Siria se vuelca en aumentar el turismo y pide a la UE que quite las sanciones «ilegales» contra ella
Nedal Mashfey, viceministro de Turismo, asegura que es «totalmente seguro» viajar al país
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Al menos 652 niños fueron asesinados en Siria durante 2016 en el marco de una guerra civil que esta semana cumple seis años, lo que supone un 20% más respecto a 2015.
«Los informes que tenemos procedentes del interior de la zona Este de Alepo es que se están distribuyendo las últimas raciones de alimentos en estos momentos”, ha informado a los periodistas Jan Egeland, responsable de la fuerza especial humanitaria para Siria de Naciones Unidas. Egeland ha insistido en que, con el invierno ya en ciernes, la necesidad de evitar una hambruna entre la población debería obligar a las partes, incluido el gobierno de Siria, su aliado ruso, y los rebeldes, a garantizar el acceso humanitario. «No creo que nadie quiera que un cuarto de millón de personas se muera de hambre en el Este de Alepo”, ha manifestado, en alusión al número de civiles que, según la ONU, vive bajo el asedio. En este sentido, se ha mostrado confiado en que será posible acceder a la ciudad después de meses de bloqueo, porque “las consecuencias de no ayudar y no permitir la entrada de ayuda serían catastróficas y, sencillamente, no me planteo ese escenario».
El plan de Naciones Unidas incluye la entrega de medicinas y alimentos además de evacuaciones por motivos médicos y el despliegue de personal sanitario.
Las imágenes aéreas del vídeo, publicado en YouTube, muestran la playa de la ciudad costera de Tartus llena de gente, disfrutando del mar Mediterráneo, bañándose o conduciendo motos de agua. La campaña, ideada por el ministerio de Turismo de Siria, promociona el país como un destino vacacional. Tartus está situada a 160 kilómetros al noroeste de la capital, Damasco, y a 30 km al norte de la frontera con el Líbano. Tiene el segundo mayor puerto del país y los sirios la consideran como un destino balneario. Esta ciudad costera había permanecido relativamente al margen de la guerra que ha sumido a Siria en el caos desde 2011, pero el pasado 23 de mayo 48 personas murieron en tres explosiones terroristas en Tartus (imagen que encabeza el texto), donde un coche bomba estalló a la entrada de una estación de autobuses y, acto seguido, dos suicidas detonaron los artefactos que llevaban adosados a sus cuerpos en su interior. El mismo día en Jableh, cerca de la base rusa de Jmeimin, murieron otras 53 personas en explosiones alrededor de un hospital.
Es conocida la riqueza arquitectónica de Siria pero los estragos de la guerra han destrozado gran parte de su patrimonio, como la ciudad antigua de Palmira, dominada por Estado Islámico hasta la pasada primavera.
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