The Objective
Los 10 de 2025

Sílvia Orriols, la 'outsider' independentista de una revolución que liquidó a Convergència

Orriols se catapultó en Ripoll tras el fracaso del 1-O y una gestión de los atentados yihadistas que enfadó a los vecinos

Sílvia Orriols, la ‘outsider’ independentista de una revolución que liquidó a Convergència

Sílvia Orriols es una de las protagonistas de 2025 para TO. | Alejandra Svriz

Una década de procés independentista, y su consecuente fracaso, han culminado con la irrupción de Sílvia Orriols y su nuevo partido, Aliança Catalana, en el Parlament. Cuando en 2015 la extinta Convergència, bajo el liderazgo de Artur Mas, se inventó el artefacto de Junts pel Sí para ir en coalición con ERC en los comicios autonómicos y diseñó una detallada hoja de ruta para lograr la secesión de Cataluña, pocos se podían imaginar que este espacio político no solo encadenaría una sucesión de cambios de nombres, con sopa de siglas incluida, sino que un nuevo actor político rivalizaría con ellos y les pisaría los talones en las elecciones: Aliança Catalana.

Sílvia Orriols es hija de una revolución —el procés— que ha devorado a su progenie. El nacionalismo hegemónico le ha impuesto un cordón sanitario, pero lo cierto es que no para de crecer en los sondeos, en presencia territorial y en cada cita con las urnas. La también alcaldesa de Ripoll ha tenido una carrera meteórica. Desde su entrada en el Parlament, los tres partidos tradicionales del independentismo —Junts, ERC y la CUP— han perdido la mayoría parlamentaria. Algo que no sucedía desde 1980.

La líder de Aliança Catalana empezó en 2019 como una simple concejal de Front Nacional de Catalunya en el consistorio ripollense. En las elecciones de 2023 se convirtió en alcaldesa de su municipio, duplicando los votos de la segunda fuerza, Junts per Catalunya. Tras los comicios, el resto de partidos negociaron para impedir que se hiciera con el bastón de mando de la ciudad, pero no lograron un acuerdo. La visibilidad de Ripoll la ha proyectado públicamente.

De Ripoll al Parlament

Siguiendo la misma senda ascendente, en las elecciones al Parlamento de Cataluña de 2024, Aliança Catalana logró irrumpir con dos escaños. Un hito que se les ha escapado a otros partidos independentistas, como Plataforma per Catalunya —que en su momento se quedaron a las puertas de obtener representación—, o Alhora, de Clara Ponsatí. Es muy difícil penetrar en la institución la primera vez que se concurre en unas autonómicas, pero Aliança lo logró. Pese a que fue una convocatoria electoral anticipada y que el partido de Orriols no tuvo mucho tiempo para organizarse, la candidatura de Orriols logró su cometido de entrar en la Cámara catalana.

El fracaso del procés, el inevitable enfado con los partidos tradicionales independentistas por parte de sus votantes y la inseguridad asociada a la cuestión migratoria han aumentado las expectativas de Aliança Catalana. En la conversación pública catalana ya no domina el asunto independentista. Todo lo contrario: los problemas con la vivienda, la okupación o la saturación de los servicios sociales centran el día a día de los problemas que afectan a los catalanes. Y el resto de los partidos, a remolque de Aliança, han ido incorporando en su agenda política estos asuntos cada vez más.

Los atentados: la gran traición

La joven política emergió en un contexto muy determinado, condicionado por los atentados yihadistas que sacudieron Barcelona y Cambrils en 2017. Los jóvenes terroristas eran chicos que se habían criado en Ripoll, que hablaban catalán y eran conocidos por su comunidad. Si la masacre terrorista en la que murieron 16 personas y hubo más de 100 heridos fue un shock colectivo, la gestión posterior por parte de las autoridades de los atentados enfadó a muchos vecinos, entre ellos a una joven Orriols que aún no había dado el salto a la primera línea política.

Junts per Catalunya y sus socios políticos plantearon un homenaje en el que se daba la voz principal a las familias de los terroristas. Hafida Oukabir, la hermana de Moussa Oukabir —abatido en Cambrils tras perpetrar los atentados—,  fue quien, nueve días después del atentado, el 26 de agosto, habló ante el pueblo de Ripoll para desmarcarse de sus hermanos. Hafida aseguró que el «Islam es paz», en varios momentos se emocionó y censuró los terribles atentados. TV3 tituló con un «emotivo discurso» los cuatro minutos que duró su alocución. Si bien en algunos momentos era así, en otros parecía que leyera un discurso escrito por terceros sobre lo que era conveniente decir en ese momento para evitar que reptara el gusano de la xenofobia.   

Dos meses después, sin embargo, estalló la gran traición. En unas conversaciones telefónicas intervenidas por los Mossos d’Esquadra y contenidas en los últimos tomos del sumario de los atentados en la Audiencia Nacional, Hafida le decía a su madre que su hermano había fallecido porque Dios lo había querido: «Es obligatorio para los hombres hacer la yihad por Alá, no es un juego». La madre, en cambio, dudaba y le decía que «la gente aspira a más cosas en la vida que hacer la yihad». Pero Hafida insistía en que estaba en el «paraíso». También se supo que tres días antes del atentado del 17-A había recibido un mensaje de su hermano Moussa explicándole cómo debía ser amortajado un buen musulmán cuando muere y que no se debía sentir pena por él, porque iría al paraíso.

Madre de cinco hijos

Los vecinos de Ripoll, muchos de buena fe, se sintieron engañados por estas personas de la comunidad musulmana de su municipio. Estos mensajes, de los que apenas se habló en las televisiones y radios catalanas, resonaron con fuerza entre los habitantes de Ripoll. Orriols, en aquel momento, era solo una bibliotecaria con cinco hijos.

Orriols llegó a ser entrevistada en el periódico local de Ripoll por su vida personal. En el diario El Nou, apareció junto a su entonces marido, David Subirana, y sus cinco hijos. En este reportaje explicaba que se quedó embarazada de su primera hija tras visitar la Vall de Núria —otro de los enclaves nacionalistas— y cumplir con la tradición de meter la cabeza en una olla, símbolo de fertilidad.

Si bien Orriols siempre ha tenido inquietudes políticas —militó en las juventudes de ERC y fue integrante de L’Intransigent,  un colectivo que se dedicaba a retirar placas escritas en castellano de los edificios de Ripoll—, han sido el fracaso del procés y el auge del fenómeno migratorio los que han elevado su figura política. Tiene dotes de líder política, sus discursos en el Parlament se viralizan y acumulan centenares de miles de visitas. Le acusan de haber roto el «consenso catalanista». Y todo apunta a que en los próximos comicios no dejará de crecer. La revolución del procés ha devorado a Convergència y ha engendrado a Orriols, a quien el pujolismo no reconoce como propia.

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