El anciano que mató a un ladrón: «Una casa es sagrada y si me la tocan, me tocan mi alma»
Varias campañas solicitan el indulto para José Lomas, condenado a seis años y tres meses de prisión
La sentencia contra José Lomas ha generado conmoción en buena parte de la sociedad. Una veintena de campañas solicitan el indulto para este octogenario, condenado a seis años y tres meses de prisión por matar al ladrón que entró en su casa. «Los ciudadanos deben tener derecho a protegerse sin temor a represalias legales», señala una de las iniciativas registradas en change.org. Este librero jubilado oyó ruidos aquella madrugada del 1 de agosto de 2021. Sobresaltado, disparó dos veces contra el atracador, Nelson David. El anciano asegura que no buscaba el desenlace fatal, pero intentó excusarse en el juicio. «Una casa es sagrada y si me tocan mi casa, me tocan mi alma».
A pesar de que mató al ladrón, no ingresará en prisión hasta que el fallo sea firme. THE OBJECTIVE ha tenido acceso a la resolución contra Lomas, que tendrá que indemnizar a cada uno de los progenitores del fallecido con 48.000 euros y con otros 19.000 a cada uno de sus tres hermanos. El octogenario intentó sacudirse la culpa durante el juicio: «Me entró el pánico y pensé que venían a por mí». Acobardado, explicó en la sala, cogió la escopeta porque pensó que su vida estaba en juego.
«Vi un bulto con ropajes tipo esquimal, con una motosierra hacia arriba, pensé que había más gente y que si me acercaba podían cortarme el cuello», narró Lomas a los magistrados. Los hechos probados difieren de su declaración. El fallo explica que el octogenario se despertó aquella noche, como acostumbraba, a las dos de la madrugada. Después de desayunar cogió su linterna y salió de paseo para ver los riegos. Al salir, advirtió que la cortina de tiras de la puerta tenía un nudo que él no hizo y aquel detalle desencadenó los hechos.
Ladrón con antecedentes
La tarde anterior, Lomas había sorprendido a un extraño en su finca, así que regresó al dormitorio y cogió una escopeta que ya tenía cargada. Salió al patio y se percató de que en las inmediaciones del cuarto de herramientas había una persona, Nelson David, denunciado por violencia doméstica y detenido por diversas cuestiones en 36 ocasiones. El ladrón, de nacionalidad hondureña, portaba una motosierra pagada «con la intención de sustraerla».
Lomas se dirigió hacia él, cuando se encontraba a pocos metros de distancia, disparó en dos ocasiones apuntándole directamente. A pesar de que le había alcanzado mortalmente, el octogenario volvió a la vivienda, cargó de nuevo el arma con dos cartuchos y efectuó un tercer disparo «sin que conste su resultado lesivo». Tras la acción, el librero jubilado llamó a las autoridades. Durante el juicio aseguró que prefería morir a dejar su casa «a unos maleantes».
Unas declaraciones que han encontrado apoyo en buena parte de la sociedad. En España se registran cada año más de 110.000 robos con violencia e intimidación, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). El debate se ha instalado la opinión pública. Las redes echan humo desde que se hizo público el fallo y no son pocos los que proponen un cambio legislativo para proteger los hogares. «Una casa es sagrada y, si me tocan mi casa, me tocan mi alma», insistió Lomas ante los magistrados.
La aseveración ha encontrado el apoyo de buena parte de la sociedad, que se siente reflejada. «La sentencia ha generado debate político en tanto en cuanto algunos de sus detractores consideran que es legítimo utilizar fuerza letal para repeler una invasión en propiedad privada. Es el punto jurídico que algunos sectores de la población consideran que se tendría que cambiar, pero supondría un retroceso social a un siglo atrás», sostiene Alfredo Arrién, abogado de la familia de Nelson David.
El apoyo de Munilla
El prestigioso penalista del despacho Paredes & Asociados considera que las campañas que solicitan el indulto de Lomas son innecesarias. «Ya dije que no iba a recurrir la sentencias ni tampoco me iba a oponer a la suspensión de su ingreso en prisión por la edad que tiene», insiste Arrién, que pedía una condena de 25 años de cárcel para el octogenario. Incluso el obispo de Orihuela-Alicante, José Ignacio Munilla, ha salido en defensa del octogenario en su perfil de X.
«En España se ha modificado el Código Penal para evitar la cárcel a los políticos que cometan determinados delitos a cambio de su apoyo parlamentario; y ahora, ¿tenemos que ver cómo se le condena a prisión a este buen hombre?», escribió Munilla mientras compartía un fragmento de la intervención de Lomas en el juicio. Arrién insiste en que el librero jubilado de Ciudad Real alegó legítima defensa, algo que no se ha probado ni aceptado el tribunal.
Arrién considera que la sentencia cierra «ciertas incongruencias», como el atenuante de confesión «cuando en realidad Lomas jamás confesó». E insiste: «Todo lo contrario. En su alegado de últimas palabras dijo que no lo había hecho, que no se arrepiente y que por eso no daba el pésame a los familiares». En su opinión, el condenado ha tenido dos abogados, «la juez y el abogado defensor, que lo ha hecho fatal».