Manuel Arroyo-Stephens: la norma del buen gusto
«Manuel Arroyo-Stephens encarna la figura del editor culto y elegante, con criterio y buen gusto, que en España no ha tenido predicamento»
«Manuel Arroyo-Stephens encarna la figura del editor culto y elegante, con criterio y buen gusto, que en España no ha tenido predicamento»
‘Nuestras riquezas’ de Kaouther Adimi (@LibrosAsteroide) narra la historia de Edmond Charlot, que con solo 20 años abrió ‘Las verdaderas riquezas’, en Álger, una librería que se convirtió en punto de encuentro de lectores y escritores.
Nadie como un librero de los de toda la vida para recomendarnos un buen libro. La comodidad del comercio electrónico no puede sustituir el consejo cercano de un librero. En Madrid hay librerías para (no) aburrir. De la mano del editor de elSubjetivo, Ignacio Peyró, paseamos por algunas de ellas. Este es nuestro homenaje a los libreros madrileños, siempre dispuestos a descubrirnos nuestra siguiente aventura.
En una pequeña ciudad de Escocia han tenido la ingeniosa idea de crear unas vacaciones para los amantes de la literatura que siempre soñaron con ser libreros. En Wigtown, a apenas dos horas en coche de Glasgow, una librería grande se ha convertido en una residencia con capacidad para 100 personas. ¿Y qué función tienen? Trabajar colocando libros, distribuyéndolos, atendiendo a los clientes. Y lo hacen pagando.
La librería Lello ha sido declarada una de las librerías más bellas del mundo y hoy es uno de los lugares turísticos más visitados de Oporto.
Esta biblioteca es un paso para un futuro esperanzador en donde habrán árboles, libros, lectores y civilización.
Recomendaciones de nuestros subjetivos nos sugieren, a propósito del Día Internacional del Libro. Títulos para entender nuestro contexto histórico.
Esto de que quieran ahora ‘animar’ la Cuesta de Moyano no me hace mucha gracia, la verdad. Las ciudades han de tener también un sitio para el desánimo, y en Madrid la Cuesta de Moyano cumplía estupendamente la función.
A una librería no hay que ir (¡contra todo pronóstico!) a comprar libros. No, al menos, desde que el progreso nos permite comprar cualquier cosa en pijama y babuchas. Es cierto que el librero te recomienda buenos libros, pero, ¿no hay algoritmos de publicidad mucho más documentados (y con mucho más empeño)? La única diferencia es eso que se llama «el toque humano». Y no exageres: todavía existen los culturales y la crítica; y algún amigo lector tendrás, digo yo.
Uno no va a una librería como va a otro comercio; no compra un libro como compra medio kilo de manzanas. En el fondo, uno visita una librería, como cuando va al cine o pasea por un museo, con un propósito: en busca de la felicidad.
El gigante de comercio digital Amazon retrasará por problemas técnicos la apertura al público de su primer supermercado sin línea de cajas, Amazon Go, que estaba previsto para finales de este mes, según The Wall Street Journal.
La arquitecta a cargo de la obra ha sido Aziza Chaouni, nativa de la ciudad. «Espero que la gente la use como su segundo hogar. El valor de la biblioteca no es sólo preservarla para los turistas, sino también por su funcionalidad», ha comentado. Multitud de obras y manuscritos de gran valor que se albergan en su interior se habían visto amenazados por la humedad, un problema que se ha solucionado gracias a la construcción de un nuevo sistema de alcantarillado. Además se ha añadido una sala especial con estrictas medidas de seguridad que contiene los libros más antiguos, como una copia del Corán del siglo IX.
Por su escenario pasaron todas las grandes figuras de su tiempo, sobre todo Carlos Gardel, que se convirtió en asiduo para los espectadores que llenaban sus cuatro filas de palcos y las 500 butacas de su platea. A partir de 1929 el Grand Splendid se convirtió en un sala de cine, para en el año 2000 pasar a ser una majestuosa librería que en la actualidad alberga más de 120.000 libros, recibe cerca de un millón de visitantes al año y vende unos 700.000 ejemplares anuales. La librería actual mantiene el esplendor del desaparecido cine-teatro, con la cúpula pintada, los balcones originales, la ornamentación intacta y hasta el telón de terciopelo. Varios sillones permiten a las personas sentarse a leer cualquier libro, sin obligación de comprarlo, tanto en lo que fuera el sitio de la platea como en los antiguos palcos, o en lo que fuera el escenario, que actualmente es un restaurante y posee un piano con el cual se ejecuta música para acompañar la lectura. En 2008 El Ateneo Grand Splendid fue nombrada la segunda librería más bella del mundo por The Guardian, después de Selexyz Dominicanen, una iglesia de 800 años convertida en librería en Holanda.
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