Aurea mediocritas
Una vida sin examen no merece la pena ser vivida, pensaba Sócrates. Pero una vida en la que un inspector de la Guía Michelín puede, en cualquier momento, irrumpir en tu cocina como una divinidad hambrienta para exigir ser complacido so pena de perder estima, rango y honor, es bastante insoportable y tampoco sale a cuenta.