Cada año, un grupo de países se anticipa al mundo en la celebración del nuevo año. Estos han sido los países insulares de Samoa, Tonga y Kiribati, situados en el océano Pacífico, en el continente de Oceanía, y los han hecho con festividades tradicionales, donde la danza siempre está implicada.
Las perspectivas de crecimiento de los mares y la intensificación de las tormentas «amenazan la existencia misma y los medios de vida de grandes sectores de la población» de Kiribati, y según un estudio del Banco Mundial, gran parte de sus habitantes tendrían que abandonar sus hogares ante el alto riesgo de inundación previsto para el año 2050. El estudio predice un futuro apocalíptico para las islas, anunciando calzadas arrastradas por la marea, una economía totalmente paralizada, arrecifes deteriorados y un aumento de la erosión de la costa que interrumpiría el suministro de alimentos, ya que éste depende en gran medida de los peces protegidos por los arrecifes. Por otro lado, la subida de temperaturas y los cambios respecto a las precipitaciones aumentarían la probabilidad de contraer enfermedades como el dengue. Tal y como señala el reportaje A Remote Pacific Nation, Threatened bu the Rising Seas publicado en el New York Times, durante los últimos años, científicos y expertos en cambio climático han alertado que gran parte de Kiribati podría llegar a ser inhabitable debido a problemas ambientales relacionados con el cambio climático, y su Gobierno ya está haciendo planes para gestionar la desaparición de la isla.
El océano devora una isla y lo llaman Pacífico. Así de incongruentes somos quienes a un planeta cubierto en sus tres cuartas partes por agua lo denominamos Tierra. Kiribati se llama el lugar condenado a la desaparición, calculada para el año 2100.