Mazón dimite y pasa la pelota a Sánchez: «La falta de ayuda fue y es clamorosa»
Acusa a Sánchez de «usar a las víctimas como arma política» y de «convertir la tragedia en un instrumento de desgaste»
El presidente en funciones de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, ha firmado poco antes de las 15:00 horas de este lunes su escrito de dimisión al frente del Ejecutivo autonómico, justo un año después de la dana que devastó la provincia de Valencia y marcó su mandato. Lo hizo a primera hora de la mañana, en una declaración institucional en el Palau de la Generalitat acompañado por todo su gobierno, donde ha reconocido errores personales en la gestión de la catástrofe pero ha cargado con dureza contra el Gobierno de Pedro Sánchez por haber «dejado sola» a la Comunidad Valenciana, tanto en las primeras horas de la emergencia como durante todo el proceso posterior.
El anuncio, que confirma el desenlace que THE OBJECTIVE adelantó en primicia el domingo por la noche, llega tras el acuerdo alcanzado con Alberto Núñez Feijóo para una transición ordenada que evite un adelanto electoral. Mazón cede el testigo al secretario general del PPCV, Juanfran Pérez Llorca, y se despide denunciando la «indiferencia» y el «cálculo político» del Ejecutivo central ante la tragedia que golpeó a miles de valencianos.
Mazón inició su intervención explicando que había hablado con el Rey Felipe VI para agradecerle «su apoyo con la Comunidad Valenciana en este último año» y ha subrayado «su grandeza, lealtad y compromiso con esta tierra». Enseguida entró en el motivo de su comparecencia: «Cumplido el primer aniversario de esta tragedia, hablar de mi situación personal me parecía una frivolidad; asumí el desgaste desde el principio», ha dicho, antes de describir la riada de 2024 como «un tsunami inimaginable», un fenómeno que afectó a «un territorio equivalente a las Islas Baleares» y que, según afirmó, «jamás un gobierno autonómico había afrontado un reto como este».
El presidente valenciano reivindicó que su Ejecutivo ha logrado reconstruir en un año lo que los técnicos estimaban que requeriría tres, y denunció que lo han hecho «solos, sin una sola aportación a fondo perdido del Gobierno, con la mera e insultante autorización para endeudarnos aún más». A su juicio, «la falta de ayuda del Gobierno en las primeras horas fue clamorosa, y jamás se ha recibido la ayuda que necesitábamos».
El dirigente popular recordó que «el daño no fue solo material, sino emocional», con 229 víctimas mortales, y lamentó que el Ejecutivo central «se niegue a ejecutar las obras de remodelación del barranco del Poyo». «El dolor es inimaginable para todo el pueblo valenciano y español», señaló, insistiendo en que «nunca un Gobierno autonómico ha tenido que hacer frente a algo así con tan poca ayuda del Estado». Aprovechó también para ensalzar la reacción de los ciudadanos y el trabajo de su Consell, que «se ha volcado en la reconstrucción con una entrega ejemplar».
Mazón reconoce errores
Durante su discurso, reconoció que los últimos días, marcados por los homenajes y las tensiones políticas, le llevaron a una reflexión profunda: «Es momento de reconocer los errores propios», admitió, entre ellos, «haber permitido la generación de bulos, no pedir la declaración de emergencia nacional porque el Gobierno decía que no iba a cambiar nada, y sobre todo mantener la agenda de aquel día». Reconoció que «debió tener la visión política de cancelarla y desplazarse hacia Utiel», y admitió que ese fallo contribuyó a generar «la imagen de un presidente ajeno a la emergencia».
También señaló su «ingenuidad manifiesta» al creer que un trato cordial hacia el Gobierno aceleraría la ayuda, y lamentó que «la realidad fue otra: quisieron dejarnos solos por estrategia política». Aun así, insistió en que «ninguno de sus errores fue por cálculo político ni por mala fe», y recordó que no supieron de la magnitud del desastre ni de las víctimas «hasta la madrugada del 30 de octubre».
El líder popular denunció una «campaña brutal» contra él, con ataques personales y bulos que, según dijo, pretendían «ocultar los fallos de las agencias estatales». «Se me ha llamado asesino, se han inventado reuniones inexistentes y se han utilizado las víctimas como arma política», afirmó, acusando a la izquierda de «haber convertido la tragedia en un instrumento de desgaste».
Apeló a la mayoría parlamentaria que sostiene al Gobierno autonómico a elegir un nuevo presidente y continuar con el trabajo emprendido, destacando los avances en educación, fiscalidad y libertad lingüística de su legislatura. «Por voluntad personal habría dimitido hace tiempo», ha reconocido, e insistió en que su marcha debe servir para que «la tragedia se enfoque con la objetividad que requiere».
En la parte final, Mazón acusó directamente a Pedro Sánchez de haber negado herramientas a la Generalitat «solo para dañarnos políticamente», asegurando que el Gobierno «ha querido usar a las víctimas como ariete y ni siquiera en los días posteriores a la tragedia, cuando más lo necesitábamos, nos dio la ayuda prometida». Dijo esperar que, cuando baje el ruido, la sociedad «pueda distinguir entre un hombre que se ha equivocado y una mala persona».
Con voz emocionada, cerró su intervención afirmando que «ha sido un honor servir a esta tierra como presidente de la Generalitat» y despidiéndose con un «Moltes gràcies i bon dia».
Pérez Llorca como relevo
Mazón permanecerá en funciones hasta la investidura de su sustituto por las Cortes Valencianas, previsiblemente Juanfran Pérez Llorca, el candidato de consenso pactado entre Génova y el bloque provincial conocido como el G-4. Vox, que abandonó el Gobierno de coalición en junio de 2024, ha mostrado su disposición a facilitar la votación para evitar un adelanto electoral.
La celebración del congreso regional del PPCV en la primavera de 2026, donde podrán concurrir libremente candidatos como Vicent Mompó o Francisco Camps, marcará el siguiente paso en la reorganización interna del partido.
El proceso tras la dimisión
Tanto el presidente como el Consell seguirán ejerciendo sus funciones en régimen de interinidad hasta la elección del nuevo jefe del Ejecutivo. Una vez formalizada la dimisión, se activa de manera automática un plazo de doce días en Les Corts para que los grupos parlamentarios presenten candidaturas a la Presidencia de la Generalitat.
Transcurrido ese periodo, se abrirá un nuevo plazo de entre tres y siete días para fijar la fecha del pleno de investidura en el que los diputados votarán al futuro presidente. Si en el plazo de dos meses desde la primera votación ningún candidato logra la confianza de la Cámara —o si no se presenta ninguna candidatura en el tiempo legal establecido—, las Cortes se disolverán de forma automática y se convocarán elecciones autonómicas anticipadas.
Con esta decisión, Carlos Mazón cierra un ciclo político marcado por la catástrofe, la erosión interna y el desencuentro permanente con el Gobierno central, dejando a Pedro Sánchez frente al espejo de una gestión que los valencianos siguen considerando deficiente y unas ayudas que no llegan.
