«Si en algo coincidían entre ellos y también conmigo era en la asunción absoluta de la enorme influencia que Francia tuvo en toda Europa durante los siglos y los países que a los tres nos interesaban y que se extendió hasta hace no tanto»
«Hay muchas cosas que me gustan de Mutis: una de ellas es que tuvo varios oficios en su vida, entre otros de doblador de películas. Otra de sus virtudes es su ya loada independencia política»
«Ese desapego por unos textos que se han escrito en secreto tiene algo de subasta de bienes en vida, de testamentaría suicida, de liquidación imperfecta»»»
«Céleste entra en la vida de Proust bastante tarde y se podría decir que, por sus características físicas y su talento natural, tenía abonado el terreno para sustituir a la madre»
La muerte de José Jiménez Lozano el pasado 9 de marzo nos ha privado a todos de un gran escritor y a algunos, entre los que me cuento, de un amigo y un gran maestro. A pesar de sus casi noventa años (le faltaban un par de meses para celebrarlos) él gozaba de todas sus facultades intelectuales y seguía demostrándonos hasta qué punto necesitábamos una persona como él, que nos recordara y explicara ciertas cosas de las que ya no se habla o de las que ya nadie se atreve a hablarnos.
De este correo, que forma parte de la recuperación de mis archivos en un ordenador ya obsoleto, solo puedo dar una fecha aproximada y tiene que ser anterior al 2001, pues menciono al hispanista norteamericano Roger Utt, especialista en Clarín y en Galdós, muerto en julio de ese mismo año. También me ayuda a fecharlo la alusión a mi traducción de El nacer del día, de Colette, que se publicó en 1996, y la del Quijote de Aline Shulman (1997). La traducción de Torquemada y San Pedro, tomo 3 de la trilogía, razón de las preguntas de Liliane Hasson, también fallecida, salió un año después, en 1998.
«Esa experiencia me ha demostrado que la lectura electrónica y la lectura física o sensual se complementan pues cubren dos espectros muy distintos de la disponibilidad del lector hacia la lectura»
Francia, en la primera mitad del siglo XX, es un vivero de singularidades artísticas. Una de ellas, de gran repercusión en su entorno, la representa el poeta Max Jacob, amigo y protector de Picasso, mentor y modelo de Edmond Jabès, a quien, según él, Jacob le enseñó a enfrentarse con su errante identidad a través de su escritura.
«Parece adecuado recordar en estas fechas la persecución «real» que padecieron y siguen padeciendo los «malvados» cristianos en el siglo XX y lo que llevamos del XXI»
«Flaubert tenía cierta fama de idiota. Tal vez por eso sabía que la estupidez es un activo nada desdeñable y que, en ella, hay oculto un tesoro de sabiduría que sólo necesita ser encontrado»
«En esa inmensa librería de viejo en que se han convertido nuestras bibliotecas domésticas, no hay miedo de aburrirse si bien se busca, aunque tendría que decir, si bien se encuentra»