El logos inaudito
Los cristianos necesitamos desarrollar un “logos” sobre Dios, una teología, que bien mirado, no deja de ser un gesto hiperbólico
Los cristianos necesitamos desarrollar un “logos” sobre Dios, una teología, que bien mirado, no deja de ser un gesto hiperbólico
Al dibujante Josep Bartolí (1910-1995) el alzamiento militar del 18 de julio lo pilló yéndose a dormir. Y se fue a dormir a pierna suelta
Existe una belleza vedada a nuestros sentidos, oculta tras los muros de los monasterios. Peter Seewald y Regula Freuler le han dedicado un librito, con el título de Los jardines de los monjes
Sé muy bien que los Mercader ya no me dejarán en paz. He dedicado tanto tiempo a entrometerme en sus vidas, que Ramón, el asesino de Trotsky, y Caridad, su madre, ya son como de mi familia. Me alegro mucho cuando descubro alguna noticia relacionada con ellos y me parece que se han olvidado de mí cuando dejan de darme señales de vida durante unos meses.
En dos semanas hemos conocido la relación estadística que existe entre la renta familiar, los códigos postales y el absentismo escolar. La conclusión: que ser pobre no es ningún chollo.
Uno comienza el año con alma de erizo. Es inevitable. “¿Para qué salimos?”, preguntaba el maestro Eckhart a sus monjes. “Para encontrar el camino de vuelta a casa,” les respondía. Así iniciamos enero. Pero esta bien que, al ponernos a andar, soñemos con grandes aventuras y amores inéditos. ¿Cómo, si no, nos iban a resultar creíbles los buenos propósitos que nos hacemos ante la soledad ubicua del espejo?
Hoy es casi imposible encontrar Caperucitas Rojas, pero abundan las Caperucitas Violetas ecologistas y empáticas, los lobos veganos y los leñadores insensibles al sufrimiento de la naturaleza.
1. Los escaños andaluces de Vox han tenido consecuencias imprevistas en toda España. No han dejado a nadie indiferente. Este es su mayor triunfo. 2. Vox está obligando al resto de los partidos a resintonizar con sus electores y con las preocupaciones efectivas de la red social más importante de España: la de los bares. 3. Todo partido político tiene votantes que no comparten su programa electoral. Esto no constituye ningún problema, mientras lo sigan votando. 4. Vox se presenta como una revuelta (ya veremos con qué recorrido) contra la “moral fashion”. 5. No tengo claro en nombre de qué moral, exactamente, se revuelve, pero lo que tenga claro yo es irrelevante. Lo relevante es lo que crean los electores.
No existe —aún— la advocación de Nuestra Señora de la Lectura Lenta, pero estoy en ello. En mi opinión, la riquísima iconografía de María leyendo nos ofrece un mensaje que eleva la lectura a la dignidad del sacramento: Leed, porque mediante la lectura, el verbo se hace carne.
Yo estoy doctorado en baja autoestima. Hay facetas de mi vida de las que huyo como las avestruces, hundiendo la cabeza en el olvido para no verme a mí mismo. Es lo que me pasa, por ejemplo, con los bailes de salón.
Yo, os lo juro, aquí donde me veis, sé lo que es acariciar la vellosidad de una tomatera y sentir la inmediata impregnación de la fragancia genuina del tomate; sé lo que es abrir un tomate y notar que el aire se va empapando de esos compuestos volátiles tan aromáticos que anticipan en el paladar la irrupción de su peculiar dulzura ácida.
Jean-Denis Bredin pronunció un notable discurso en la Académie française el 4 de diciembre de 1997 en el que se imaginaba que “una mujer, muy joven, muy hermosa, vestida solamente con un largo velo” se dirigía a los miembros de esta venerable institución con un aspecto tan radiante que los académicos, al completo, se ponían de pie para escucharla.
Quizás la noticia no me hubiera afectado tanto si no llevara conmigo la imagen de aquel pie diminuto. Creo que fue en el cruce de la 74 con la séptima, en Bogotá. Una india adolescente sentada en el suelo estaba tejiendo con lanas de colores. Frente a ella había un bote de plástico vacío. No rogaba. No pedía caridad. Ni tan siquiera levantaba la mirada de su labor.
Paquiro era la síntesis de lo español: imprevisible, valiente, impetuoso, ignorante de convenciones y antiutilitarista. Me gusta el español porque es el tipo; no es copia de nadie. Será el último tipo de Europa, decía Stendhal.
La novolatría es un signo de los tiempos. Lo nuevo se ha convertido en un valor ante el cual parece noble doblar la rodilla. Si algo es innovador, no necesita justificar que sea bueno.
El filósofo Clément Rosset recibió en una ocasión una nota anónima en la que se leía: “Lo que tomamos por una versión perversa de la realidad, es la realidad misma”. Eso es lo que comprendí yo una mañana que estaba en la Plaza de Ocata, aquí al lado de casa, tomando un café y leyendo a Epicteto.
