Cae una red de pedofilia que chantajeó a decenas de menores: «Manda fotos o publico»
Un juzgado investiga si el autor comercializó con las imágenes. Las víctimas «son numerosas» y pueden estar ubicadas «en cualquier parte del mundo»
Un usuario manda mensajes por Whatsapp. | Asterfolio (Unsplash)
Engañaba a sus víctimas de dos maneras. La más común era haciéndose pasar por un chico o una chica de su edad (según la orientación sexual del menor). Establecía contacto a través de redes sociales y, tras entablar una relación más estrecha, intercambiaban sus números de teléfono y se enviaban fotos y vídeos de contenido sexual. En el caso del presunto pedófilo, falsos. La alternativa era ofrecerse como un fotógrafo profesional. Cuando los jóvenes querían romper el vínculo o sospechaban del engaño, les chantajeaba pidiéndoles más imágenes bajo amenaza de publicar las que ya tenía.
El presunto pedófilo fue detenido en febrero de 2022 en el País Vasco por delito de amenazas y abusos sexuales a menores de 16 años. Las diligencias, a las que ha tenido acceso THE OBJECTIVE, cifran en una treintena las víctimas en España. Los investigadores sospechan que pueden ser más y estar ubicadas «en cualquier parte del mundo» porque «las redes sociales no entienden de fronteras». En el registro de su casa se le encontraron más de 2.100 vídeos y casi 60.000 imágenes.
Los menores tenían entre 12 y 15 años de edad cuando fueron contactados a través de redes sociales, especialmente Instagram y F3, una aplicación que combina mensajes con fotografías y vídeos. Los acercamientos comenzaron a producirse a principios de 2021 y se prologaron hasta febrero del año pasado. El Juzgado de Instrucción número 3 de San Sebastián investiga si el autor de lo que habitualmente se conoce como sextorsión actuó junto a otros colaboradores y si comercializó con las imágenes.
De pedofilia a sextorsión
«Es el caso de grooming (acoso y abuso sexual online) más importante de España hasta ahora», revela Alfredo Arrien, abogado de una de las víctimas. En un principio, los investigadores creyeron que este chico de 14 años estaba detrás de la distribución de imágenes, por lo que fue detenido. «Todo se destapó cuando declaró. Entonces se confirmó que no era tenedor, sino que había sido chantajeado», afirma Arrien, letrado de Paredes & Asociados.
Los investigadores comenzaron a tirar de la manta y solicitaron a las compañías telefónicas el nombre de los titulares de los teléfonos afectados. En la mayoría de los casos pertenecían a adultos, pero los usuarios eran sus hijos, jóvenes de entre 12 y 15 años que fueron captados por el pedófilo. La Ertzaintza comenzó a tomar declaraciones a las víctimas del País Vasco, una decena de momento, aunque hay al menos otra veintena en el resto del país.
Un menor de 13 años declaró que entabló contacto a través de F3 a finales de noviembre de 2021. Su agresor se hizo pasar por una chica llamada Cristina. Incluso le envió una fotografía (falsa) para lograr su confianza. A partir de entonces se fraguó una amistad y el joven no dudó en remitir imágenes y vídeos de contenido sexual. Una vez que el chico decidió finalizar la relación, el pedófilo le amenazó con publicar las fotos. Incluso le chantajeó con hacerlo si no le enviaba imágenes de otro amigo.
A otro menor, este de 14 años, le contactó haciéndose pasar por un fotógrafo profesional. Le solicitó imágenes y vídeos «en actitudes sexualmente explícitas» para una primera prueba. La segunda, le dijo, la realizaría en un estudio. Incluso le prometió una retribución de 8.000 euros. El joven contó a los investigadores que en esa época conoció a una chica por Instagram con el nombre de perfil carlasanma que le dijo que conocía al fotógrafo, que pagaba bien y que ella se había dejado grabar.
Una suscripción a Netflix
El presunto pedófilo variaba el engaño para conseguir su propósito. Cuando los menores se resistían a su estrategia enriquecía el engaño haciendo participar a una tercera persona que, en realidad, se trataba de él mismo. Con un chico de 14 años conversó desde diciembre de 2021 hasta febrero del año. Lo hacía haciéndose pasar por una chica llamada Carla que le pidió fotos con la excusa de enseñárselas a una hermana falsa que debía aprobar la relación.
Un chico de 13 años recibió como regalo de su agresor una tarjeta de Google Play con un importe de cinco euros para que le consiguiera amigos que le enviaran fotos y vídeos sexuales. Si lo lograba le premiaría con una suscripción a Netflix. Sin embargo, ningún colega de la víctima se prestó, según relató a los agentes.
«Vamos a conseguir que la pena sea tan elevada que no pueda reincidir», explica el abogado Alfredo Arrien a THE OBJECTIVE. En su opinión pueden caerle más de 12 años de cárcel por un delito continuado de abuso sexual. «A pesar de que el agresor no toque a la víctima se considera como tal porque obliga al menor a hacer algo que no quiere para satisfacer su ánimo libidinoso».
El ciberacoso es un delito contra la libertad sexual que castiga a aquellos que a través de alguna tecnología proponga actos de carácter sexual. Está tipificado en los artículos 183 y 189 del Código Penal y castigado con pena de prisión de uno a tres años que aumentan si el delito es continuado, tal y como considera Arrien en este caso. Los investigadores han descubierto que el presunto pedófilo también tenía un anuncio en la web Milanuncios buscando «modelos masculinos de 14 a 22 años».
Las autoridades advierten del peligro creciente de la sextorsión, especialmente entre los menores. La Guardia Civil detuvo esta semana en Almansa (Albacete) a cinco personas de entre 21 y 53 años como presuntos autores de un delito de este tipo. Las investigaciones comenzaron en noviembre, cuando un hombre de una pequeña localidad de la provincia denunció haber sido víctima de un chantaje tras el uso de páginas de contactos sexuales. Llegó a pagar casi 5.000 euros a sus extorsionadores.
