Gabo
'Cien años de soledad' llega a Netflix en forma de serie y en español
“Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo
La última batalla del Gabo
El Gabo dijo adiós un abril hace ahora cuatro años. Había muerto haciendo con la batalla lo que hacía el coronel de su obra: presentarla, que es mucho más importante que haberla ganado. García Márquez no coincide con Aureliano en eso de promover treinta y dos levantamientos y perderlos todos.
Las intimidades literarias de Gabriel García Márquez, al descubierto
El archivo con todos los manuscritos que sobrevivieron de Gabriel García Márquez está en Estados Unidos. Él, que se rebeló contra todos sus gobiernos, nunca lo habría imaginado. Vendieron el fondo de documentos que había escoltado durante años por más de dos millones de dólares a la Universidad de Texas –a través de la institución Harry Ransom Center–. Parece mucho dinero cuando Gabo –como le llamaron quienes le conocían– vivió con lo justo durante casi media vida. Aquella circunstancia cambió, sin embargo, cuando alguien quedó deslumbrado por Cien años de soledad.
Los restos de Gabriel García Márquez ya descansan en su amada Cartagena
Los familiares y amigos de García Márquez han dedicado un busto de bronce al autor en el patio central del Claustro de la Merced, de la Universidad de Cartagena, donde ‘Gabo’ llegó a matricularse en 1948 para continuar sus estudios de derecho, que no terminó ya que decidió seguir su carrera como escritor. El escritor y periodista colombiano Juan Gossaín ha revelado que ‘Gabo’ pidió ser sepultado en Cartagena de Indias. El resto de las cenizas permanecerán en México, donde se trasladó a vivir en 1961 y finalmente falleció en 2014.
Artistas y responsabilidad social
La cita, muchas veces repetida, es de Georg Baselitz, el pintor alemán: «El artista no es responsable ante nadie. Su papel social es asocial; su única responsabilidad es su actitud ante su obra».
Latidos
A Gabriel García Márquez no le gustaban las grabadoras. La grabadora encierra todos los sonidos, incluso las respiraciones, pero no llega a alcanzar lo de dentro, las sensaciones, lo que realmente vale, aquello que es noticia: el ser humano.