«Lo que para unos es cocodrilo, para otros es nutria y así vamos»
«Volveremos y ellos se irán (se irán expulsados). Pero ya sabemos que están ahí, esperando la ocasión. Si un día nos vamos para siempre, ellos volverán para siempre. Sin esperar ni un día»
«Nuestra sola existencia como especie ya es desestabilizadora: nos adaptamos al medio de manera agresiva, haciendo del mundo un medio ambiente»
Como nunca estuvo muy claro qué añade la dignidad a los derechos humanos, con el tiempo, aquélla ha aspirado a ser el fundamento metafísico de estos
Con el mes de julio alcanzamos el meridiano de la temporada taurina. Pasadas las ferias de Sevilla y Madrid llegan también las puntuales y comprensibles críticas a un espectáculo ancestral que termina con el sacrificio del animal.
Desde que el filósofo británico Jeremy Bentham lanzase la pregunta fundacional del animalismo moderno allá por 1780, algo hemos avanzado: cada vez son más los seres humanos conscientes de que el animal, aunque no habla, sufre. Desde luego, sufre cuando se le hacina o mantiene en condiciones de inmovilidad, total o parcial, en beneficio humano; igual que sufre cuando se le mata con idéntico fin. Y aunque a menudo empleamos la palabra «sacrificio» para designar esta acción, parece difícil encontrar ecos religiosos en el sistema alimentario industrial.
Llegó una víspera de Semana Santa, hacia las siete de la mañana, después de viajar toda la noche. Hace ya más de tres años de eso. Era tímida. Entró al portal dando pasitos cortos, con la mirada gacha. Vestía una bata roja, cruzada y atada en torno a la cintura, como de señora mayor. La prenda apestaba y le infligía una cierta humillación, así que nos deshicimos de ella allí mismo, arrojándola al cubo de basura, y fuimos a dar un paseo.
Con el apoyo de todos los grupos del Congreso, el PP ha presentado una proposición para modificar el régimen jurídico de los animales.
Los ecologistas de ciudad sueñan con tener un día una cabaña de ganado, en mitad de un prado cercano a un río. Ellos creen que eso sería una vida maravillosa. En tal caso, piensan en la dureza de levantarse pronto a ordeñar, pero lo compensan con imaginar el frescor del viento al amanecer en su rostro, y se sonríen. También aventuran que será duro andar limpiando la porquería de los animales, pero se les pasa al entender que eso será oler a Naturaleza pura: a la Madre Tierra.