El bando inequívoco del bien
Cada vez me cuesta más decir lo que pienso. No por miedo a toda esa barahúnda de cabreados que se ofenden por lo que digo o lo que no digo. Me cuesta porque empiezo a no saber qué demonios pienso. Dónde está el bien y donde está el mal. Si lo que digo ayuda o descalabra. Si aporto ruido o aporto algo útil con mis palabras. Me gustaría aportar cordura, pero igual es mucho pedir. Por ejemplo, Juana Rivas. El hecho de tener que encontrar una opinión sobre su huida y regreso me descoyunta las neuronas porque parece que hoy día, en todo, nuestra opinión es un partido. Parece que en estos tiempos debes de estar a favor o en contra de Juana Rivas. A favor o en contra de la emoción catalanista. A favor o en contra del islam. A favor o en contra de un juez que con todas las pruebas y detalles en la mano toma una decisión o a favor o en contra de una mujer que pone el amor por encima de todo y solo quiere el bien para sus hijos. Estás a favor o en contra de algo, de una manera fervorosa, activa, activista, o a favor o en contra del más rancio cliché.





































