
Se gana siempre
Había escrito y enviado ya esta modesta pieza navideña cuando un atentado ensangrentó la Navidad en Berlín. El mercadillo del que hablo yo se vuelve así abruptamente signo de civilización herida. Y esas «vidas normales» sobre las que reflexiono, regalos divinos ante las vidas rescindidas por la violencia fanática.

































