La suficiencia de la ignorancia
Todos somos pobres en sabiduría —leemos para ampliar nuestro desconocimiento—, pero antes se intentaban disimular los andrajos y hoy se exhiben en la pasarela pública con giro de modelo
Todos somos pobres en sabiduría —leemos para ampliar nuestro desconocimiento—, pero antes se intentaban disimular los andrajos y hoy se exhiben en la pasarela pública con giro de modelo
«El objetivo de estos insensatos es convertir una estupidez en particular en una verdad absoluta e irrefutable»
Cuenta el escritor Neil Gainman una anécdota curiosa. Estaba él en una convención de tres días rodeado de artistas y científicos, encogido entre tanta eminencia, cuando se encontró a Neil Armstrong. El primer hombre que pisó la luna era discreto y calmado y estaba al final de la sala sin molestar a nadie cuando Gainman se le acercó. Conversaron y Armstrong terminó por hacerle una confesión; levantó un dedo, apuntó hacia la sala y dijo: “Veo a todas estas personas y pienso: ‘¿Qué demonios estoy haciendo aquí?’. Todos ellos han realizado cosas asombrosas. Yo simplemente fui adonde me enviaron”. Gainman quedó sorprendido y le respondió: “Sí, pero tú fuiste el primer hombre en llegar a la luna, y eso tiene su importancia”.
Nuestra ignorancia hoy en día consiste en gran medida en nuestra fe ciega en la imagen y la moralidad disfrazada de corrección política
Inicia sesión en The Objective
Crea tu cuenta en The Objective
Recupera tu contraseña
Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective