El calvario judicial de Javier: no sabe dónde está su hijo, secuestrado hace 7 años por su exmujer
Hace cinco meses la madre entró en prisión por secuestro, pero el padre denuncia que un juez de Palencia está «prevaricando» para no ejecutar la orden de entrega
Francisco Javier Avellaneda lleva siete años sin ver a su hijo, secuestrado por su exmujer en 2015. Tras años peleando en los tribunales, creyó que todo había acabado el pasado 27 de noviembre, cuando la madre ingresó en la cárcel de Villanubla (Valladolid) tras ser condenada a cuatro años de prisión por el Tribunal Supremo. Cinco meses después, sigue sin saber dónde está su descendiente. En conversación con THE OBJECTIVE, Avellaneda denuncia que el Juzgado de Palencia nº 3 está «prevaricando» para no ejecutar la orden de entrega.
Pero hay más. El padre denuncia que el juez cuenta con la «complicidad prevaricadora» de un inspector jefe de la Policía Nacional. El mismo día en que su exmujer entró en prisión, sin entregar al niño, acudió a una comisaria de Valladolid para presentar una denuncia por desaparición. En la jornada siguiente, 28 de noviembre, mantiene una conversación con el citado agente, que le transmite que «el niño no está desaparecido porque está con la persona que ha determinado la madre», ya que Avellaneda «no tiene la custodia» del menor. Este medio ha tenido acceso a la grabación que así lo atestigua.
El juzgado nº 5 de Palencia, en el que recayó la denuncia, preguntó al nº 3 por el historial del caso para comprobar quién tenía la custodia del menor. La respuesta llegó el 14 de febrero: «No constan resoluciones con posterioridad al auto de fecha 16/11/22 y que puedan modificar lo acordado en dicho auto». Y este obliga a la madre a entregar «de forma inmediata la custodia del menor al padre, con apercibimiento de que, caso de no cumplirlo, podría incurrir en delito de desobediencia».
Pese a esto, el padre de Palencia contempla cómo ni jueces ni policías hacen cumplir las resoluciones. «El juez sabe que yo tengo la patria potestad, y así se lo comunica a otros juzgados, pero luego no mueve un dedo para entregar el niño al padre. Mi hijo sigue secuestrado», denuncia. Para más inri, la última noticia que tiene del menor es que este se encontraba viviendo con la expareja de su exmujer: «Todo el mundo sabe que hay madres secuestradoras, pero ahora parece que cualquier persona puede secuestrar a un niño, incluso cuando esta persona es ajena al proceso judicial».
«Mi exmujer está colaborando con quienes tienen secuestrado a mi hijo actualmente. Ella inició el acto de secuestro y luego se lo cedió a otras personas, pero lo grave es que el juez del 3 nos está jodiendo la vida a mi y a mi hijo», lamenta el afectado.
El tiempo en contra
La desesperación de Avellaneda es creciente porque el tiempo juega en su contra. «Parece que lo que buscan es que Alejandro cumpla los 16 años para que yo no pueda recuperarlo». El menor alcanza esa edad en mayo de 2024. La madre, antes de ser encarcelada, aseveró que el niño no quiere estar con su padre, pero Núria, actual pareja de Javier, señala que la primera orden de entrega inmediata remite a 2017: «Si entonces la Justicia hubiese hecho su trabajo, ahora estarían juntos».
De hecho, en 2016, la jueza que llevaba el caso tenía sobre la mesa un informe de Servicios Sociales en el que, tras entrevistar al niño, la perito se inclinaba ya no por la custodia compartida, sino porque Javier ostentase la custodia en exclusiva. «Lo más beneficioso desde el punto de vista psicológico en el momento actual y con las actuales circunstancias es que el menor permanezca bajo el cuidado cotidiano de su progenitor», rezaba el informe forense, publicado en su día por Libertad Digital.
Pero el actual juez, denuncia la actual pareja de Javier, «nunca ha tenido la intención de entregar al niño»: «Hemos hecho tres requerimientos ya para que utilice las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, basándonos en que la madre no lo va a querer entregar por su propia voluntad, pero ni siquiera responde a los escritos».
Carlos Perales, abogado defensor de Javier Avellaneda, adelanta a este medio que están estudiando presentar una querella por prevaricación contra el Juzgado Nº3 de Palencia, ya que «está estirando sospechosamente el proceso», aunque admite que «es complicado que llegue a término porque lo que dice la jurisprudencia es que los jueces interpretan las leyes, y dentro de la interpretación la prevaricación es muy complicada de demostrar».
Sin indulto
«A ella le están denegando todo lo que solicita. Sus abogados recurren, recurren, pero les están denegando todo», expone Perales. En este sentido, cabe recordar que Laura Morinilla Marcos, a través de su entorno, llegó a solicitar el indulto al Estado, asentando su optimismo en los precedentes de Juana Rivas y María Sevilla.
La negativa, sin embargo, ha sido tajante. Primero, la Junta de Tratamiento del centro penitenciario de Villanubla, a principios de febrero, valoró de forma desfavorable tal petición en atención a «la cuantía de la condena, el periodo de cumplimiento en el que se encuentra, el escaso tiempo pasado en el centro penitenciario, la naturaleza del delito y la reiteración en el mismo, existiendo dos causas penales».
Las condena que tiene Laura Molinilla por un delito de sustracción de menores, así como la que tiene por un delito de abandono de familia, «determinan una clara evolución y reiteración delictiva», según señaló el titular del Juzgado de lo Penal de Palencia en otro informe desfavorable, y remitido al jefe del Servicio de Indultos del Ministerio de Justicia. «Luego, a la vista precisamente de sus antecedentes penales, la conducta mantenida y la evolución delictiva de la penada determinan una peligrosidad criminal que ha frustrado toda posibilidad de suspender ninguna de las penas privativas de libertad a las que ha sido condenada», añadía dicho informe.
La experiencia ha sido tan traumática para Javier que, por lo sucedido, está en proceso de cambiar su sexo registral con arreglo a la ley trans, tal y como adelantó a este medio: «Viendo que las mujeres teníamos una supremacía y una serie de ventajas y prebendas sobre el hombre, comencé a autopercibirme mujer. Somos intocables».