Antonio García Maldonado

El impúdico relato soñado independentista

El impúdico relato soñado independentista

Una de las ventajas de la democracia representativa es que no te obliga a mostrarte como lo que votas. El voto es secreto y la opinión no es obligatoria (aunque no lo parezca). Pero lo que es una ventaja desde el punto de vista personal, supone una constante espada de Damocles para el propio sistema democrático, porque nadie ni nada garantiza que los ciudadanos no opten en secreto por las peores opciones. Jesús Gil gobernaba en Marbella porque todo el mundo lo votaba pero nadie admitía que lo hacía.

¡A leer en la Rentrée 2017!

¡A leer en la Rentrée 2017!

Volver a la realidad es duro, lo sabemos, es por eso que la rentrée es la época ideal para refugiarse en la lectura y permanecer -aunque sea por instantes- en mundos, tiempos e historias que no son los nuestros. Aquí las recomendaciones de cuatro de nuestros Subjetivos para dejar que el cuerpo regrese a los hábitos y los zapatos con calcetines, mientras el alma divaga un poco más.

La gasolinera como síntoma

La gasolinera como síntoma

Cuando llega el verano, llega el calor y, también, mi hijo, y con él nuestros viajes por la comarca de acá para allá consumiendo días largos de luz y nostalgias. Y gasolina. A sus cinco años, el cansancio aparece imperturbable apenas arrancamos tras dejarlo instalado con esfuerzo torpe en su silla trasera, entre mis sudores y lamentos callados por la aparatosidad con que manejo semiagachado el mecanismo del cinturón y mi impaciencia ante la canícula. Pongo el aire acondicionado, intento relajarme, conduzco y observo por el retrovisor sus cabezadas con indisimulable ternura. Pero hay que repostar.

Contra los héroes

Contra los héroes

Una de las muchas virtudes de Dunkerque ha sido la de mostrar el despliegue de un esfuerzo colectivo, sustentado en unas instituciones sólidas que apenas se mencionan pero están ahí (esa lista de “barcos de recreo requisables”) y un liderazgo político y militar que sabe utilizar todo eso al servicio de una causa noble. En este sentido, la película de Christopher Nolan va a contracorriente de algunas de sus propias películas, como Batman, donde la lucha entre el bien y el mal se personifican en héroes o villanos de los que depende la salvación del mundo. Los tráiler previos en la sesión a la que asistí fueron bastante elocuentes: el primero, sobre la adaptación de la novela de Stephen King La torre oscura, donde Idris Elba tiene que salvar la tierra del malvado que interpreta Matthew McConaughey, mientras los habitantes del planeta esperan pasivos e ignorantes el desenlace de esa lucha; el segundo, la nueva saga del Spiderman youtuber, donde el remozado Peter Parker tendrá que seguir echando redes de balcón en balcón por nosotros, para preocupación de su pobre tía.

Verano

Verano

Tendemos a hacernos una idea del Infierno en términos espaciales: el inframundo oscuro, por oposición a unas Alturas reconfortantes. Sin embargo, para mí siempre ha estado configurado en el eje temporal. Cuando llega el verano, desciendo sin buscarlo a una sima demoníaca donde me rodean vociferantes multitudes destetadas y enrojecidas por un clima al que no están acostumbrados; coches con las lunas bajadas atronando la canción de moda, ante el que uno quisiera poder confesar sus pecados y librarse del tormento. Los bares que frecuento el resto del año me castigan con subidas de precios y largas esperas entre cervezas o cafés; los supermercados me reciben con extensas colas ante unas cajas en las que bañistas aún con arena, a veces sin camiseta, actúan como si les amparara un decreto de felicidad obligada para todo el que acuda o viva en la ciudad.

Contra el mito del auge asiático y el declive europeo

Contra el mito del auge asiático y el declive europeo

Uno de los lugares comunes del análisis internacional dice que el poder se ha desplazado a Asia y que Trump o el Brexit no dejan de ser pataletas ante ese hecho inevitable. Los flujos económicos van hacia esa región, las actividades se deslocalizan en China o Bangladesh, sus economías crecen y emergen grandes clases medias con un poder de consumo que hace las delicias de las grandes compañías internacionales. A este diagnóstico suele seguir el que dice que, en este contexto, Europa estaría llamada a convertirse en un museo para turistas ricos, en una Venecia gigante que sirve de testimonio kitsch del pasado ante su irrelevancia en el presente y el futuro.

