Absuelven al anciano que mató a un ladrón en su domicilio y condenan a los atracadores
Finaliza el juicio contra el hombre de 83 años que disparó contra un asaltante en su vivienda
Pau Rigo, el anciano de Porreres (Mallorca) que mató a un ladrón durante un asalto a su casa, ha sido absuelto del delito de homicidio, finalizando así un juicio que comenzó en 2018 en el que al hombre de 83 años llegó a enfrentarse a una petición de la Fiscalía de cuatro años de cárcel.
Además, los tres ladrones que protagonizaron el asalto a la casa del anciano han sido condenados por un delito de robo con violencia en casa habitada, concurriendo la circunstancia agravante de disfraz. El atracador que se enfrenta a la pena más alta es el hermano del ladrón fallecido, Fredy Escobar, que ha sido condenado a cuatro años y 11 meses de cárcel, al que, además de los delitos señalados, se le añade uno de lesiones con instrumento peligroso, José Antonio Sánchez, a cuatro años y ocho meses de cárcel y Marcos Rotger, a cuatro años y seis meses, viendo su pena ligeramente rebajada al contar con el atenuante de confesión, según informa el Diario de Mallorca.
Además, a los ladrones les condena a indemnizar al jubilado con 15.000 euros por el dinero sustraído, y al atracador que ejecutó el robo le obliga a pagar otros 5.107 euros por las lesiones. Igualmente les impone una orden de alejamiento en favor del anciano.
Contra esta sentencia cabe recurso de apelación ante el Tribunal Superior de Justicia de Baleares.
El pasado 22 de noviembre, el Tribunal Superior de Justicia de Baleares (TSJB) demandó a la magistrada presidenta del Tribunal del Jurado que se pronunciase, en sentencia, sobre la condena o absolución del jubilado.
El abogado del anciano, Jaime Campaner, había sostenido en su recurso que no procedía anular el veredicto y repetir el juicio, como había dispuesto la magistrada a instancias de la Fiscalía, sino que, interpretando el veredicto, entendía que sólo cabía emitir una sentencia absolutoria para el anciano.
Argumentaba que en el veredicto el Jurado descartó por unanimidad, que Rigo hubiera disparado con intención de causar la muerte al ladrón. El problema fue que, en otro punto posterior del veredicto, apoyó por cinco votos frente a cuatro –lo cual no es suficiente para un hecho desfavorable– que Rigo es culpable de matar al ladrón «estando sometido a una amenaza, real, seria e inminente que produjo una afectación grave de su entendimiento y una deficitaria dominación de su voluntad».
«Si no se alcanzó el número de votos necesarios para la declaración de culpabilidad del acusado Pau Rigo, la consecuencia no puede ser otra que el dictado de una sentencia absolutoria con todos los pronunciamientos favorables para mi patrocinado», razonaba el recurso.
Salto en una casa de campo
Los hechos que se juzgaron tuvieron lugar en febrero de 2018 en una casa de campo en Porreres. En el banquillo se sentaron Pau Rigo, un hombre de 83 años acusado de homicidio por la muerte del atracador; y Fredy Escobar, Marcos Rotger y José Antonio Sánchez, acusados de planear y ejecutar el robo.
Durante la ejecución del robo por parte de Escobar y su hermano gemelo, Rigo, que entonces tenía 78 años, cogió una escopeta de caza y disparó contra el último, que falleció. Para el jubilado la Fiscalía pedía una pena de cuatro años, si bien la madre del ladrón fallecido solicitaba hasta 15 años por asesinato.
El anciano ya había sido víctima de otro robo unos meses antes. Rotger y Sánchez fueron condenados por haberlo planeado también. En el juicio, Rigo expresó el miedo que pasó: «Me entró el pánico, me vi que me mataban». Insistió en que «no quería disparar» pero que los ladrones, lejos de amedrentarse al ver la escopeta, se le echaron encima.
En el veredicto que fue anulado, el jurado se mostró favorable al indulto para Rigo. Además declaró culpables al resto de acusados.
«Dios aprieta pero no ahoga»
El pasado mes de octubre, Pau Rigo agradeció en una carta el apoyo de los medios de comunicación, de las redes sociales, de personas amigas y conocidas, aunque al mismo tiempo lamentó que esa empatía no se haya dado en los juzgados.
«Dios aprieta pero no ahoga, aunque a mí ahora me parece que aprieta bastante», afirmaba en una carta manuscrita difundida a principios de octubre.
Rigo finalizaba la carta resaltando su talante optimista. «Espero que se haga justicia. Un abrazo de todo corazón», concluía.