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Siria se vuelca en aumentar el turismo y pide a la UE que quite las sanciones «ilegales» contra ella

Nedal Mashfey, viceministro de Turismo, asegura que es «totalmente seguro» viajar al país

Siria se vuelca en aumentar el turismo y pide a la UE que quite las sanciones «ilegales» contra ella

Mezquita de los Omeyas de Damasco. | Rodrigo Isasi

Con el terrorismo ya prácticamente derrotado y dejando atrás los duros años del Estado Islámico y otros grupos yihadistas en el país, el Gobierno de Bashar Al Assad, que lleva varios años reconstruyendo Siria, ha vuelto un año más a la Feria Internacional de Turismo de Madrid (Fitur) para promocionar el país como destino turístico y pedir a la UE que retire las sanciones «ilegales» contra Siria.

En 2010, antes de la guerra, más de seis millones de turistas visitaron Siria, lo que generó al país ingresos turísticos estimados de más de 5.000 millones de dólares. En 2021, fueron medio millón. En 2022, la cifra fue de 1.800.000, lo que supuso una tasa de crecimiento del 141% con respecto al año anterior.

Las norias de agua de Hama. | Foto: Rodrigo Isasi

El año pasado, 2023, pese a haber sufrido un devastador terremoto en febrero y hacer frente a las sanciones internacionales, el país ha conseguido mantener las cifras: dos millones de personas visitaron Siria, de los que 700.000 fueron turistas, la mitad de ellos provenientes de la Unión Europea, señala a THE OBJECTIVE Nedal Machfej, viceministro de Turismo de Siria, que asegura que es «totalmente seguro» viajar a este país: «Hay partes de Siria que están fuera del control gubernamental, pero son zonas muy pequeñas. En general, la tranquilidad en Siria es notable».

En este sentido, garantiza que los visitantes pueden ver los principales monumentos del país, como los ya reconstruidos zocos de Alepo y Homs, el afamado Crac de los Caballeros, la mayor y mejor conservada fortaleza medieval del mundo, Palmira, el Teatro Romano de Bosra y la Ciudadela de Alepo y su mezquita, cuyo minarete, que fue casi prácticamente destruido por los terroristas, «ha sido reconstruido piedra por piedra».

La guerra y la crisis le han pasado factura a Siria, pero la posguerra tampoco está siendo un jardín de rosas. Turquía y Estados Unidos ocupan ilegalmente una parte del territorio sirio y no están dispuestos a abandonarlo, las sanciones internacionales no cesan y la devaluación de la lira siria alcanza cifras impensables.

Tiendas en la ciudad vieja de Damasco. | Foto: Rodrigo Isasi

Aproximadamente, 1 euro equivale a 14.000 libras sirias. Es decir, para pagar un refresco y una chocolatina (3 euros) necesitas cerca de 40.000 libras sirias, o lo que es lo mismo, 80 billetes de la denominación más alta (5.000). Si bien esto es un grave perjuicio para los sirios, quizás el visitante extranjero se pueda sentir atraído al encontrarse con una moneda muy devaluada y unos precios muy asequibles para su bolsillo por unos productos de excelente calidad made in Syria.

«Para Siria, antes de la guerra, el turístico era el segundo sector más importante, después del petróleo», señala Machfej. Para recuperar las cifras turísticas de antes del conflicto, la estrategia del Gobierno sirio a corto plazo es promocionarse en «todas las ferias internacionales de turismo que podamos», como Fitur, para después invitar a Siria a personas relevantes de diferentes sectores (periodistas, políticos, empresarios…) y a youtubers e influencers para que vean en persona la situación actual en la que se encuentra el país.

Otra de las estrategias pasa por fomentar el turismo de proximidad, y en ese sentido Siria acaba de firmar un importante acuerdo con Irak «para aumentar el volumen de intercambio turístico entre ambas naciones hermanas», según declaró el ministro sirio de Turismo, Muhammad Rami Martini, a SANA, la agencia de noticias siria. Este acuerdo también servirá para que Irak  se beneficie de la experiencia siria en el campo del turismo y las antigüedades, según relata la agencia.

Las relaciones con España

España cerró su embajada en Damasco en 2012. Lo hizo de manera temporal, pero a día de hoy la legación diplomática sigue sin estar operativa, asumiendo sus funciones la oficina consular sita en Beirut. Lo mismo pasó con el Instituto Cervantes, que cerró sus puertas en 2012 y, a pesar de que había rumores de su posible reapertura hace unos años, todavía no lo ha hecho.

Nidal Mashfey, viceministro de Turismo de Siria. | Foto: Rodrigo Isasi

El viceministro de Turismo de Siria asegura desconocer si con el Gobierno actual de Pedro Sánchez va a haber una mejora de las relaciones con Siria y una mayor apertura, pero espera que «ojalá sea así». También desea que se reabra el Cervantes en la capital del país, pero «nosotros no podemos hacer nada, es una decisión del Gobierno de España».

