Hugo Dixon es un hombre inteligente, rápido, impaciente. Tiene un alto concepto de sí mismo. Desde el punto de vista intelectual, la oposición al Brexit le parece, con razón, de una evidencia banal: tanto es así, que su esfuerzo pedagógico (fórmula y eslogan) suena condescendiente, casi desganado. En el terreno de la acción política, sin embargo, desde un punto de vista práctico, la batalla contra el Brexit le ilumina los ojos, le activa la imaginación, lo teacuwensiona. Es un combate a la altura de su ambición. Es quizá el combate de su vida y desde hace unas pocas semanas cree que puede ganarlo.