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Tribunales

Desvelan un audio de la española asesinada por Hamás alertando de la llegada de los terroristas

La querella interpuesta por sus familiares arroja luz sobre las circunstancias del ataque en la base militar donde estaba

Desvelan un audio de la española asesinada por Hamás alertando de la llegada de los terroristas

Imagen de la base militar de Nahal Oz tras el ataque de Hamás. | KAN

Salen a la luz nuevos detalles de las circunstancias en las que fue asesinada una de las dos víctimas españolas –junto a Iván Illarramendi– de los atentados perpetrados por Hamás en territorio israelí el pasado 7 de octubre, que segaron la vida de más de 1.200 personas. Según se recoge en una ampliación de la querella de los familiares de Maya Villalobo enviada a la Audiencia Nacional, a la que ha tenido acceso THE OBJECTIVE, la joven sevillana de 19 años de doble nacionalidad mantuvo antes de morir una conversación con el centro de mando de la base militar de Nahal Oz, donde cursaba el servicio militar israelí obligatorio.

La comunicación es iniciada por Villalobo en la misma mañana del 7 de octubre con el objetivo de reportar a las fuerzas israelíes desde su posición de vigilancia la infiltración de un grupo de terroristas de Hamás en suelo israelí, y forma parte de un reportaje en hebreo emitido por el medio KAN el 31 de marzo de este año. Según la transcripción en español recogida en el escrito, la soldado envía una serie de mensajes al mando de la base Nahal Oz, ubicaba a pocos kilómetros de la franja de Gaza, advirtiendo de los ataques y aportando detalles sobre los medios de transporte utilizados:

  • «6:30 horas: estaciones de Diego, reciban… siguiendo a cuatro personas, confirmen la recepción»
  • «6:32 horas: un buldócer [un tipo de excavadora] está actualmente destruyendo el 90, confirmen la recepción»
  • «6:35 horas: estaciones de Diego, reciban… actualmente hay cuatro personas»
  • «6:35 horas: estaciones de Diego, reciban… un caballo turco [nombre en clave para la infiltración de un terrorista] siguiendo a dos personas que actualmente circulan en motocicleta hacia el sur».
  • «6.35 horas: estaciones de Diego, reciban reporte de 20 personas encontrándose actualmente junto a la valla, confirmen la recepción».

En el citado reportaje, una prima de Maya Villalobo, Noy Esteiner Frank, subraya que estos audios aportan «una imagen más amplia de lo que realmente sucedió allí en los primeros días de la guerra, cuando nadie sabía realmente quién estaba contra quién, y de hecho, las soldados en el centro de mando y Maya vieron todo frente a sus ojos en tiempo real, terroristas, buldóceres, motocicletas». «Su compostura y valentía en esos momentos son realmente impresionantes. Hablaba en la grabación como alguien que había estado años en el ejército», agrega.

Dos imágenes de Maya Villalobo durante su servicio militar en el Ejército israelí.

La narradora del documental añade contexto a la conversación mantenida entre Villalobo y sus superiores, y afirma que «pasaron cinco minutos hasta que los terroristas apagaron la cámara de Maya, 25 minutos hasta que se infiltraron en la base de Nahal Oz, y alrededor de cinco horas hasta que Maya y sus compañeras, las soldados de vigilancia, dieron su último aliento en el centro de mando, el cual fue incendiado».

El testimonio de la única superviviente

En la querella se aporta también el testimonio de Maya Desiatnik, la única soldado de vigilancia que sobrevivió al ataque e incendio del centro de mando Nahal Oz, que fue incluido en un reportaje del medio israelí N12. En este documento, Desiatnik rememora lo ocurrido durante la masacre y alude a la española fallecida Maya Villalobo: «Estaba con Yael, Maya [en referencia a Maya Villalobo], Roni, Shirel, mi oficial Shira y mi comandante Yam», enumera la joven, y retrata que los terroristas «corrieron» hacia ellas y afirma que es la única que logró salir con vida: «Soy la única que sobrevivió de la guardia».

Este testimonio arroja luz sobre lo ocurrido durante aquella jornada en la base militar donde se encontraba junto a Villalobo. «Hacia las seis y veinte y algo, 6:25, 6:26, algo así, comenzaron los misiles», rememora, e indica que son los «más fuertes» que había experimentado nunca. «Al principio vi a personas corriendo hacia la valla, y luego me di cuenta de que estaban armados y eran de Hamás, así que reporté la incursión», expresa.

Maya Desiatnik da una idea de la envergadura de aquel ataque al describir cómo se multiplicaban las alertas por la penetración de los terroristas en la base militar: «Cada una de nosotras tenía [identificados] varios puntos de incursión». En cierto momento, la soldado comprende que no se trata de un incidente cualquiera y que se enfrenta a una «operación» bien coordinada para atacar suelo israelí. «Esto es una incursión, una operación, ya no es algo trivial», recuerda.

También explica cómo, en los momentos posteriores, hubo críticas hacia los soldados de vigilancia, a los que se responsabilizó en un primer momento de lo ocurrido. «Es ofensivo, porque sé que no abandonamos nuestros puestos ni por un momento, que nos quedamos hasta el último momento, que nos quedamos allí hasta que los terroristas estaban fuera de la puerta del centro de mando y nos dijeron [en referencia a las fuerzas israelíes] ‘chicas, levantaos, esto ya no es peligroso’».

Seis horas de tensión

En este sentido, Maya Desiatnik elogia a las fuerzas del Ejército que lograron rescatarla a ella y al resto de supervivientes y cuenta una anécdota que ilustra lo sorpresivo del ataque, al constatar que algunos estaban incluso haciendo frente a la amenaza de Hamás desarmados. «Lucharon incluso sin munición en algún momento, lucharon con las manos, con cuchillos, no sé cómo, pero lucharon sin armas, porque recuerdo que vino alguien y preguntó ‘¿tenéis balas en la oficina?’, y le dijimos ‘no, no tenemos balas’».

Respecto a su rescate, que le permitió continuar con vida, relata: «Nos dijeron a todas: ‘Ir a esconderos en la oficina de la oficial’. Estaba terriblemente abarrotado, pero todos nos escondimos allí y esperamos. Nos escondimos, estuvimos allí durante unas seis horas aproximadamente». En ese lapso de tiempo, cuenta cómo podía identificar con claridad la presencia de terroristas en la zona. «Escuchamos todo. Escuchamos todos los disparos, todas las granadas, todos los ‘Allahu Akbar’. En algún momento había tantos [terroristas] en la base que rodearon el centro de mando, así que nos dijeron ‘quedaos callados por un momento, para que no piensen que hay más personas aquí’», concluye.

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