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Primarias

  • De los avales a los votos

    Estaba cantado que la lideresa Susana Díaz iba a ganar de calle la batalla de los avales. Es lo que tiene estar en el poder, que te da mucha mano en estas lides en las que se maneja el aparato. Pero cuidado, que Pedro Sánchez no se ha quedado corto y ha superado los pronósticos. 63.000 ella frente a 57.000 el. Y a larga distancia Patxi López, el tercero en discordia, con 12.000. Pero de los avales a los votos hay un trecho. En 1998 Almunia, que contaba con el apoyo del dios Felipe González, arrasó en avales a Josep Borrell, pero el catalán ganó las primarias. O sea, que ojo al dato.

  • Susana Díaz: la máquina de ganar

    Se trata de salvar al PSOE, se trata de salvar a España, y esta retórica legionaria es la que mejor le viene a Susana, Virgen de pescadores a la que le apuntan los milagros de que salga el sol y el viento se achante. Aunque no lo parezca, sí va llegar entre olas y delfines a un PSOE hecho su verbena. Tiene poder orgánico y simbólico: el de la federación más poderosa, el del último PSOE ganador que queda en el país, el de la dinastía de un socialismo como egipcio por lo antiguo y religioso.

  • Benoît Hamon gana las primarias socialistas frente a Manuel Valls

    Manuel Valls ha reconocido la derrota tendiéndole la mano a su rival en las primarias. «Hamon ha ganado, claramente, y le felicito. Hamon es ahora el candidato de nuestra familia política y a él le corresponde la misión de reagruparnos. Le deseo buena suerte», ha asegurado el ex primer ministro. Hamon, representante del sector más a la izquierda de los socialistas y ex ministro de Educación, partía como claro favorito al haber terminado también en primera posición el pasado domingo con un 36 % de los votos, y además recibir el apoyo de Arnaut Montebourg, que quedó entonces eliminado. Valls, que había resaltado su experiencia de gobierno en un contexto de amenaza yihadista en Francia, intentó esta semana acortar distancias presentándose como el candidato «responsable» frente a su contrincante.

    La campaña de las elecciones presidenciales en Francia viven horas convulsas tras la polémica en la que se ha visto envuelta en las últimas horas el candidato conservador, François Fillon. Las sospechas de un presunto empleo ficticio de su esposa, por el que cobró medio millón de euros, se ciernen sobre su familia. Fillon era el candidato favorito a llegar al Elíseo, y ahora su popularidad se ha visto mermada. Se enfrentará a Hamon, Emmanuel Macron, y a la que más temen todos: la ultraderechista Marine Le Pen.

  • Hamon y Valls se disputarán la candidatura socialista para las elecciones francesas

    Hamon, de 49 años, crítico del actual gobierno y relegado a un segundo plano durante meses, se impuso a Valls en la primera ronda en las primarias con el 36,3% de los votos, en en unas primarias en las que el Partido Socialista francés, desgastado por la impopularidad del presidente François Hollande, vive uno de sus peores momentos político de su historia y, según las encuestas, podría quedar relegado al tercer puesto en las elecciones presidenciales.
    Por su parte, Manuel Valls, de 54 años, que se lanzó a la carrera presidencial después de que Hollande optara por no presentarse a la reelección, quedó en segundo lugar con el 31,1% de los votos. La participación, entre 1,5 y 2 millones de votantes, fue inferior a la registrada en las primarias de 2011, cuando 2,7 millones de votantes socialistas designaron a François Hollande candidato a las elecciones. El ex ministro de Economía, Arnaud Montebourg, un férreo defensor del proteccionismo económico, que obtuvo el tercer puesto con el 18,7% de los votos, llamó inmediatamente a sus electores a votar por Hamon. «El próximo domingo votaré por Benoît Hamon y les invito a hacer lo mismo», declaró, lo que permite a Hamon encarar la segunda vuelta con una ventaja considerable.
    Calificado como la revelación de la campaña, Hamon logró imponerse con propuestas innovadoras, como la creación de una renta básica universal que asignaría a todos los franceses un ingreso de 750 euros mensuales sin condiciones. Hamon dejó el gobierno de François Hollande en 2014, descontento con la «deriva liberal» del ejecutivo socialista, antes de lanzarse en agosto a la carrera presidencial abogando por «un nuevo modelo de desarrollo». «Los electores han votado por convicción, no por resignación», dijo el diputado tras conocerse los resultados, llamando a los electores a movilizarse para «terminar con la vieja política».
    Valls contestó declarándose en el estandarte de la «izquierda responsable». «Nada está escrito», puntualizó. Valls, quien para los electores encarna la herencia del gobierno socialista de Hollande, no logró hacer despegar su campaña.
    La segunda vuelta de las primarias del Partido Socialista se celebrará el domingo 29 de enero. Un Partido Socialista que se presenta muy debilitado tras la impopular gestión de Hollande y que, según todas las encuestas, quien sea el vencedor de estas primarias, no pasará la primera vuelta de las elecciones presidenciales el 23 de abril.

