Esta aceleración de los plazos es una muestra de que actualmente los gobiernos están más concienciados con los efectos del cambio climático. Aunque la Tierra no sobrevivirá únicamente de buenas intenciones. El último informe de la Organización Meteorológica Mundial confirma que en 2016 se alcanzó el récord de concentración de dióxido de carbono tras superar 400 partes por millón, por lo que el mundo aún está lejos de cumplir el objetivo del Acuerdo de París de limitar el calentamiento global muy por debajo de 2.0 grados centígrados. La ONU recuerda que los gobiernos deben tomar medidas para implementar el acuerdo y antes de 2018 terminar el reglamento sobre medición, contabilidad y análisis de las acciones mundiales a favor del clima, que es necesario para la transparencia en la acción global. Asimismo, otro de los retos que establece el acuerdo es «reforzar el apoyo tecnológico y financiero a los países en desarrollo para que estos puedan construirse sus propios futuros sostenibles a partir de una energía limpia». Además, la sociedad, los ciudadanos, las ciudades, las empresas y los inversionistas también tienen el compromiso de «reducir las emisiones de carbono y apoyar a los gobiernos en su lucha contra los peligrosos efectos del cambio climático».
España es uno de los países que aún no ha ratificado el acuerdo, pese a que participó en la firma del mismo el pasado 22 de abril en Nueva York. El secretario de Estado en funciones, Pablo Saavedra, explicó que ya está «todo preparado» pero «no ha sido posible por parte de un Gobierno en funciones». Con la nueva formación de Gobierno, está previsto que en el primer consejo de ministros «ordinario» de la próxima semana, el Ejecutivo pueda elevar a las Cortes Generales su ratificación y que el Parlamento pueda tramitarlo «en el menor tiempo posible».