El político sirio se queja de que muchas veces los ministerios de Asuntos Exteriores de países europeos recomiendan en sus páginas web no viajar a Siria bajo ningún concepto, como hace el ministerio de Exteriores de España. Por eso, quieren «cambiar esa imagen negativa y volver a la imagen de antes».

Por todo ello, el viceministro no duda en pedir al Gobierno de España y la UE que piensen que Siria «siempre ha sido un país que ha cumplido las leyes y el derecho internacional» y que «ellos sean justos y honestos con Siria». Así, les solicita que levanten las «sanciones ilegales» contra ella.

Las sanciones «ilegales» contra Siria

Estas sanciones impuestas por la UE y EEUU incluyen un embargo de petróleo, restricciones a la inversión y un congelamiento de los activos del Banco Central de Siria en la UE, así como restricciones a la exportación de equipos y tecnología. Unas sanciones que afectan directamente al pueblo sirio con la falta de materiales, medicinas, algunos alimentos, encarecimiento de productos y falta de combustibles.

Ciudadale de Alepo. | Foto: Rodrigo Isasi

Estas medidas coercitivas ya han sido declaradas ilegales por la ONU. «Tales medidas perjudican a esos pueblos al privarlos de alimentos, medicinas, combustible y otras necesidades de la vida cotidiana, y empujan a grandes segmentos de esos pueblos a convertirse en refugiados, a desplazarse, a emigrar y a ser víctimas de las redes de trata de personas y del chantaje político», señala el organismo.

Pero a estas sanciones internacionales se une otro problema que afecta a Siria, y por ende al turismo: la ocupación «ilegal» que Estados Unidos y Turquía están haciendo en el norte del país. Siria vive desde hace unos años, y ahora más profusamente, un problema de suministro de combustible que se hace notar en todos los sectores, incluidos los turísticos, como hoteles, o el transporte. Los americanos controlan los principales campos de petróleo del país: el campo de Rmelan, en la gobernación de Hasakah, en el noreste de Siria, y muy cerca de la frontera con Irak y Turquía, y el campo de Al-Omar, próximo a la ciudad de Deir ez-Zor, en el sureste del país.

Siria nunca ha sido uno de los grandes productores de petróleo y gas del mundo, más aún si se compara con su vecino Irak o con los países hermanos del Golfo Pérsico, sin embargo, los barriles que producía antes de la guerra, le servían para autoabastecerse. Desde que EEUU ocupa sus campos petrolíferos, el Gobierno de Al Assad tiene que depender del combustible que llega a través de sus aliados: Venezuela, Irán o Rusia, y son diarios los cortes de electricidad en las ciudades, lo que obliga a tiendas, hoteles y viviendas a utilizar generadores propios para tener red eléctrica o calefacción.

¿Cómo se puede viajar a Siria?

La falta de permisos para volar a países europeos desde Siria complica el regreso de los sirios a su país, pero también hace mucho más farragoso el turismo. Para entrar en Siria los turistas pueden hacerlo por vía terrestre, siendo a través de Líbano o Jordania lo más habitual, o por vía aérea, pero solo desde países que no están afectados por las sanciones.

Una estatua de Palmira en proceso de restauración en el Museo Nacional de Damasco. | Foto: Rodrigo Isasi

Ahí entra en Juego Cham Wings, una aerolínea privada cuyo objetivo es «conectar a la comunidad siria con su tierra natal», según asegura en su web. En 2021 la UE incluyo a Cham Wings en su lista de compañías sancionadas por volar a Bielorrusia y, según su criterio, fomentar la crisis migratoria cerca de sus fronteras, pero poco después la sacó de esa lista. Ahora, hace apenas unos días, ha vuelto a ser ser incluida en la lista de organismos sancionados por la UE. El Consejo Europeo asegura que es por «apoyar al régimen sirio y beneficiarse de él». No obstante, esta compañía aérea es de las pocas que permiten a los sirios que están en el extranjero regresar a su país.

Es más, hasta hace unos días volaba a Atenas, como puerta de entrada de Europa, permitiendo a los sirios que residen en otros países de la UE y a los turistas europeos volar desde la capital griega a Damasco. Ahora, esto ya no es posible por las sanciones.

Por tanto, un europeo que desee visitar Siria, debe llegar hasta Beirut y desde allí cruzar a Siria a través de las montañas en un taxi compartido – los denominados service- que parten de la estación cola bridge. Esta es la ruta más habitual, la más barata y bastante rápida. También puede cruzar por vía terrestre a través de la vecina Jordania o tomar un vuelo desde Beirut a Damasco.

Asimismo, es necesario viajar con un paquete turístico cerrado con una agencia y tramitar el visado con antelación con ella, no es posible viajar por libre, como se hacía antes de 2011.

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