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Trump de espalda al mundo

No cree en el cambio climático. Para Donald Trump, es simplemente “un engaño chino” para hacer menos competitiva la industria manufacturera estadounidense.

Trump de espalda al mundo

Reuters

No cree en el cambio climático. Para Donald Trump, es simplemente “un engaño chino” para hacer menos competitiva la industria manufacturera estadounidense. Poco interesa que haya sido un exvicepresidente de la nación que hoy él lidera, Al Gore, quien haya tomado casi que a título personal el alertar sobre los efectos del calentamiento global, dramáticamente reflejados en su documental Una verdad incómoda. Tampoco ha importado que su predecesor, Barack Obama, respaldara firmemente las negociaciones que dieron vida al Acuerdo de París y lo considerara un marco duradero y de largo plazo. Menos todavía, desmarcarse de sus aliados del G7 y unirse al “selecto” club de Nicaragua y Siria; peor aún, rechazar el consenso de la comunidad científica internacional.

El Presidente de Estados Unidos ha decidido cumplir con una de sus promesas de la campaña electoral y abandonar el Acuerdo de París, adoptado el 12 de diciembre de 2015 dentro de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y suscrito por 195 países y ratificado por 147 como primer paso hacia un mundo mejor gracias al compromiso de las naciones desarrolladas y en vías de desarrollo por encaminar una economía baja en carbono.

Por un lado, Steve Bannon, jefe de estrategia de Trump, presionaba para la retirada; y, por el otro, el secretario de Estado, Rex Tillerson, y el secretario de Energía, Rick Perry, promovían el continuar con la adhesión, mientras que la hija del Presidente y principal asesora, Ivanka Trump, insistía en la necesidad de evaluar todas las consecuencias de la salida, según reseña CNN.

No sólo se debatía en la Casa Blanca. Desde la red social Twitter, Elon Musk, fundador de Tesla y SpaceX, aseguró haber hecho todo lo que estaba a su alcance por aconsejar directamente al Jefe de Estado y apuntó que si este optaba por abandonar el pacto, “no me quedará otra opción más que retirarme de su consejo asesor”. También gigantes energéticos como Exxon, General Electric y Chevron mostraron su desacuerdo.

 

 

Con Obama en la mira

Pero era un secreto a voces. Ya en marzo, “para acabar con la guerra contra el carbón”, el mandatario estadounidense había dado marcha atrás al Plan de Energía Limpia, adelantado por su antecesor. Si no ha podido aún con el Obamacare, pues ha propinado un zarpazo a la política ambiental del expresidente.

Este jueves 1 de junio Trump anunció oficialmente el retiro de Estados Unidos del Acuerdo de París y, así, se unió a Nicaragua y Siria como únicos países que no lo apoyan, “un puñado de naciones que rechazan el futuro”, como expresó en un comunicado Obama, poco dado hasta ahora a comentar las líneas seguidas por quien le sucedió en el máximo cargo.

Esgrimiendo su deber de proteger a su nación y para apoyar las industrias de petróleo y carbón, así como estimular la generación de empleo, el Presidente norteamericano dio al traste con el histórico convenio ambiental por considerarlo injusto y desfavorable. “Esto tiene menos que ver con el clima y más con otros países obteniendo ventajas financieras por sobre Estados Unidos», dijo aludiendo a las pesadas cargas económicas que recaen sobre EEUU y a las restricciones en cuanto al uso de carbón, mientras que China y la Unión Europea pueden continuar construyendo plantas para su procesamiento.

El segundo mayor emisor de gases de efecto invernadero, responsable junto con China del 40% del dióxido de carbono de todo el mundo, se liberó así de su compromiso de disminuir para 2025 las emisiones contaminantes entre un 26 % y un 28 % en relación con los niveles de 2005, meta propuesta por Obama.

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La fachada del céntrico Hotel De Ville de París se iluminó de verde al producirse las declaraciones de Trump. | Foto: PHILIPPE WOJAZER / Reuters.

 

Pero ¿hasta qué punto el Acuerdo París es efectivo para combatir el calentamiento global? Como moderadamente efectivo lo califica Oriol Costa Fernández, profesor e investigador de Relaciones Internacionales de la Universidad Autónoma de Barcelona, pues en caso de cumplirse lo prometido el cambio climático alcanzaría según las previsiones un aumento medio global de entre 2,7 y 3ºC.

“Claramente, esto es insuficiente. El propio acuerdo fija como límite un cambio climático de 1,5 – 2 ºC. Pero es mejor que lo que había antes porque las promesas posteriores a Copenhagen 2009 nos habrían llevado un poco por arriba de los 4 ºC. Además, incluye un mecanismo de revisión hacia arriba de las promesas para cerrar el llamado ‘ambition gap’ entre el objetivo declarado y el resultado de las acciones reales. Sin ser perfecto, de hecho, está muy lejos de serlo, el Acuerdo de París es el mejor producido hasta ahora en materia de clima, y llevamos desde 1990 negociando convenios del clima”, destaca a The Objective el especialista en política ambiental internacional.