El pasado día 4, Julio Merino publicó un artículo en Diario Córdoba titulado “Por la Memoria Histórica” del que quiero hacerme eco. Lamentaba, con sobrada razón, el sesgo ideológico de unos ciudadanos cordobeses que pretenden cambiar de nombre al colegio Ramiro de Maeztu por considerar que este vasco fue “uno de los escasos intelectuales de nivel con los que contó el franquismo y sustento intelectual e ideológico de los golpistas”.
Le he llevado pistachos a mi psiquiatra.
En algún lugar elogia Javier Marías, con su fino oído para las oscilaciones semánticas, la sabiduría con la que la lengua española permite “pasarse de listo” pero no “pasarse de inteligente”…
El 3 de diciembre de 1869, contestando en el Parlamento a Castelar, Sagasta reconoció que “sería completamente imposible, no habría medio, no de gobernar, sino de vivir en sociedad, si se comprendieran los derechos individuales de manera absoluta, pues lo absoluto en el ejercicio de los derechos individuales conduce irremisiblemente al estado de barbarie”. Por “absoluto” quiere decir “sin relación a los derechos de los demás” –lo que Oakeshott llama “supuesto incondicional”-, por eso añadió que “la limitación en el ejercicio de los derechos de cada uno por la garantía del ejercicio de los derechos de los demás, es la libertad, es el progreso, es la civilización, es la sociedad”.
Hace unos años, cuando la vida se me puso de repente cuesta arriba, decidí complacer a los míos y busqué un psiquiatra al que pudiera adoptar. Tras algún intento fallido, di finalmente con una persona buena y caótica sin apenas pacientes, que parecía alegrarse de verme. El psicoanálisis tiene todos mis respetos por haber sido una mina de oro para los novelistas. ¿Qué más se le puede pedir? Cuentan que al recibir en su casa al Profesor Schultz, un célebre psiquiatra alemán, Freud le preguntó: “¿Cree usted sinceramente en su capacidad para curar a un paciente?”. “¡De ninguna manera!”, respondió Schultz. “En este caso, nos entenderemos”, le dijo Freud.
Dos fotos icónicas: La joven miliciana Marina Ginestà con un fusil al hombro en la azotea del Hotel Colón de Barcelona y la joven Caroline de Bendern enarbolando una bandera vietnamita en una manifestación de mayo del 68. Dos versiones de la libertad guiando al pueblo con las que nuestros jóvenes se pueden identificar.
Era don Santiago Ramón y Cajal un apóstol de la honradez del entendimiento, lo mismo en el microscopio que en la mesa del café.
Me ha conmovido el acto heroico de Arnaud Beltrane, por su grandeza humana, claro, pero también porque ha dejado caducas todas las teorías sobre el fin de la historia cuando el 24 de marzo cambió la vida de un rehén por su propia muerte.
Carmen Brufau fue captada por uno de los principales agentes soviéticos que operaban en España, Leonid Eitingon. Tuvo una actuación destacada en el despiadado SIM y en alguna de las checas barcelonesas que hoy no tienen quien las recuerde, para oprobio de sus victimas.
Comiendo en San Ángel, mi amigo Eduardo me asegura que Ramón Mercader podía salir de la cárcel cuando quería. Tanto es así que de vez en cuando se presentaba a cenar en su casa. A partir de aquí la conversación deriva rápidamente hacia el surrealismo cotidiano de este país entrañable que es México.
El vasco Juan Larrea sintió que en América renacía el Espíritu europeo que había muerto en los campos de batalla de España. “Hemos entrado en el Reino del Espíritu”, le comentó a Gil Albert. “Asia fue el reinado del Padre; Europa ha sido el continente del Hijo; América, el Nuevo Mundo, está destinado a ser el del Espíritu, y por eso, fíjese en su hechura.
Estaba leyendo una biografía de Angelica Balabanova cuando me han dado las tantas y he salido apresuradamente a comprar el pan con la imaginación inundada por lo leído. En la esquina de la panadería me he encontrado con Eduardo Álvarez Puga, que fue el director de Interviú en los años gloriosos de la revista, los de la transición.
Hay en la historia del teatro numerosos dramas arruinados el día del estreno porque en el momento culminante de la acción, lo que debía ser grave fue percibido por el público como ridículo. Es el caso de La última noche, de Echegaray. Sólo tuvo un defensor decidido, don Marcelino Menéndez Pelayo, quizás en reconocimiento de la última noche que se corrió con Echegaray y Juanito Santa Cruz.
“El 65% de los alumnos van a estudiar carreras que no les servirán”, aseguraba Helena Herrero, presidenta de HP España, durante el pasado Mobile World Congress. Quizás creyera que estaba revelando una verdad al mundo, pero sólo contribuía a la difusión de un lugar común. Repetía lo que ya venían diciendo tanto el Foro Económico Mundial de Davos, en su informe The Future of Jobs, como cientos de personajes del mundo de los negocios y de la educación.
