El policía de confianza de Ábalos: «Hay que colocar a los nuestros para tener información»
Los correos electrónicos del ‘caso Koldo’ revelan el interés de Ábalos por controlar a Policía y Guardia Civil
El inspector Rubén Eladio López Martínez, exnúmero dos del comisario Marcelino Martín-Blas en la Unidad de Asuntos Internos de la Policía, fue expulsado de la investigación del caso Nicolay y posteriormente imputado por un delito de retardo en la Administración de Justicia. Ambos fueron señalados como destacados exponentes de las cloacas del Ministerio del Interior. Pero tras la jubilación de Martín-Blas, Rubén Eladio fue rescatado por el entonces ministro de Fomento, José Luis Ábalos, quien lo colocó como jefe de seguridad de Nuevos Ministerios un mes después del Delcygate. Su papel trasciende de un policía que promociona a la sombra de un político.
Según las fuentes consultadas por este periódico, Rubén Eladio es un «asesor legal» y amigo personal del exministro de Transportes, a quien se le califica en círculos policiales como su «señor lobo». Se encarga de asesorarle en cuestiones legales, gestiona directamente querellas a periodistas y aparece como una persona de confianza en las conversaciones intervenidas de la investigación del caso Koldo. Por ello, tras la salida del ministro Ábalos, la mujer del inspector llamó a Koldo García para que mediara con el nuevo ministro Óscar Puente para «consolidar» su plaza. Una conversación en la que el asesor del exministro contestó diciendo: «Le van a consolidar, no te preocupes, ya está todo hecho. Para cuando venga él, todo hecho como siempre».
Una relación de cercanía que se prueba también en los correos a los que ha tenido acceso THE OBJECTIVE, entre Koldo García, mano derecha de Ábalos, y Rubén Eladio para realizar otro tipo de nombramientos en otras empresas públicas de especial interés para su departamento. En estos correos, Rubén Eladio proponía fichar a un compañero de la Policía Nacional de su confianza para un puesto clave en Aena, argumentando que de este modo «les mantendría informados». Un correo fechado en junio de 2020, en plena ofensiva parlamentaria de PP y Vox para que se publicaran las cintas de AENA sobre la acontecido en Barajas en la noche del 19 al 20 de enero del mismo año, y con la investigación judicial en marcha que se archivaría meses después, en noviembre del 2020, con confirmación posterior en enero del 2021 por la Audiencia Provincial de Madrid.
El entonces director de la Unidad de Emergencias, Seguridad y Crisis del Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible, Rubén Eladio López, envió un correo electrónico el 30 de junio de 2020 a las 13:00 horas al asesor de confianza de Ábalos, Koldo García. En dicho correo se leía: «Koldo, te remito el CV del inspector para que vaya de enlace de policía a AENA. Interesa que sean de nuestra cuerda para estar continuamente informados (tanto el enlace de policía como de Guardia Civil). Para ello, ya te comentaré el redefinir nuestras competencias. Una sería que yo tuviera como una de las competencias el coordinar y supervisar a los directores de seguridad y a los oficiales de enlace de Policía y Guardia Civil de las empresas adscritas al Ministerio».
Controlar a Policía y Guardia Civil
Desde el Ministerio de Fomento, la intención era tener controlados a los agentes de enlace en puestos claves para obtener información confidencial. Según fuentes policiales consultadas, «el Gobierno pretendía controlar principalmente aquellas unidades que pudiesen investigar la corrupción que afectase al partido socialista o a sus miembros».
Con la llegada de Pedro Sánchez a La Moncloa, la Unidad Central de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF), que era un referente en la lucha contra el blanqueo de capitales y la corrupción en España, fue despreciada. Esta unidad pasó a un segundo plano cuando el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, colocó al comisario Fernando Alonso al frente. Desde entonces, el Gobierno «ya no está preocupado por esta unidad que ha dejado de capitanear las causas en los juzgados», según las fuentes consultadas.
En el correo remitido a Koldo García, Rubén Eladio destacaba la importancia de tener controlada también a la Guardia Civil. Sin embargo, controlar al Instituto Armado ha sido más difícil debido a su menor grado de politización en comparación con la Policía Nacional. No obstante, presuntamente obtuvieron información del comandante de la Guardia Civil Rubén Villalba, quien les avisó, según consta en el sumario del caso Koldo, que estaban siendo investigados por sus compañeros de la Unidad Central Operativa (UCO). Este chivatazo entorpeció la causa, ya que los investigados habían sido advertidos previamente.
Villalba, destinado en la Embajada de España en Venezuela, provino de la Unidad Central Especial 1 (UCE-1), dedicada a vigilar amenazas terroristas internas, y está imputado por delitos de pertenencia a organización criminal y cohecho. Además, este comandante también estuvo en Barajas la misma madrugada en la que la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, junto a José Luis Ábalos y Koldo García.
Controlar a la prensa
El inspector Rubén Eladio, con una trayectoria limitada en la Policía, ingresó en el cuerpo en marzo de 2009 a los 34 años. Su padre, inspector jefe jubilado en Gijón, y uno de sus hermanos también forman parte del CNP. En medio de los escándalos y durante el estado de alarma, el exministro José Luis Ábalos lo designó como responsable del organismo encargado de supervisar el despliegue de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad debido a la crisis del coronavirus. Este organismo, conocido como el Centro de Coordinación Operativo (Cecor), actuaba como el mando único para la Policía Nacional, Guardia Civil, Mossos d’Esquadra, Ertzaintza, Policía Foral de Navarra, Policía Canaria y las policías locales desde la aprobación del decreto del estado de alarma el 14 de marzo de 2020. De esta forma, Ábalos controlaba la información emitida por ese departamento sobre el Delcygate, escándalo en el que se había visto implicado unos meses antes.
Además, los correos intervenidos en el sumario del caso Koldo revelan que entre las tareas de Rubén Eladio estaba la de coordinar con abogados para interponer querellas contra los periodistas que investigaban el encuentro de Delcy Rodríguez, ex número dos de Nicolás Maduro, con el exministro Ábalos en el aeropuerto de Barajas, a pesar de que Rodríguez tiene vetada la entrada en territorio español.
Esta situación refleja una preocupante tendencia de politización dentro de las fuerzas de seguridad, donde se busca colocar a personas leales en puestos clave para asegurar un flujo constante de información. La desaparición de la UDEF bajo el mando de Grande-Marlaska y la reubicación de agentes afines en puestos estratégicos son indicativos de un esfuerzo concertado por parte del Gobierno para minimizar el impacto de investigaciones que podrían afectar al partido en el poder. La estrategia de utilizar a agentes como Rubén Eladio y Villalba para obtener información y advertir sobre investigaciones en curso es una táctica que socava la integridad de las fuerzas de seguridad y el sistema judicial. Estos movimientos no solo interfieren con la labor de la justicia, sino que también ponen en riesgo la confianza pública en las instituciones encargadas de proteger el estado de derecho.