Hasta ahora, los científicos habían establecido dos principales teorías para explicar la formación de la Luna. Ambas incluían el choque de un gran objeto con la Tierra, pero la principal diferencia es que una de las teorías dice que el golpe fue de baja energía y tanto nuestro planeta como la Luna quedaron envueltos en una atmósfera de silicato, mientras que el segundo modelo plantea que el impacto fue mucho más violento. Según esta segunda versión, el choque fue tan fulminante que la Tierra quedó en parte pulverizada, expandiéndose hasta formar un enorme disco superfluido del cual cristalizó la Luna. Según señala el estudio, la Luna se formó siguiendo la segunda teoría, tras una colisión entre una Tierra muy joven y otro planeta que provocó un choque tan potente y con tanta energía que hizo que se vaporizara tanto el planeta como la mayor parte de nuestra Tierra. A partir de esta colisión se formó un gigantesco disco superfluido a partir del cual nació nuestro satélite. Los geoquímicos Kun Wang y Stein Jacobsen, autores del estudio, analizaron los isótopos de potasio en nuestro planeta y su satélite con nuevas técnicas de medición mucho más precisas, logrando recaudar datos suficientes como para sostener esta teoría científica.