No basta con tener razón

No basta con tener razón

El anuncio del referéndum de independencia para el próximo 1 de octubre anunciado por Carles Puigdemont no es ninguna sorpresa. El Govern no tenía opción de echarse atrás dados los compromisos retóricos que había ido adquiriendo. Y si hacía falta alguna otra evidencia que mostrara que este movimiento ha perdido contacto con la mitad de la propia Cataluña y con la realidad, ahí está la seriedad con la que Pep Guardiola pidió auxilio internacional contra “un Estado autoritario”. Lo triste no es que él lo pronunciara, sino la sospecha de que es un pensamiento relativamente extendido. Aunque quien amenazara con un nuevo Estado autoritario fuera Lluis Llach al advertir de que los funcionarios que no siguieran las leyes de desconexión “serían perseguidos”.

Europeos contra la nostalgia

Europeos contra la nostalgia

“¿Qué tenéis contra la nostalgia?”, se preguntaba en un monólogo sobreactuado uno de los personajes de la película La gran belleza. Y aducía ante su audiencia con gesto contrito: “es lo único que nos queda a los que no tenemos esperanza en el futuro”. Hay un breve silencio en el que el personaje espera angustiado sin abrir la boca la reacción del público. Estallan los aplausos y vítores, y el personaje queda liberado del esfuerzo y la frustración tras ser al fin un dramaturgo de éxito, objetivo que lo había llevado hasta Roma siendo un estudiante. Cumplido su anhelo, vuelve al pueblo. Se ha deshecho de angustias existenciales y de algún amor no correspondido. Ahora es libre y se dispone a comenzar otra etapa. De madurez, sino fuera porque la madurez le ha pillado más cerca de los 60 que de los 30.

PSOE: nos une el espanto

PSOE: nos une el espanto

El pasado domingo, en dos suplementos económicos de la prensa generalista, leí dos reportajes interesantísimos. Uno sobre cómo han cambiado los hábitos de consumo en el supermercado y qué nos dice eso de los cambios sociales subyacentes; y otro sobre la distinta forma que tiene de relacionarse con la realidad los Millenials en comparación con las generaciones anteriores. Cambio generacional, tecnologías disruptivas, sostenibilidad de las pensiones, precarización del empleo, aumento de la desigualdad, formas nuevas de proteger al trabajador sin por ello perder competitividad y flexibilidad… Las cuestiones, además de apasionantes, son urgentes, fundamentales para entender y cambiar la realidad inmediata.

Colombia: Jugar con fuego en procesos de paz

Colombia: Jugar con fuego en procesos de paz

El resultado del plebiscito en Colombia, con una victoria ajustada e inesperada del NO, sume en la depresión a los partidarios del refrendo de los Acuerdos de La Habana. No obstante, la votación ha sido tan pareja que, muestras de tristezas y alegrías aparte, hacen casi imposible una vuelta al punto de partida inicial de hostilidades. Los acuerdos serán el núcleo de cualquier futuro pacto, sea tras renegociación o Asamblea Constituyente. Y es impensable que las FARC (que en Twitter han asumido un tono conciliador tras conocer el resultado) interpreten esta derrota como una señal distinta de que, lejos de dar por muerto los acuerdos, han de profundizar en ellos sin sobreactuaciones ni contriciones de última hora. Dependerá también de la diplomacia que decidan mostrar los vencedores de hoy.

La hora del abandono

La hora del abandono

Pocos días después de que me instalara en Bogotá, la revista Semana publicó una portada en la que aparecía Hugo Chávez anunciando que estaba enfermo, acompañada de la macabra pregunta de si el cáncer podría lo que no consiguieron sus enemigos. Poco tiempo después, huyendo del tráfico imposible del centro, me mudé a un apartamento en el Norte, zona pudiente, ‘estrato 5’ en la nomenclatura colombiana. Ocurría algo curioso con algunos vecinos: si entraba al ascensor con ropa deslustrada o chándal, no me devolvían el saludo, pero estos mismos vecinos se volvían reverenciales cuando entraba en mangas de camisa o traje. A mi adorable asistenta ni la miraban a la cara, y sólo empezó a subir en ascensor al sexto cuando yo la obligué.

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