Hasta ahora, los científicos sabían que la Vía Láctea y su galaxia vecina, Andrómeda, estaban siendo atraídas por una densa región del universo. La Concentración o Supercúmulo Shapley, como se conoce esta región, es una zona con más de dos docenas de cúmulos ricos que se encuentra a 750 millones de años luz de la Vía Láctea. Ahora, cosmólogos de la Universidad de Hebrea de Jerusalem, junto con científicos de Francia y Hawai, han descubierto que nuestra galaxia no solo está siendo atraída, sino que también está siendo empujada, por lo que son dos movimientos diferentes los que cambian su posicionamiento en el espacio.
La escasez de estrellas, planetas y otro tipo de materia en esta zona muerta podría explicar al menos la mitad de la fuerza que hace que nuestra galaxia se mueva a una velocidad de dos millones de kilómetros por hora. Sin embargo, es la atracción gravitacional de las galaxias que están situadas alrededor de la Vía Láctea es la que domina su movimiento. El hecho de que estas no estén repartidas uniformemente en el universo es lo que causa que los espacios más vacíos atraigan hacia sí las galaxias que cuentan con más materia.