
Como dioses para nosotros
No recuerdo ahora qué historiador explicaba que, para nuestros ancestros, nosotros somos dioses, porque conocemos su futuro. Lo conocemos tan bien, de hecho, que a veces, más que en dioses, nos erigimos en poetas capaces de dar forma de relato a dilatados fragmentos históricos, acaso carentes de más consistencia que la que quiera darles una imaginación erudita.