Pablo Casado

Bertín Évole

Bertín Évole

En esta España nuestra y camisa blanca, de simpáticos de derechas y enrollados de izquierda, la cosa está clara: todos bajarán impuestos y mantendrán el actual sistema de bienestar. La tele. Y las dos Españas unidas, por fin, en un destino en lo universal: el aborregamiento y la farsa.

Ante nuestra hora más grave

Ante nuestra hora más grave

Refugiarse en el menosprecio por los métodos de sondeo del inefable Tezanos para esperar que las predicciones sean desmentidas por los votos y la derecha salga mejor parada de lo que dicen las encuestas es, a un mes de las elecciones generales, un ejercicio demasiado azaroso, o incluso un remedo del avestruz que hunde su cabeza en la arena.

Ladran, luego citamos

Ladran, luego citamos

El pasado domingo me encontré con unas declaraciones de Pablo Casado, creo que en el fragor de una suerte de mitin, en las que en un momento dado soltó algo parecido a: «y entonces me acuerdo del ingenioso hidalgo cuando dijo aquello: ladran, luego cabalgamos». Cualquiera que haya escarbado mínimamente fuera del imaginario popular sabe que esa frase no aparece en ninguna de las dos partes del Quijote. Más difícil es saber de dónde sale, aunque la creencia general es que aparece por primera vez en unos versos de Goethe. Mi tesis es que probablemente se tratase de algún refrán que es de todos y no es de nadie, de esos que los bardos de uno y otro lado recogen en sus distintas composiciones por simple sabiduría folclórica. Tanto da.

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