El discurso del populismo y del antisistema se ha impuesto a una Hillary Clinton que representaba al ‘establishment’. Trump ha alardeado de ser políticamente incorrecto con declaraciones incendiarias a favor del uso de las armas sin control – “Yo podría estar parado en medio de la Quinta Avenida y disparar contra alguien, y no perder ningún votante, ¿vale?” – Efectivamente, esta polémica frase parece haberle dado la razón. Más escandalosas aún fueron sus declaraciones sobre los inmigrantes tras manifestar en un mitin lleno de hispanos que “cuando México nos envía a su gente, no nos envía a la mejor. Envían a gente con muchos problemas y se traen los problemas, están trayendo drogas, el crimen. Son violadores. Algunos, asumo, son gente decente”. Y es que entre las prioridades anunciadas por Trump están levantar un muro a lo largo de la frontera de Estados Unidos con México y expulsar a todos los inmigrantes ilegales para que “dejen de robarnos el trabajo”.
Pero si algo ha marcado las últimas semanas de campaña ha sido la emisión de unas imágenes de Trump alardeando de poder hacer con las mujeres lo que quiere por ser famoso, cuando no se refería a ellas en términos despectivos como “cerdas, perras y animales desagradables”. Además de ir contra los inmigrantes y las mujeres, Trump ha dejado clara su animadversión hacia los musulmanes a los que ve como “terroristas” y a los que “hay que impedir entrar en el país” porque “quieren volar nuestros edificios, nuestras ciudades”. Tampoco se ha mordido la lengua al hablar de los políticos – “No sé cómo somos tan estúpido y tenemos a un presidente como Barack Obama” – y en especial de Hillary Clinton a la que llamó mentirosa, ladrona, y a la que llegó a amenazar con meter en la cárcel si ganaba las elecciones. A ambos les acusó de crear el Estado Islámico. Ha defendido la necesidad de recuperar el sueño americano, el imperio y obtener alguna “victoria” en el exterior; ha alabado la Rusia de Vladimir Putin, ha hecho algún guiño a la dictadura de Corea del Norte y ha criticado a China por “inventarse” el cambio climático. En definitiva, Trump se ha presentado como un hombre “normal”, un “trabajador”, contrario al sistema y populista, que ha logrado generar la ilusión en una ciudadanía desencantada con la Administración Obama y con lo que representa Hillary Clinton.
A las reacciones de sorpresa y decepción por parte de los votantes demócratas, destacan las rápidas reacciones fuera de Estados Unidos. Antes de que se proclamara a Trump oficialmente vencedor, la dirigente de extrema derecha Marine Le Pen le felicitó a través de su cuenta de twitter. Sin embargo, los mercados asiáticos reacciones con caídas tras conocerse la evolución del escrutinio a lo largo de la intensa noche electoral. La Bolsa de Tokio cerró con una caída del 5,36% mientras las autoridades de Japón convocaron de urgencia una reunión financiera cuando ya todo apuntaba a una victoria de Trump. Seúl también convocó a su consejo de seguridad ante la posible victoria del candidato republicano.