Como a putas
Mientras sigamos mirando así a las víctimas, como génesis de la culpa, seguiremos sin atacar la raíz del problema
Mientras sigamos mirando así a las víctimas, como génesis de la culpa, seguiremos sin atacar la raíz del problema
Aburridos tras perder a sus hermanos, padres y amigos, estos niños deambulan por las calles disfrazados jugando a la guerra. A mí todos estos niños, usados como iconos de las guerras me ayudan a reflexionar hasta qué punto puede llegar la crueldad humana.
En tiempos de guerra el nunca olvides es una premisa básica. Una imagen es capaz de refrescar la memoria y desatar los sentimientos que más escuecen al alma.
Puede que la única lealtad de verano sea la selfidelidad, que es ese obviar todo cuanto monumento haya alrededor. Afanado en posar, al final recuerda el turista lo que retrata, no lo que ve.
Nunca eliges a quién confías tu suerte. El primero que pasa. Es una cosa espontánea. Él siempre accederá, amable, con una sonrisa. Normalmente, a los segundos de entregar tu amado aparatito, aborreces las garras de quien lo sujeta.
Se cumple ahora un cuarto de siglo de la caída del muro de Berlín y apenas hay ahora rastro de las enormes diferencias que en un tiempo hubo entre ambos lados. Berlín se ha convertido con la reunificación en una inmensa y moderna metrópoli casi diez veces más grande que Madrid.
La cámara está entre él y la realidad y al estar en medio, en ese momento, le protege, le distancia y le acoraza, porque lo importante es la foto. Para que se entere todo el mundo.
No estoy de acuerdo con que la fotografía debilite la memoria del que la toma. Es más, estoy convencido de que la refuerza. Porque muchas veces, mirar, obliga a recordar. Aunque no te guste.
Pasa el avión delante de la luna. Alguien, desde el suelo, lo fotografía. Una preciosidad. Sin preparación alguna, sin que el piloto se haya enterado. Una maravilla sin querer, en la noche de Argelia.
¿Por qué una foto entre millones termina convertida en icono? Lo desconozco, y para ser sincero, prefiero que siga perteneciendo al terreno de lo mágico, como el destino, el azar y el amor.
Un viaje sin fotos es una mierda de viaje. Por eso es necesario compensar a quienes tengan sus fotos con el filtro smog que hace imposible distinguir si la muralla que sale al fondo es la china o la de Ávila.
Pienso que quizás hoy nos falta mucho de todo esto. Somos incapaces de detenernos ante una emoción, mucho menos ante un charco, una pequeña flor o la sencillez de un pan. Necesitamos aprender a mirar.
La cara es el espejo del alma. Y el calzado también. Mirad la cara de alguien y luego mirad sus zapatos y comprobaréis que se parecen. Nada expresa mejor la ausencia que el calzado vacío.
Una de las secuencias más impactantes de La Lista de Schindler muestra a una niña judía que vaga perdida con su abrigo rojo entre la multitud en blanco y negro camino del campo de concentración.
La fotografía de este hombre resume a la perfección la imagen del futuro que teníamos quienes hemos conocido un mundo sin teléfonos móviles y sin conexión a internet.
A veces a instantes de una catástrofe, a veces a centímetros de ella. Juglares de nuestro siglo, contadores de historias en imágenes. ¿Es suficiente su arma para mantenerle a salvo?
La idea que hoy tenemos de una noticia es algo que se asocia por necesidad con la imagen consiguiente
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