Refugiados

El quiosquero

Lo curioso, dice un quiosquero, es la incapacidad de una imagen para valer tanto como 300 palabras, a pesar del refrán. Las historias que se graban a fuego en el cerebro como marcan las reses, desprendiendo humo y grito, esas historias nos las contaron o las leímos.

Trapos sucios

Trapos sucios

Sus ropas colgadas son los jirones de una existencia truncada sin ambages: uno abre la puerta del armario, toma cualquier prenda -un chándal, unos vaqueros, ese par de zapatillas que soporten un peregrinaje más duro que cien Caminos de Santiago juntos- y la cierra como quien da carpetazo a un amor al que hay que dejar atrás porque el destino te obliga a elegir entre él o tú. Durante la fuga los trajes y las corbatas son un lastre en ese viaje a ninguna parte donde la indumentaria es un artificio tan prescindible como frívolo.

La huida y los recuerdos

La huida y los recuerdos

A veces los recuerdos debieran servir parta remover conciencias. ¿Nadie tiene presente lo sucedido en esa guerra que parace lejana, pero que históricamente sucedió ayer, en la puerta de nuestra casa, con consecuencias terribles y heridas aún no sanadas? ¿Es que pertenecemos a una especia que nunca va a aprender de los errores?

Osama ya anda por el cielo

Osama ya anda por el cielo

En la retina quedan para el recuerdo las repugnantes órdenes del gobierno húngaro. Conocido por sus tácticas retrógradas y xenófobas, propias de un estado en constante estado de emergencia, dicen que se sienten amenazados por la invasión de los refugiados.

Paso a paso

Paso a paso

Curioso este mundo en el que no terminamos de encajar; no como una pieza de puzle, sino como una astilla que olvidada en una vieja herida se permite crecer y dejar huella. Y digo curioso por no decir desalmado; por no retratarlo como un monstruo de…

Qué bello es vivir

Después de miles de kilómetros; de muchísimas lágrimas; de haber sacado fuerza de las mismísimas entrañas, aunque solo fuera por sus hijos, podía “celebrar” pisar una tierra que no escondía la muerte en cada rincón.

Esperando el fin

os yihadistas del Estado Islámico se cuelan en Europa camuflados entre refugiados procedentes de Oriente Medio. Se nos dice que los refugiados son sirios, se nos pone la foto del niño ahogado y nos rasgamos las vestiduras (17.000 niños menores de 5 años mueren cada día en todo el mundo según UNICEF).

Si Aylan levantara la cabeza

Si Aylan levantara la cabeza

Entre tanta infoxicación sobre lo ocurrido en Siria y la crisis migratoria que atraviesa Europa, me topo con un vídeo emitido en el canal de Al Jazeera en el que un niño sirio lanza un mensaje claro a cámara: «Nosotros no queremos ir a Europa, solo pedimos que pare la guerra». Más razón que un santo.

Llenos de buenos propósitos

Llenos de buenos propósitos

Es posible que haya algún personajillo, además de xenófobo, que diga que esta es la imagen que se buscaba para poner a todo el mundo a favor de la inmigración y en contra de los gobiernos, que están tardando demasiado en tomar decisiones.

Aylan en la orilla

Aylan en la orilla

Durante los últimos meses otros muchos aylanes han muerto en nuestras costas, familias enteras ahogadas y zarandeadas hasta nuestras orillas, pero no hemos sido capaces de ver los mensajes que venían con ellas. Son relatos que nos hablan de un Damasco en escombros, de ciudades perdidas entre las bombas y la destrucción total, de cadáveres hacinados en las calles, de locos decapitando a vecinos, de hambruna y abatimiento, de huidas nocturnas sin mirar atrás.

Refugiados de la locura

Refugiados de la locura

En el primer mundo tenemos tanto que, para muchos, lo más mínimo es motivo de una depresión: que One Direction se separe, que no entres en una talla 38, que te estés quedando calvo… Nos entristecemos por cosas que deberían ser una alegría desde la verdadera perspectiva: tus oídos dejarán de sufrir, no se te marcan los huesos, no te pueden tirar del pelo en un cunnilingus…

Aylan. imagen de esa verdad

Permanece quieta postrada sobre sus rodillas. Inclina su cabeza sumisa, en una falsa apariencia de tranquilidad, bajo la vara que la amenaza y advierte del castigo que se avecina, cubierta por los complejos que la impone una religión considerada cultura a la que aliarse, donde su cuerpo es pecado. Ropas que se vuelven yugos, hábitos de la intolerancia que castigaran su condición de mujer. Una dictadura de la que millones cono ella no pueden escapar y cuya denuncia esta de mas. A nadie importunara.

La fuerza de la fragilidad

La fuerza de la fragilidad

Fragilidad no es sinónimo de inferioridad, tampoco de debilidad. Llevo días viendo fotos de los miles de refugiados que están llegando a Europa huyendo de la guerra. En todas ellas aparecen gente joven, adultos, pero también ancianos, mujeres y niños, incluso bebés. Y solo pienso en sus vidas rotas, ese haberlo perdido todo, no tener futuro en ninguna parte.

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