Julio Cortázar: un hombre alto y delgado que tocaba muy mal la trompeta
Hay una carta o perfil muy emotivo que escribió Gabriel García Márquez a su amigo muerto Julio Cortázar. Escrito con una ternura infinita, nació del recuerdo de dos viajes. El primero, a Praga. Viajaba en tren junto a Carlos Fuentes y Cortázar por su miedo compartido a los aviones cuando el escritor mexicano le preguntó al porteño, tan amante del jazz, que cómo fue que introdujeron el piano en el género. Al parecer, Cortázar dio una clase maestra que se alargó durante horas sin condenarles al aburrimiento. El segundo, en Managua. Cuando Cortázar pronunció un discurso en pleno proceso sandinista.