El agujero de la capa de ozono, provocado por las emisiones de gases de tipo invernadero, se ha convertido desde su descubrimiento en una amenaza medioambiental para el planeta, que ha ido aumentando de tamaño desde entonces. Hasta este momento que, por primera vez, se ha reducido su tamaño. Aunque el agujero no se cerrará completamente hasta 2050 como pronto, su recuperación reconforta a los científicos que presionaron para aprobar el Protocolo de Montreal.
El acuerdo internacional suscrito en 1987 estableció eliminar de forma gradual la producción industrial de CFC, presentes en productos industriales que ayudan a desencadenar la destrucción de la capa de ozono, que sirve de pantalla a los cancerígenos rayos ultravioleta. «Es importante saber que las acciones que hemos tomado han tenido los efectos deseados», comenta Solomon, que ha dirigido el estudio publicado por la revista.