La Policía sospechó del jefe de la UDEF en 2022 tras un soplo en una operación frustrada
Una de las estrategias empleadas por el jefe de la UDEF de Madrid consistía en introducir los datos de los contenedores de droga en la base de datos del CITCO
En 2022, la Policía Nacional comenzó a sospechar de Óscar Sánchez Gil, el inspector jefe de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Jefatura Superior de Policía de Madrid, tras una operación frustrada en la que se iba a incautar una gran cantidad de droga. La operación tenía como objetivo interceptar 1.600 kilogramos de droga, pero fracasó cuando los agentes descubrieron que alguien había filtrado información confidencial a los narcotraficantes. Esta fuga de información resultó ser crucial, ya que muy pocas personas conocían los detalles de la operación, lo que hizo que los investigadores comenzaran a indagar sobre el origen de la filtración, según aseguran fuentes policiales a THE OBJECTIVE.
Tras la frustración de la operación, los agentes decidieron investigar más a fondo para averiguar cómo se había producido la fuga. El rastro llevó a los investigadores a Óscar Sánchez, quien estaba vinculado a la organización criminal que se beneficiaba de la información filtrada. La investigación se intensificó y, en 2023, los agentes lograron identificar al jefe de antiblanqueo como el responsable de la filtración. Durante este proceso, descubrieron que el inspector jefe de la UDEF utilizaba varias tácticas para obtener información confidencial que luego vendía a los narcotraficantes.
Una de las estrategias empleadas por el jefe de la UDEF de Madrid consistía en introducir los datos de los contenedores de droga en la base de datos del CITCO (Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado). Esta base de datos contiene información detallada sobre las operaciones de investigación que llevan a cabo diversas unidades de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, como la Guardia Civil, la UDEF y la Policía Judicial. El policía Óscar Sánchez aprovechaba su acceso a esta información para alertar a la organización criminal sobre los contenedores de droga que estaban a punto de ser interceptados por las autoridades. Según fuentes policiales, cuando se detectaba un contenedor de droga que iba a ser detenido en las aduanas o en algún operativo de las fuerzas de seguridad, el policía detenido avisaba a los miembros de la red.
Otra de las formas en que el inspector jefe obtenía información privilegiada era a través de las bases de datos de colaboradores o confidentes. Cuando un agente introducía datos, como números de teléfono, vehículos o direcciones de algún investigado, Óscar Sánchez podía ver esos registros porque tenía a ciertos individuos catalogados como sus confidentes. De este modo, el sistema le alertaba cada vez que se introducía un dato relacionado con su red de narcotraficantes. El policía detenido aprovechaba esta información para alertar a los miembros de la organización criminal sobre las investigaciones en curso y sobre cualquier intento de intervención de la policía.
La investigación llegó a un punto culminante cuando, en 2023, los agentes lograron detener a un narcotraficante que intentaba introducir en España los 1.600 kg de cocaína que habían sido el objetivo de la operación frustrada en 2022. Durante el arresto, los investigadores descubrieron que este narcotraficante era un supuesto confidente de Óscar Sánchez Gil, apodado ‘El Soso’ o ‘El Mediocre. Esto llevó a los agentes a «hilar» los hilos de la investigación y a vincular directamente al inspector jefe de la UDEF con la fuga de información. Así, poco a poco, se fue confirmando que Óscar Sánchez era el topo dentro de la Policía Nacional, lo que llevó a su detención.
Centro de operaciones
Los investigadores de la Unidad de Asuntos Internos, que cazaron al jefe antiblanqueo con 20 millones emparedados en un chalet de su propiedad en El Viso de Villalbilla (Madrid), y al menos otro millón escondido en su despacho de la Policía Nacional, creen que el inspector comenzó esta operación desde hace al menos siete años, cuando su cuñada, también detenida, al igual que su mujer, agente de Policía Judicial en Alcalá de Henares, creó la primera empresa dedicada al negocio de las licencias VTC para lavar el dinero del tráfico de droga. En la actualidad, esta familiar era propietaria directa o indirectamente de hasta 70 licencias a través de distintas empresas, para las que la organización criminal utilizaba a distintos testaferros.
Ese no era el único sistema que empleaba el jefe antiblanqueo de Madrid para dar salida a todos los millones de euros que recibía del narcotráfico. La organización criminal tenía fijado un centro de operaciones en Alcalá de Henares. Concretamente en un chalet, situado en una urbanización de lujo, de más de una hectárea, en el que guardaba una gran flota de vehículos. Los agentes de Asuntos Internos intervinieron hasta un centenar de coches de alta gama: Porsche, Lamborghini… Una serie de bienes, valorados en varios millones de euros, que la trama habría adquirido para blanquear las mordidas recibidas por la red de narcos.