“Proletarios de todo el mundo, perdonadnos”, se leía en una pancarta en el Moscú de Boris Yeltsin y yo, cuando oigo hablar de memoria histórica, pienso en ella y en aquellos campesinos andaluces que Ehrenburg vio lanzarse a pecho descubierto contra las trincheras enemigas al grito de “¡Viva Stalin!”. Ehrenburg cuenta también que un día fue a visitar a Koltsov a su oficina de Pravda y, entre otras cosas, hablaron de Teruel. De pronto, sin razón aparente, Koltsov lo condujo a un cuarto de baño y le dijo a media voz: “¿Quieres escuchar un chiste divertido? Dos moscovitas se encuentran. El primero: ¿Te has enterado, ha caído Teruel?. El segundo: ¿Y su mujer?”.
Como venezolano siempre he sentido una profunda afinidad por los novelistas rusos del siglo diecinueve – Tolstoi, Turgenev, Dostoevsky, Gogol, Chekov – por algo que va más allá de la literatura. Dicen que los que no saben de historia están condenados a repetirla. Y que los que sí, a ver a los cómo los demás la repiten. Pero existe también una tercera, aunque minúscula minoría: los que la profetizan. Este es el caso de los grandes clásicos pre-soviéticos.
Bajo tierra, y bajo los cálculos de Einstein se construyó en el desierto americano la bomba atómica que arrasó Japón por sorpresa. ¿Qué sorpresas se trabajan ahora ‘bajo tierra’ mientras vemos saltar las vallas sobre ella?
Ahí está el inmenso peligro. De que las inmensas tentaciones históricas del Kremlin no tengan enfrente la disuasión necesaria. Tenemos que estar dispuestos a declarar la guerra si Moscú agrede a Letonia o Polonia.
Rusia quiere hacer valer su influencia y su poder en la región. Históricamente siempre lo ha conseguido y parece que ahora, ni Washington ni Bruselas van a impedir que triunfen las viejas reivindicaciones del Kremlin.
El espionaje supo envolverse en elegancias cuando a la hora de la verdad Bond no era más que un funcionario. La ficción nos dejó un elenco cumplido de personajes y matices, del melancólico Smiley a ese Harry Palmer menos propenso al champagne que a la cerveza.
Esto del explorador estable es raro. Es como un condestable dado a dejar sus predios para ver mundo