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Tribunales

Piden apartar a un mando de la Guardia Civil de un caso de narcotráfico por insultar al acusado

La defensa ha aportado una grabación a la causa de la Audiencia Nacional en la que el capitán amenaza a los investigados

Piden apartar a un mando de la Guardia Civil de un caso de narcotráfico por insultar al acusado

Un agente de la Guardia Civil, en una imagen de archivo. | Europa Press

«Me voy a comer tus cojones y tu hígado», «Te voy a meter un cebollazo y me vas a ver la puta cara», «Te mereces que te trate como te estoy tratando», «Sois unos mierdas que me tenéis hasta los cojones». Estos entrecomillados, reproducidos supuestamente en una conversación telefónica, podrían poner en peligro a un capitán de la Guardia Civil como instructor policial en una investigación por narcotráfico en la Audiencia Nacional. Se trata del jefe de la unidad de delitos económicos y tecnológicos de la Comandancia del Instituto Armado en Madrid, A.M.S., el cual, según ha denunciado uno de los acusados, se habría dirigido a él y al resto de los investigados, en «términos insultantes, amenazantes y coactivos» en una llamada que ha sido aportada a la causa.

En el escrito, remitido al Juzgado Central número 5 y al que ha tenido acceso THE OBJECTIVE, el abogado del investigado ha solicitado al juez Santiago Pedraz que retire al capitán del caso ante «la gravedad de los hechos» denunciados. También pide que se promueva el inicio de responsabilidades penales contra el instructor de las diligencias habida cuenta de los «insultos y amenazas» que vierte sobre todos investigados a lo largo de una conversación con el amigo de un acusado.

«Me vas a meter un lametazo en los cojones; tú no sabes el camino que tengo recorrido yo ya en torno a ti, y en torno a todos esos hijos de puta, que ya estoy hasta los cojones», habría llegado a verbalizar A.M.S. Se trata de la misma causa en la que se investiga a un subordinado de este mando, un sargento de la Guardia Civil que, según una grabación que aportó otro de los acusados, reconoció de forma «explícita y directa» que el grupo de delitos económicos usó balizas de seguimiento en las pesquisas policiales sin autorización legal y presentó informes sobre vigilancias que nunca se produjeron. «Yo soy el más ilegal de los ilegales», reconoce el investigado en el audio para luego apuntar que incluso llegaron a grabar interrogatorios a detenidos en los traslados en el propio coche policial.

Animadversión del guardia civil

La finalidad del escrito, señala la defensa, es «aportar la enésima y definitiva prueba que evidencia la necesidad de que el jefe del grupo de delitos económicos sea apartado de la investigación por su clamorosa animadversión personal contra los investigados que, en esta ocasión, ya no se extrae de ceñirse a la verdad en los informes policiales, ni de utilizar medios de investigación autorizados (…) se extrae del hecho de que desde su posición de capitán de la Guardia Civil el instructor de las diligencias está insultando y amenazando a los investigados». 

La secuencia de los hechos se inicia supuestamente con un mensaje del capitán A.M.S. al teléfono de la letrada y hermana del acusado que ha pedido que se retire al mando del caso. El texto reza: «Cambiando de tema, quisiera hablar contigo más adelante y con tu amigo (…), bueno él hablar no, ya os explicaré más adelante». Una nota que «coincide cronológicamente con la intervención de la citada profesional, en calidad de letrada, en una investigación policial en la que participaba también A.M.S.» y que nada tienen que ver con los hechos denunciados. 

«Te meto una querella por el culo»

Al recibir el mensaje, la abogada informa al «amigo» al que se refiere el capitán, quien conoce la relación de amistad que mantiene el primero «con el denunciante, su hermana y con otros investigados». «Sintiéndose amenazado», prosigue el texto, decide dirigirse por WhatsApp al mando de la Guardia Civil que ya entrada la noche para responderle le llama por teléfono el  pasado 15 de febrero de 2024. «Vamos a vernos mañana ¿vale? ¿A qué hora quieres que nos veamos?», le dice el mando. Él contesta: «Pues a la que tu digas, dime cuéntame». «Vente para la comandancia. Mira, te iba a detener, pues ya me haces el favor y te vienes por aquí y lo solucionamos», señala.

«No te preocupes que voy a ir yo a tu casa tranquilo (…) Habéis ido de listos con nosotros y… me voy a comer tus cojones y tu hígado (…) Tu quién eres para molestarme a mí, tu quién eres para llamarme», le dice el mando. A lo que el otro interlocutor le responde: «Te he mandado un WhatsApp porque me ha sorprendido que me digas o que le digas a (…) en un mensaje que a mí me lo vas a explicar (…) y tú me has llamado dos veces a las 11 de la noche».

A.M.S. continúa: «Que no me comas la olla chaval, que no me comas la olla», le insiste el capitán. «Te estoy hablando con educación. Estás con un tono muy amenazante y creo que no es necesario». «El tono amenazante te lo tomas tú. Tú me has escrito a mí un WhatsApp hablando de mis corruptelas. La próxima vez te meto una querella por el culo. Bueno, por el culo te voy a meter…». 

La conversación toma cada vez un tono más amenazante, señala el escrito, por parte del jefe de la unidad de delitos económicos. «Es que te voy a decir una cosa chaval… te has equivocado que no sabes dónde te has metido. Dos como tú me meriendo yo cada día», le advierte. «No me toques los cojones chaval, porque como me coma el hígado, me lo como entero (…) Vas de listillo con estos (se refiere a los investigados), que quieres aparentar con ellos, que eres el guay. Tu eres un pringado y te voy a decir una cosa. Tú no te puedes permitir el lujo de hablar con la loca, puta, rubia esa de mierda que me quiere meter droga en el maletero del coche. Y te voy a meter un cebollazo y me vas a ver la puta cara», le dice. «Un cebollazo legal», aclara el mando

Tono denigrante

Ante esto, señala el escrito de la defensa, «el instructor de las diligencias policiales no puede permanecer al frente de esta investigación». La lectura de la conversación refleja «el tono denigrante y coactivo con el que se dirige Abel Martín a su interlocutor y en extensión a los demás investigados, muy en especial, a la hermana de mi representado, y que es percibido, con congoja, en al audición», apuntan.

«No puede dirigirse a los investigados en los términos que antes se han reseñado. Un proceder como el que se ha acreditado menoscaba el crédito y la dignidad de la Guardia Civil como institución, y sitúa al juzgado en la tesitura de hacerse cómplice por inacción de estas actuaciones ilegales o terminar de raíz con ellas apartando al máximo responsable de la investigación en justa y estricta aplicación de sus facultades como juez instructor», concluye el escrito remitido a la Audiencia Nacional.

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