En este país si citas a Lorca en tuiter (por cierto, si vamos de poetas republicanos y homosexuales, yo soy más de Cernuda) y pergeñas una novela de primavera ya eres un tipo culto. Incluso llegas a ministro de la cosa.
Imaginemos a un conductor que un buen día, tras haberse trasegado varias copas de queimada, se lanza a conducir por una carretera llena de curvas, en medio de las cuales empieza a charlotear por el móvil sin manos libres, mientras duplica con su velocidad el límite legal.