Era previsible que se abriera paso la decepción en el mundo. La ONU, a través de su secretario general, Antonio Guterres, catalogó el anuncio de Trump como una “gran desilusión”; y la Unión Europea, en voz del comisario de Energía y Clima, Miguel Arias Cañete, como “un día triste para la comunidad internacional”.

 

 

Por otra parte, si EEUU se hubiera quedado en París pero reduciendo la ambición de sus compromisos tampoco el escenario habría sido favorable, según explica Oriol Costa Fernández. “Habrían vulnerado una cláusula clave: la no-backsliding clause, fundamental para asegurar la progresión hacia arriba de los compromisos de los estados. La decisión habría debilitado enormemente la arquitectura del acuerdo y probablemente no habría suscitado la reacción de rechazo que se ha originado ahora. Habría sido quizá más peligroso aún”.

 

El efecto rebote

Sin duda, la retirada implica un desafío, como lo previó el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, quien afirmó vía Twitter que tomaría cartas en el asunto pues planea firmar una orden ejecutiva que mantenga el compromiso de la ciudad con el Acuerdo de París.

Las consecuencias no son pocas. Michael Oppenheimer, profesor de Geociencias y de Relaciones Internacionales en la Universidad de Princeton e integrante del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, ha hecho referencia a un posible efecto dominó en economías emergentes como India, Filipinas, Malasia o Indonesia, lo que ocasionaría un incremento de la temperatura atmosférica que excedería el peligroso umbral de los 2 grados centígrados.

“Veremos un calor más extremo, tormentas más dañinas, inundaciones costeras y riesgos mayores a la seguridad alimentaria, y ese no es el tipo de mundo en el que queremos vivir”, ha dicho Oppenheimer a The New York Times.

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Activistas alemanes protestan por la retirada de EE.UU. del Acuerdo de París | Foto: FABRIZIO BENSCH / Reuters.

 

Por lo pronto, en una declaración pública conjunta, China y Alemania han mostrado firme respaldo al pacto. En caso de frenarse la lucha en contra del calentamiento global, los mismos estadounidenses pagarán un alto precio, según afirma Jennifer Morgan, directora ejecutiva de Greenpeace Internacional.

“El cambio climático es una amenaza muy importante para Estados Unidos, desde el aumento del nivel del mar hasta las olas de calor extremos y otros riesgos climáticos en todo el país o mayores riesgos para su seguridad. A corto plazo, la mayor consecuencia para EEUU es política. Los principales países están invirtiendo en un exitoso Acuerdo de París y la retirada de EEUU menoscaba su capacidad para avanzar en sus prioridades de política exterior con esos mismos países”, escribe en el blog de Greenpeace España.

 

Una mirada hacia el futuro

Morgan es rotunda al asegurar que la retirada de la superpotencia del convenio global en materia climática no presupone de manera alguna que este muera. “Está vivo y en buen estado de salud. En la Cumbre del G7, Europa, Canadá y Japón han reafirmado su firme compromiso para aplicar rápidamente el Acuerdo. Greenpeace pide a los líderes mundiales que aseguren que en la próxima Cumbre del G20 salga un compromiso aún mayor. Trump puede echar hacia atrás parte de las políticas norteamericanas, pero el resto del mundo está mirando hacia delante. Desde noviembre de 2016, cuando Trump fue elegido, al Acuerdo de París se han unido formalmente 76 países más”, agrega.

No es la primera vez que Estados Unidos voltea la mirada. Ya en 2001, después de largas negociaciones, el entonces presidente George W. Bush no ratificó el Protocolo de Kioto, que comprometía a los países industrializados a controlar las emisiones contaminantes por ser los principales responsables de los elevados niveles de gases de efecto invernadero. Esto obligó a la Unión Europea a encabezar el combate contra el cambio climático hasta lograr que se alcanzara década y media después el convenio de París.

Con la retirada de Estados Unidos, ¿el acuerdo luce tan frágil como el mundo frente al cambio climático? Consultado por The Objective, Oriol Costa Fernández asegura que constituye un golpe muy duro, sin duda, por tratarse del segundo emisor de gases de efecto invernadero y el estado más poderoso del mundo. “Ahora la Unión Europea y China -y a poder ser muchos más estados clave, pero como mínimo estos dos- deben asegurar que no se dé una escalada de retiradas y esperar que para cuando la decisión ya sea efectiva, que será dentro de 4 años, EEUU haya elegido a un presidente que pueda entender la ciencia del clima y sus implicaciones políticas”.

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