  • Las divisiones internas llevan al PSOE el borde del abismo

    Todo empezó con unos resultados electorales bastante malos en las elecciones del 20 de diciembre de 2015. Un año antes, Pedro Sánchez fue elegido secretario general en sustitución de Alfredo Pérez Rubalcaba. Sus críticos constatan que desde 2014 el partido ha ido perdiendo apoyos, elección tras elección, llegando a obtener los peores resultados de su historia en las elecciones de junio de 2016. Pero antes de ese momento hay que decir que Sánchez quería ser presidente del Gobierno y es esforzó para ello aunque sin resultados. En la breve XI Legislatura entre enero y mayo negoció a derecha e izquierda. Con la derecha representada por el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, firmó el Pacto del Abrazo, un acto de una solemnidad desproporcionada teniendo en cuenta que no llevaba a ningún lado, pues era necesario contar con al menos otro partido para lograr los votos suficientes para la investidura. Podemos, el partido de la izquierda, rompió en el último momento, una “traición”, según los socialistas que Sánchez no perdonaría.
    La primera semana de marzo, Sánchez perdió la investidura. Pero lo peor estaba por llegar para este ambicioso socialista. Las elecciones de junio, apenas seis meses después de las del 20D, volvieron a dejar al PSOE en una situación desconocida, con 85 diputados, y con Podemos pisándole los talones. Al menos, decían Sánchez y los suyos, no hubo sorpasso y el PSOE siguió como primer partido de la oposición. Con la XII Legislatura ya en marcha todo se precipitó cuando Sánchez se negó a facilitar la investidura de Mariano Rajoy, cuyo partido, el PP, fue el único que ganó escaños el 26J, revalidando su victoria pero sin mayoría absoluta. “No es no” o ¿Qué parte del no, no ha entendido?”, se convirtieron en las frases favoritas de un Sánchez que empezó a ser cuestionado por su obstinada negativa a que el PP gobernara. Él estaba dispuesto a ir a unas terceras elecciones y aquello, para los barones del PSOE era un suicidio. Rajoy se sometió a una primera sesión de investidura fallida. Era finales de agosto. Ante la posibilidad de acudir a las urnas de nuevo, el 28 de septiembre, 17 miembros de la Ejecutiva Federal dimitieron en bloque para forzar su disolución del órgano de dirección, al quedar reducida a 18 miembros. Pero Sánchez no disolvió la Ejecutiva y convocó un Comité Federal para el 1 de octubre que acabó como el rosario de la aura, es decir, fatal.
    Hubo gritos, insultos, llantos, reproches y, finalmente, se produjo la dimisión del secretario general, que se negó a dar su brazo a torcer con lo de Rajoy. Felipe González tiró la piedra que acabó descalabrando a Sánchez y una gestora encabezada por el presidente de Asturias, Javier Fernández, se instaló en los despachos de la madrileña calle de Ferraz, sede central de un partido que sangraba por numerosas heridas. A finales de octubre, si no había investidura, se convocarían las terceras elecciones generales en un año. Así que la gestora acordó que los 85 diputados socialistas permitirían a Rajoy ser investido presidente en la segunda votación. Sánchez desapareció de la escena hasta el día de la primera votación en la que los socialistas, todos a una, le dijeron no a Rajoy. 48 horas después se celebraría la segunda votación y Sánchez anunció que renunciaba a su escaño. No quería abstenerse y se marchó. Pero 15 sanchistas o diputados díscolos rompieron la disciplina de voto y votaron no a un Rajoy que salió investido presidente del Gobierno.
    La gestora castigó a la mayoría de los diputados rebeldes quitándoles de puestos de responsabilidad, primero en el congreso, después en el propio partido, mientras Sánchez anunciaba en Twitter que se iba a dedicar a recorrer las sedes socialistas de España para buscar entre los militantes los apoyos necesarios para presentarse a la secretaría general en las primarias del próximo Congreso Federal que, él y los suyos quieren que se celebre cuanto antes y que la gestora – órgano temporal – dice que ya lo convocará cuando le cuadre pero que no antes de la primavera del 2017. Las espadas están en alto en un partido que está al borde del abismo, mientras Susana Díaz sigue jugando al despiste. Será un año interesante para saber qué derroteros toma el histórico partido fundado en 1879.

