Tanto Blesa como Rato tendrán que responder de forma solidaria a todas las cantidades de las que dispusieron todos los acusados, fijadas en 12 millones de euros, aunque el Tribunal explica que se deberá descontar «en ejecución de sentencia las atribuidas al consejero fallecido, Miguel Angel Araujo, así como las cantidades que se han considerado prescritas y que por tanto no han sido sometidas a juicio oral».
Los otros acusados han sido condenados como colaboradores, excepto el ex director General de Medios, Ildefonso Sánchez Barcoj – condenado a dos años y seis meses de cárcel – a quien «se le considera colaborador y cómplice de la operativa desarrollada que contribuyó a mermar el caudal de la entidad bancaria», según la sentencia. Tanto a Barcoj como a Blesa y Rato ha sido absueltos del delito de administración desleal.
La sentencia mantiene que el dinero que representaba el uso de esas tarjetas no se incluía dentro de las relaciones contractuales de los acusados ni figuraba en el certificado de haberes y certificados de retención del IRPF que Caja Madrid facilitaba cada año para que realizaran sus respectivas declaraciones de la renta. Algo que los procesados conocían, a diferencia del importe de las dietas, cuya cantidad «sí que figuraba en aquel documento, junto a la correspondiente retención”. Todos los condenados, según explica la sentencia, conociendo la previsión legal y estatutaria sobre la única percepción dineraria contra la entidad, que era la dieta y después de comprobar que la tarjeta corporativa no respondía a ello “les dieron el uso particular que tuvieron por conveniente contra el caudal de Caja Madrid, contribuyendo con su proceder a la merma del mismo propiciada por el acusado Miguel Blesa”.
La fiscalía había solicitado que el tribunal tuviera en cuenta como atenuante las devoluciones en Bankia o en el FROB de las cantidades extraídas por parte de algunos de los encausados.
El caso de las ‘tarjetas black’ se remonta a 1988 cuando el entonces presidente de Caja Madrid, adoptó un sistema de retribución para los consejeros a través de tarjetas visa que se complementaba con las dietas. En 1995, el presidente informó a los consejeros de que las tarjetas eran para gastos de representación. Según la Audiencia, cuando Blesa llegó a la presidencia de Caja Madrid recibió dos tarjetas y «propició» que los demás directivos usaran la tarjetas sin necesidad de justificar los gastos. Una actuación que después adoptó Rodrigo Rato cuando le sustituyó.