Cómo la música ayudó al ser humano a entender el universo
Algunos de los primeros físicos, inspirados por la música, apuntalaron una de las formas más potentes de entender el universo
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Un equipo investigador de la Universidad de Oviedo y del Instituto de Astrofísica de Canarias ha descubierto un exoplaneta de tipo super-Tierra orbitando en el límite interior de la zona de habitabilidad de una estrella enana roja. Bajo las condiciones adecuadas, el exoplaneta podría mantener agua líquida en su superficie, requisito indispensable para el desarrollo de vida tal y como la conocemos.
El grupo ciberactivista más grande del mundo, Anonymous, ha publicado un vídeo en el que asegura que la NASA va a anunciar próximamente que hay vida más allá de nuestro planeta. Anonymous sostiene esta afirmación, al menos públicamente, basándose en los descubrimientos más recientes de la agencia aeroespacial estadounidense, haciendo hincapié en unas declaraciones de Thomas Zurbuchen, administrador asociado del Directorio de Misiones Científicas de la NASA.
El equipo del telescopio espacial Kepler de la NASA ha anunciado el lunes el descubrimiento de 219 posibles exoplanetas, incluyendo diez de un tamaño similar al de la Tierra donde hipotéticamente podría existir agua en estado líquido y permitir la vida. En total, Kepler ha detectado 4.034 potenciales exoplanetas, de los cuales 2.335 han sido confirmados por otros telescopios.
Aunque la misión de búsqueda de planetas por parte de Kepler de la NASA ya ha descubierto 104 exoplanetas nuevos y un gran número de «mundos» del tamaño de la Tierra en toda la galaxia, el hallazgo del Proxima b resulta especialmente prometedor, ya que podría, en un futuro quizá no muy lejano, llegar a visitarse. Se encuentra a 4.2 años luz de la Tierra, lo que en términos cósmicos supone una distancia bastante corta y los científicos aseguran que podría enviarse una misión espacial en menos de 40 años. Si hace poco los astrónomos aseguraban que descubriremos vida fuera del Sistema Solar, este nuevo descubrimiento parece situarnos un paso más cerca del hallazgo de vida en el espacio e incluso podría suponer un posible planeta al que «mudarnos» dentro de varios miles de años. Entre los astrónomos responsables de la investigación publicada en la revista Nature, consta un nutrido grupo de científicos españoles, la mayoría del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC), liderados por el español Guillem Anglada-Escudé, investigador barcelonés de la Universidad Queen Mary de Londres .
Todos los planetas descubiertos orbitan en torno a una estrella enana llamada K2-72 que se encuentra a una distancia de 181 años luz de nuestro planeta en dirección a la constelación de Acuario. Esta estrella tiene un tamaño de menos de la mitad que el Sol y es mucho menos brillante. Sus órbitas son muy pequeñas, menores que la distancia de Mercurio al Sol, pero la posibilidad de que la vida pudiera surgir en ellos aún no puede ser evaluada, según el autor principal Ian Crossfield, de la Universidad de Arizona. Además, los autores del descubrimiento han apuntado que todos los exoplanetas son entre un 20 y un 50% más grandes que la Tierra.
Según ha comunicado la propia agencia espacial norteamericana, 500 de esos planetas podrían ser similares a la tierra, y nueve podrían ser incluso habitables, dado que se encuentran a la distancia idónea de su estrella y que por su superficie podría correr agua. Con estos nueve, ya son 21 los exoplanetas con estas características. “Esto nos da esperanzas de que en algún lugar allí afuera, alrededor de una estrella similar a nuestro Sol, podemos eventualmente descubrir una nueva Tierra”, ha declarado la científica jefe de la NASA en Washington, Ellen Stofan. El telescopio Kepler fue lanzado en 2009 y su función principal es encontrar planetas habitables.
Los ingenieros han podido revertir el «estado de emergencia» en el que se encontraba aún cuando la nave está a 120 millones de kilómetros de la Tierra. «Había llegado a su nivel operacional más bajo y los censores se habían activado», ha indicado el jefe de la misión, Charlie Sobeck. «Ya hemos descargado los datos que el telescopio recolecta durante su viaje, pero llevaremos a cabo una investigación con la prioridad de que la nave vuelva a sus operaciones científicas normales», ha subrayado.
Los investigadores señalan que las llamaradas lanzadas por la enana roja Kepler-438 se producen cada 100 días y son diez veces más potentes que las registradas por el Sol. Estos fogonazos constantes minan la «capa protectora» de su atmósfera.
Los planetas habitables se cuentan seguramente por millones. Podríamos imaginar el Kepler 452-B como una Tierra con pequeñas variaciones, pero también como un mundo completamente inaceptable, con piedrecitas sulfúricas que atragantarían a los astronautas y selvas dotadas de psico-sensibilidad.
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