Refugiados de la locura
En el primer mundo tenemos tanto que, para muchos, lo más mínimo es motivo de una depresión: que One Direction se separe, que no entres en una talla 38, que te estés quedando calvo… Nos entristecemos por cosas que deberían ser una alegría desde la verdadera perspectiva: tus oídos dejarán de sufrir, no se te marcan los huesos, no te pueden tirar del pelo en un cunnilingus…