  • Muy liberal y muy de Putin: la paradoja Fillon

    Si no fuese por lo de Putin… Llega con muchas propuestas atractivas, liberales, de recuperación de la sensatez fiscal, que evocan tiempos gloriosos de Margaret Thatcher, este François Fillon que acaba de colocarse inesperadamente en el papel de favorito para ganar las elecciones presidenciales francesas de 2017 por poco que unos cuantos electores socialistas se tapen la nariz y voten por él en la segunda vuelta. Se da por hecho que el candidato del PS, sea el que sea, incluso Manuel Valls, quedará eliminado en la primera porque el partido está tan mal considerado hoy como el de los socialistas españoles, y Fillon sería el último dique frente a la oleada derechista y racista de Marine Le Pen y su Frente Nacional.

  • Entre la derecha y la pared

    “Cuando se niega la nación, estalla Europa. Y Europa hoy está profundamente enferma […] la nación sosiega; la frontera apacigua […] Los musulmanes deben sentirse interpelados por los crímenes terroristas cometidos en su nombre […] el Estado de Derecho es muy simple: cuando hay dudas sobre alguien es mejor encerrarlo para comprobar su peligrosidad antes que dejarlo en la calle y que pueda hacer estallar una bomba […] siglos de historia crean una identidad y los pueblos no cambian. Las características estructurales de los pueblos no cambian a través del tiempo.” El autor de estas palabras no es un fascista de los años treinta; tampoco es Ernest Renan, teórico francés del nacionalismo y autor del famoso discurso “¿Qué es una nación?”, que escribió que la nación es “un alma, un principio espiritual”.

  • Un hombre gana las elecciones primarias republicanas tras suicidarse

    Los resultados de las elecciones internas indicaron que Nojay consiguió en los comicios celebrados el martes un 60,3% de los votos de su distrito electoral, imponiéndose así a su contrincante, Richard Milne, que tuvo que conformarse con el 38,8% de los votos. Nojay, de 59 años y padre de tres hijos, se suicidó el viernes en un cementerio de la ciudad de Rochester, según informó el Democrat and Chronicle. Ese mismo día debía presentarse ante un tribunal por presunta malversación de fondos de 1,8 millones de dólares (1,6 millones de euros) de un fondo fiduciario que gestionaba para un arquitecto. Los compañeros de partido animaron a los electores a votar por Nojay a pesar de haber muerto. La cúpula del partido ha decidido que su sucesor como candidato será Joe Errigo, de 78 años, según ha informado The Wall Street Journal.

  • Donald Trump y Bernie Sanders arrasan en New Hampshire

    Ambos logran sus primeras victorias después de que la pasada semana, en el arranque de las primarias en Iowa, Ted Cruz ganara en el bando republicano y Hillary Clinton en el demócrata por un estrecho margen. El magnate hizo un sinfín de promesas como la mayor creación de puestos de trabajo, fin de la epidemia de heroína y destrucción del Estado Islámico. Por otro lado, Sanders subrayó que la victoria le permitirá extender por la nación su mensaje de que «el gobierno de nuestro gran país pertenece a toda su gente, no sólo a unos pocos donantes ricos».

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