lanzamiento de una plataforma: la Asociación para el consenso social y la democracia, que en palabras de sus impulsores representa algo significativo. Es la primera «estructura» creada al margen del PSOE, pero conformada por miembros del partido, exdirigentes y referentes del espacio cultural socialista, que propone dialogar y fomentar una crítica activa a Sánchez en la sociedad civil. Pero sobre la figura del presidente del Gobierno, su capacidad de mantenerse en el poder y su futuro hay diferencias en ese amplio grupo.
Algunos de los participantes han explicado a THE OBJECTIVE que, básicamente, existen dos posturas. La primera es igual de crítica con Sánchez que la segunda, pero más proclive a «esperar» una salida del presidente para mover ficha y, a partir de ese momento, buscar las vías para abordar el debate del futuro después del sanchismo así como la promoción de nuevas figuras capaces de liderar el partido. La segunda avisa de que cada día que pasa sin oposición directa a Sánchez es tiempo perdido.
Algunos nombres de posibles sustitutos ya circulan en ese espacio. Estos son, entre otros, el de Ignacio Urquizu, sociólogo, miembro de la Fundación Alternativas, exdiputado del PSOE en las Cortes y exalcalde de Alcañiz. Es un perfil muy respetado por todos los segmentos del grupo de críticos, y podría estar interesado en levantar el partido de las cenizas. Otro nombre que circula es el de Juan Lobato, exlíder y exportavoz del PSOE madrileño, que dimitió de su cargo en el PSOE-M a finales de 2024, durante la polémica por los ataques al fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz.
Aunque pueda haber movimientos de posibles sustitutos de Sánchez, lo cierto es que los críticos creen que hay que debatir sobre cuestiones más de corto plazo. La clave es qué hacer ante el desgaste y desprestigio institucional del que culpan al Gobierno. El diagnóstico sobre los efectos dañinos del liderazgo de Sánchez es, por lo tanto, compartido, pero no hay unanimidad sobre las medidas a tomar: esperar a que el líder del Ejecutivo caiga por su propio peso o hacer todo lo posible para acelerar su caída.
Financiación ilegal del PSOE
El debate es uno de cálculo político y sensibilidad. Un sector prefiere hablar más de la etapa posterior a Sánchez, evitar menciones directas al actual líder socialista y preparar el terreno para un cambio después de su salida del poder. El problema es que Sánchez ha asegurado que su intención es mantenerse en La Moncloa hasta que se agote la legislatura, con presupuestos o sin ellos y con juicios y hasta condenas que afecten a su entorno político y personal.
Es cierto que queda por ver qué pueda ocurrir con una posible imputación por financiación ilegal del PSOE, pero las fuerzas políticas que respaldan a Sánchez, y que en los últimos meses han hablado de «líneas rojas», pueden estar preparando el terreno para ganar tiempo como sea, proponiendo por ejemplo esperar a que haya sentencias, y no solo imputaciones. El segmento de socios que insiste en mantener el apoyo a Sánchez cree que, con los tiempos de la justicia, se podría aguantar hasta el final de la legislatura.
También hay una diferencia respecto al análisis del carácter del propio Sánchez, a su «perfil psicológico», mencionan estos críticos. Según estas fuentes, Sánchez estaría dispuesto a todo para quedarse en la Moncloa, y tampoco renunciaría a la secretaria general del partido aunque perdiera las elecciones generales. Según estos exdirigentes, el Gobierno estaría incluso dispuesto a «dejar caer» a la mujer del presidente y otros miembros de su entorno con tal de demostrar que en ningún caso aparece el nombre de Sánchez en las investigaciones judiciales. Todo lo que no afecta directamente a Sánchez, en definitiva, no le obligará a dimitir.
Este sector cree que Sánchez y sus estrategas consideran que aunque haya un cambio de Gobierno, con un Vox al alza el PP no durará más de dos años. Eso permitiría a Sánchez incluso intentar recuperar la Moncloa tras perderla. Todo ello mientras en el propio PSOE se vaticina un posible adelanto electoral en el caso de que Vox supere el 20% de estimación electoral, tal y como publicó THE OBJECTIVE.
Seguir al mando del partido
A partir de esa reflexión, este sector duro y dispuesto a dar un paso hacia delante ha lanzado una asociación que debe servir de plataforma para la creación de una «estructura» que pueda vehicular y difundir las voces críticas en el espacio de la socialdemocracia para desbancar a Sánchez. Es la primera vez que se crea algo parecido, aseguran sus promotores, que siguen a la espera de recibir todos los documentos correspondientes para que la organización empiece a rodar.
Como adelantó THE OBJECTIVE, la asociación prevé viajar por España, recaudar apoyos y sumar miembros y voces. Sus promotores sostienen que detectan interés en varios territorios clave, como Madrid, Cataluña, Andalucía y Murcia, entre otros. En esas Comunidades Autónomas habría figuras de relevo del espacio socialista y socialdemócrata dispuesto a decir con claridad «¡hasta aquí hemos llegado!».
Este segmento profundiza su reflexión. Sostiene que Sánchez afronta problemas sustanciales de corrupción, que afectan hasta su esposa, Begoña Gómez. Pero consideran que el problema más acuciante no es el de la corrupción, sino el de la degradación institucional y los ataques a la Constitución del 78. Su crítica es, por lo tanto, más política que personal, aunque creen que la decisión de seguir en la Moncloa incluso sin apoyos parlamentarios revelaría una tendencia «autocrática» y «autoritaria» que quieren denunciar. Pero lo quieren hacer reivindicando los valores de la socialdemocracia y los problemas que afronta la sociedad española (sobre todo los jóvenes) y culpando a Sánchez de haber traicionado a estos valores.
Se puede concluir que entre los históricos dirigentes del PSOE dispuestos a cuestionar abiertamente a Sánchez no hay una postura homogénea, pero sí la intención de abrir un debate público sobre el líder de su partido. El problema es que este grupo se puede encontrar con una diferencia de postura sobre los tiempos y velocidad de su acción, y que la asociación que pronto echará a andar acabe basculando en exceso entre estas dos posiciones.
Las fuentes consultadas aseguran que más allá de su creación, que es inmediata, se deberán decidir los órganos rectores, y que han avisado incluso a figuras de máxima relevancia del socialismo –como Felipe González y Alfonso Guerra– del proyecto. Confían en que esta entidad mantenga el espíritu originario, que consiste en crear un foro que visibilice a un sector crítico e influyente del espacio de la izquierda, capaz al mismo tiempo de dialogar con los ciudadanos, recaudar apoyos y enfrentarse sin complejos al líder del partido. Y, sobre todo, que lo haga con nombres y apellidos, que parece ser otra vez el elemento de mayor complejidad de un movimiento crítico de este tipo.