El procés ha resultado ser un máster de filosofía política (un poco caro, eso sí) para todo aquel que no tenga suficiente con insultar a la realidad y aspire a comprenderla en un sentido maquiaveliano, es decir, objetivo, diferenciando nítidamente entre lo que le gustaría que pasara y lo que factualmente pasa.
Cuando la fe religiosa impregnaba el ambiente, depositábamos pocas esperanzas en la política. Teníamos por evidente que las cosas humanas son sui generis y que el futuro siempre llega con sorpresas. Así que confiábamos en el más allá para culminar la aspiración a la perfección que de vez en cuando nos tienta.
Una parte de Cataluña, convencida de que representa a la Cataluña genuina, ha decidido crear una situación constituyente para dar forma de Estado a lo que tiene por patria. No soy tan ingenuo como para no saber que las naciones suelen cubrir sus orígenes con un velo púdico, porque así como la moralidad surge con frecuencia de la inmoralidad, la legalidad más de una vez ha nacido de la ilegalidad. No estamos viviendo el primer intento histórico de crear un momento constituyente. Léase a Kelsen o a Schmitt.
“Jacques Delors me explicó que el Presidente Mitterrand le dijo un día: “Écoutez, Delors; Jacques, écoutez. Usted no será nunca Presidente de Francia”. Yo creo que lo hubiera podido ser perfectamente, lo que pasa es que Delors tiene algún otro defecto, que no es este que voy a explicar ahora; de hecho, lo admiro mucho y le tengo afecto, entre otras cosas, por lo que les voy a explicar ahora. “Monsieur le Président, ¿por qué no puedo ser Presidente de Francia?”, le preguntó Delors. “Porque usted es cristiano”, le respondió el Presidente. Por supuesto, su respuesta no hay que tomarla al pie de la letra, pues lo que le venía a decir era: “Usted no es un killer, y como usted no es un killer, usted no puede ser Presidente de Francia”. Evidentemente, Mitterrand era un killer político. Por supuesto, no ha asesinado a nadie, al menos que sepamos, pero era un killer en el sentido político de la palabra. La política no será eficaz si no conserva un elevado grado de nobleza, que probablemente no será del cien por cien, porque todos, en algún momento de nuestra vida política, hemos sido un poco killers…”
Era de esperar. Tras la conmoción inicial, ha llegado el momento del dolor de los pecados: ¿Qué estamos haciendo para que pasen estas cosas?
En España hay dos partidos socialdemócratas. Uno es el PP y el otro, el resto. Mientras la cosa siga así y el resto se empeñe en continuar siéndolo, hay PP para rato (con perdón), especialmente si en lugar de competir por el espacio compartido, el resto pugna entre sí por ver quién representa mejor a la socialdemocracia centrífuga. En la derecha de nuestro espectro político, aunque muchos votantes no lo sepan, no hay nadie. Esto puede ser bueno, malo o regular; no entraré a analizarlo. Me limito a constatar lo obvio: aquí está este libro nítidamente socialdemócrata de Lassalle con ese “cuanto peor para todos, mejor para mi” de la página 51, que no me parece piadoso comentar.
“Al doblar la esquina de la Rambla nos hemos llevado una sorpresa tremenda: ante nuestros ojos, de golpe, la revolución”, escribió Frank Borkenau al llegar a Barcelona. ¡Y qué hermosa parecía! De repente era posible improvisar la propia vida para acercarla a la medida de los sueños.
En Las mentiras convencionales de la civilización (1883), Max Nordau intentó fundar un régimen político basado en una concepción científica del mundo y que, en consecuencia, fuera refractario a cualquier tipo de mentira: religiosa, aristocrática, política, económica, erótica, de prensa… Le salió una bonita fábula literaria.
No recuerdo a mis padres preocupándose explícitamente por mi felicidad. Lo que querían es que yo fuese “un hombre de provecho”, que estudiase “para que pudiera presentarme en cualquier parte”, que cumpliera mis compromisos, etc. Daban por supuesto que hacer las cosas con pundonor sale más a cuenta que ser un baldragas. Ahora los padres quieren que sus hijos sean felices para que las cosas les vayan bien. Les gustaría que la felicidad viniera en el equipamiento de serie de sus retoños, pero como no es así, andan tanteando a ver cómo forman una familia perfecta.
El debate sobre si hay que exhumar o no los restos de Franco del Valle de los Caídos se mantendrá vivo mientras ocupen un lugar tan preeminente en la basílica que conviertan a esta, de hecho, en el mausoleo de un dictador que no sólo no cayó en combate, sino que algo tuvo que ver con la existencia de tantos caídos. Si es el Valle de los Caídos y no meramente el de Cuelgamuros, nada parece más adecuado que respetar su nombre.
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