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Política

El doble rasero de Igualdad: critica el acoso a Sheinbaum pero ignora las últimas violaciones

Ana Redondo no se ha pronunciado sobre la manada de Pamplona ni el secuestro y violación de una mujer en Alicante

El doble rasero de Igualdad: critica el acoso a Sheinbaum pero ignora las últimas violaciones

La ministra de Igualdad, Ana Redondo. | EP

En las últimas semanas se han producido dos episodios de una violencia brutal contra dos mujeres que han conmocionado al país. El primero, el de la nueva manada de Pamplona: cuatro magrebíes que violaron a una joven alcoholizada que volvía de una fiesta. El segundo, el de una mujer secuestrada y violada por un argelino durante varios días en Alicante. Nadie se hubiera enterado de estos dos sucesos si se informara por el Ministerio de Igualdad, que no se ha pronunciado.

Desde el gabinete se escudan en que las intervenciones del ministerio se limitan a respuestas institucionales, protocolos de apoyo a víctimas o declaraciones genéricas, en lugar de condenas personalizadas de hechos concretos en fase de investigación. Pero lo cierto es que Ana Redondo se salta esta norma a su conveniencia, y sus dos últimas publicaciones en X, en el mismo lapso de tiempo en el que se han producido estas dos agresiones sexuales en España, han sido para denunciar dos hechos anecdóticos.

El pasado 5 de noviembre, Ana Redondo condenó el acoso a Claudia Sheinbaum, que tuvo que sufrir cómo un hombre la sobaba mientras hacía un recorrido a pie por Ciudad de México. «La violencia machista tiene que terminar. Las mujeres, en cualquier ámbito de la vida, tenemos que poder libres e iguales», expresó la ministra en solidaridad con la presidenta mexicana. El pasado lunes, censuró públicamente «la machirulada del día», en referencia a Alberto Núñez Feijóo, que le dijo a Javier Imbroda, presidente de Melilla: «No sé lo que te da tu mujer, pero cada día estás mejor».

Estos dos últimos episodios muestran la preocupación selectiva del Ministerio de Igualdad, que apunta sólo a aquellos episodios que convienen a su agenda política. La última agresión sexual que condenó Ana Redondo fue la atribuida al exfutbolista Dani Alves, que terminó siendo absuelto. La ministra criticó el silencio del mundo del deporte ante el caso y alabó la ley del sólo sí es sí porque «funciona y protege a las víctimas».

Pero finalmente el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña absolvió a Alves por «insuficiencias probatorias» y «falta de fiabilidad en el testimonio de la víctima». Redondo lamentó esta decisión, afirmando que «no se puede estar cuestionando permanentemente la voz de las mujeres» y que la presunción de inocencia «no puede sostenerse sobre la falta de credibilidad de la víctima». Pese a la proliferación de agresiones sexuales en los últimos meses, no ha vuelto a pronunciarse sobre una.

El doble rasero de Igualdad en estas cuestiones es habitual. A principios de año, el gabinete de Ana Redondo hizo casus belli con el caso Pelicot, en el que un francés nativo, Dominique, drogó y violó a su exesposa, Gisèle, y además gestionó que otros 50 hombres más abusaran de ella durante casi diez años. Sin embargo, calló con el escándalo de Rotherham, la ciudad británica en la que alrededor de 1.400 niñas fueron prostituidas entre 1997 y 2013 por un grupo de paquistaníes, kurdos y kosovares.

Feminismo antirracista

Los silencios selectivos del Ministerio de Igualdad tienen una explicación política: de un tiempo a esta parte, el feminismo ha abrazado el antirracismo como uno de sus ejes fundamentales. Por eso, el gabinete de Ana Redondo, pese al clamor de los expertos, se niega a admitir que la inmigración descontrolada procedente de África es una de las causas que explica el auge de la violencia sexual contra las mujeres. De hecho, los extranjeros son 5,2 veces más propensos a cometer delitos sexuales.

La ministra, preguntada por la nacionalidad extranjera de la mitad de los feminicidas, sostuvo que «en ningún caso podemos hacer esa equivalencia, que ahonda en otro problema, que es la xenofobia». «El problema del machismo es global, el patriarcado es la primera globalización».

Otro factor es que Podemos, que desde la izquierda trata de disputar al PSOE la bandera del feminismo, ha radicalizado sus posturas proinmigración. Irene Montero y Ione Belarra, dos de las mujeres que canalizaron políticamente el malestar social cuando una manada de españoles violó a una mujer en Pamplona 2016, también han callado ante la última agresión sexual, incluso de una mayor crudeza, en esa misma ciudad.

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